Francisco Delgado Rodríguez - CubaSí


Las mentiras de Mr. Rubio ( I )

Las mentiras del Secretario de Estado, Mr. Rubio merecen un seguimiento permanente. Es cierto que toda su carrera política está montada sobre esa felonía, como cuando afirmó que sus padres se exiliaron en Estados Unidos, escapando del comunismo, aunque fue en 1956, en plena tiranía batistiana.

Pero se trata ahora de desmentirlo en su calidad de alto directivo del gobierno norteamericano, que es algo pretendidamente más serio, que tiene otras y usualmente más graves consecuencias los dichos y decisiones, en comparación con el chanchullo tolerado, desde las huestes mafiosas de origen cubano en el Congreso, donde Rubio, como es sabido, supo escalar, justamente timando a sus semejantes.

Recientemente, cuando apenas tiene ni un mes en la silla de diplomático de mayor rango de su país, Mr.Rubio en plena gira por Centro América, arremetió contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, y no tuvo mejor ocurrencia que afirmar que son un peligro para la humanidad, debido a un supuesto protagonismo, en la avalancha migratoria que anualmente arriba a Estados Unidos.

Una simple estadística, tomada de la información pública que brinda las propias autoridades estadounidenses, desmiente sin mayor esfuerzo tal aseveración, como se dice, dato mata relato. Veamos.

Por una parte resulta evidente que hay una relación directamente proporcional entre migración irregular desde Cuba, y el incremento de la política de máxima presión desplegada por Trump en su primera administración, mantenida por Biden. Si en el 2014 la cifra de cubanos sumó alrededor de 24 000, al cierre del año fiscal 2022, se elevó a 224 607 (el más alto de la serie), precisamente cuando Cuba había sido incluida otra vez en la lista de países promotores del terrorismo, y la acumulación de penurias provocadas por las sanciones, tenía severos efectos acumulativos.

 

Por otro lado, Cuba no es ni por lejos el principal emisor de migrantes en condición irregular en la región. Las cifras históricas, que se mantienen como tendencia, indican que México y el llamado Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) “envían” la mayor cantidad de personas hacia la frontera sur de Estados Unidos. Por ejemplo, en ese mismo año 2022, México sumó 823 057 de personas, y el Triángulo del Norte 545 833, en total alrededor de 1 millón 368 mil migrantes.

Otra mentira flagrante de Mr. Rubio, emitida y tozudamente defendida a pesar de los desmentidos, fue la referida a que había acordado con el mandatario panameño la “concesión” de que buques con bandera estadounidense, no paguen el peaje al transitar por el Canal de Panamá.

El presidente Mulino, innecesariamente envuelto en un escándalo, tuvo que negar solemnemente que existiera dicho acuerdo. Como explicar el aprieto en que ha dejado a su anfitrión panameño quien según trascendió, lo recibió de brazos abiertos; también a su jefe, el inquilino de la Casa Blanca, que quedó guindado de la brocha como se dice en Cuba, tras exclamar, con sus palabras, que los acuerdos eran exitosos, algo que no fue así en aquello que les ahorraría millones de usd.

En medio del escándalo por las tropelías de las USAID, la CNN recuerda las veces que Mr.Rubio alabó y avaló su existencia, y como su anterior par, Bob Menéndez el corrupto, algún día se conocerá qué parte del presupuesto federal multimillonario de la tal Agencia, fue a parar, por equivocación, al patrimonio de Rubio.

Comparar la trayectoria contra la humanidad de Estados Unidos, con la reconocida solidaridad de Cuba  a cientos de países, parece un ejercicio innecesario, por la obviedad recogida en aquella frase, que se dice pronunció el propio Obama, “mientras Estados Unidos envía soldados, Cuba ofrece médicos”.

Estados Unidos le debe a la humanidad, por ejemplo, más de 20 millones de personas asesinadas después de la 2da Guerra Mundial, en sus interminables guerras de rapiña, sin mencionar el infierno innecesario que desataron en Hiroshima y Nagasaki. Le debe su prepotencia, su arrogante inclinación a imponer sanciones a no menos de 60 países, al extremo que el encargado de gestionarlas, el Departamento del Tesoro, se quejó públicamente que la tarea era inmanejable.

Le deben al mundo, el chantaje nuclear, la naturaleza imperial de su sistema en franco proceso de implosionar, y las mentiras de Hollywood para justificar y engañar, en primer lugar al propio pueblo estadounidense, objeto de una sistemática política de manipulación, que intenta esconder los efectos de la enorme brecha entre una docena de hiper millonarios vs. el resto de la población. Y la lista sigue hasta el infinito.

A Cuba en particular, le deben más de 60 años de cruel y genocida guerra económica, más de 5 mil personas asesinadas o mutiladas por el terrorismo, en particular la voladura de un avión de Cubana en pleno vuelo, todo auspiciado allende el estrecho de la Florida, la invasión a Girón, las tensiones de la crisis de octubre, o la guerra bacteriológica; más recientemente, la sostenida agresión mediática, pletórica de patrañas y convocatorias absurdas. También en este caso la lista sigue.

Mr.Rubio, en el poco tiempo que lleva como canciller imperial, ya intenta cambiar las prioridades de su jefe, centrado ahora en deportar personas de origen racial diferente al suyo, al de Trump claro; Rubio coló, como de contrabando, su retórica anti cubana apelando a trillados argumentos de cuando era senador, quizás no se ha percatado, que las maneras diplomáticas son necesarios ahora en su nuevo rol, cuando intercambia con sus pares de América Latina, donde la amistad y las buenas relaciones con Cuba son abrumadoramente la norma.

Dicho de otra manera, Rubio, para no variar, contribuirá atropelladamente a profundizar el aislamiento que tiene su país respecto a Cuba en la Región, y en general en el resto del mundo, sino que revise las votaciones en la AGNNUU contra el bloqueo, la resolución que más voto concita en ese escenario. Es útil que el Secretario de Estado lea de vez en cuando, y verá que la realidad es diferente al universo de Marvel.

Parece necesario que se instale una especie de Observatorio Sobre Mentiras de Rubio (OMR por sus siglas), especie de repositorio donde conservar las patrañas verbales del flamante Secretario de Estado, de seguro supera a quienes le precedieron en este cargo, y que trascendieron al estilo de Colín Powell y las armas de destrucción masiva en Iraq, o el autocritico Mike Pompeo, cuando afirmó que mintieron, engañaron y robaron.

El actual Secretario de Estado intentará hablar de ganado vacuno cuando el tema son objetos voladores, si se permite la metáfora pero nadie le va a creer, ahora menos que unos 707 medios tarifados a cargo de la USAID, quedaron fuera de nómina. Espere nuevas entregas.

 

Las mentiras de Mr. Rubio ( II )

Las mentiras y medias verdades, que como conducta natural asume el flamante Secretario de Estado de Estados Unidos, Mr.Rubio, podrían consumir varios teras informáticos. A lo anterior hay que sumar ahora como las circunstancias, las terribles circunstancias como diría el poeta, que le obligan a desdecirse, colocándolo en ese incomodo lugar llamado ridículo de donde es difícil salir.

Este comentario viene al caso con las misiones que el canciller trumpista tuvo que asumir recientemente respecto a Rusia, país que  aparecía cotidianamente en su retórica, como miembro selecto del club diabólico o cualquiera de los epítetos que usan los políticos estadounidenses, para referirse a sus adversarios.

Algunos ejemplos son lapidarios. El diario Los Angeles Times recogió declaraciones de Mr.Rubio en marzo del 2024 cuando afirmó que: "China, Irán, Corea del Norte y Rusia están aliándose contra Estados Unidos.
Todos comparten un objetivo, y es debilitar a Estados Unidos, debilitar nuestras alianzas, debilitar nuestra posición y nuestra capacidad y nuestra voluntad".

Como es conocido Mr.Rubio en su rol de vicepresidente del Comité de inteligencia del Senado y previamente, vicepresidente del Comité de Relaciones Exteriores, fue de los que con mayor ímpetu asumió posturas contra la Federación Rusia, incluido su entusiasta apoyo a las millonarias ayudas militares que otorgó a Ucrania la administración Biden, al que incluso llegó a criticar por no ser más dadivoso.

 

Incluso Mr. Rubio durante ese tiempo, se mostró contrario a cualquier tipo de negociación directa entre su país y Rusia, insistiendo en que en ellas debería estar siempre Ucrania y la Unión Europea. En otras palabras, prácticamente lo contrario de lo que ahora plantea Trump.

El reciente encuentro de Mr.Rubio con su homólogo ruso,  Serguéi Lavrov, fue lo más parecido al que tiene un alumno díscolo con el director de la escuela, al que se le reconocen su experticia en el trato a indisciplinados. Para el caso que nos ocupa, Mr. Rubio no pudo verse más achicado en su estatura profesional ante un Lavrov, que con no menos de 20 años en su actual investidura conoce, como pocos tal vez, las mañas de los estadounidenses en una mesa de negociación.

 

Fue como mínimo divertido ver el lenguaje corporal del Secretario Mr.Rubio, con mirada perdida, como el que no entiende que están hablando o peor, que lo que se dice va en contra de todo su relato anterior, pero que debe asumir la pose de estar de acuerdo.

Curiosamente semanas atrás, en la audiencia de presentación ante el Senado, para ser aprobado en su actual cargo, Mr. Rubio lanzó sus acostumbrados dardos contra Rusia lo cual fue obviamente un error, entre otras cosas, porque el susodicho ya debería conocer muy bien las opiniones del inquilino
de la Casa Blanca, respecto al conflicto y su antipatía hacia el actual gobernante de Ucrania.

Más patético aún es lo que acaba de expresar Mr. Rubio respecto al líder ucraniano, que lo menos que le endilgó fue que era un mentiroso, a propósito de la versión que este último brindó a la prensa de un encuentro con el vicepresidente Vance donde estaba el inefable Mr. Rubio, en el contexto de la  Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania. Digamos que en pocos meses Mr.Rubio pasó de un estadio de amor a uno de odio absoluto.

Habría que ver como encara otro problema que ya tiene en su horizonte diplomático Mr. Rubio, una vez que “logró superar” su rusofobia. Ahora quizás, deba encontrarse con representantes del líder de la República Popular Democrática de Corea, ante el interés manifiesto de Trump de establecer relaciones diplomáticas con dicho país. Muchos esperan con ansiedad, otra vez, ver el lenguaje corporal del secretario Rubio en ese contexto.

Las peripecias por las que pasa el distinguido Secretario de Estado, más parecido a un saltibamqui, provoca desde ya especulaciones de todo tipo.

Algunos especialistas en este tipo de temas estiman que las misiones que Trump le da ahora a su canciller son como pruebas de fuego, como retos para que Mr. Rubio, actuando como Mr.Rubio, se equivoque y así quitárselo de en medio.

En efecto, hay consenso que un fracaso como Secretario de Estado sería la tumba política de Mr.Rubio, en sus aspiraciones de ser el nuevo presidente de Estados Unidos, cargo reservado por Trump para otro miembro prominente del grupo MAGA y no para uno que proviene del estigmatizado estado profundo
como dicen de Mr.Rubio.

 

Las mentiras de Mr. Rubio (y III)

Seguir abordando la estatura moral del secretario de estado estadounidense, Mr. Rubio, resulta en rigor una tarea ciertamente ingrata, pero al unísono fácil, porque no es necesario escudriñar mucha información para llenar un expediente negativo del personaje. Su presente actuación y las tareas que debe cumplir se convierten en la gran mentira que solapa otras intenciones.

Nada de esto sería de interés si no se pone en el contexto, en el momento en que desarrolla su misión de canciller imperial, con un jefe que no solo lo aborrece, sino que conoce las contradicciones, puede decirse que insalvables, que existen entre ambos. Ya se sabe, es de lo menos que Mr. Rubio quiere hablar, pero las cosas son como son.

Hombre proveniente del llamado «estado profundo» y de inclinación «globalista», Mr. Rubio reúne en sí mismo mucho de lo que Trump quiere erradicar, aunque sea solo como una pose para su base electoral. Mr. Rubio es un representante de esos «poderes ocultos» que la base social de MAGA fue inducida a odiar, teorías conspirativas mediante, que Mr. Rubio ha criticado e intentado burlar más de una vez.

Por ejemplo, fue Mr. Rubio uno de los cuestionadores entusiastas del ataque que las huestes trumpistas hicieron contra el Capitolio, el 6 de enero del 2021. Aunque en la ocasión Mr. Rubio evitó confrontar directamente con Trump, sí reconoció la victoria de Biden, contribuyendo al clima de pugnas internas que el episodio provocó en las filas republicanas. Repitiendo la idea: Mr. Rubio, en su calidad de miembro del «estado profundo», admitió públicamente la victoria de Biden; en otras palabras, es difícil imaginar que una afrenta de esa magnitud sea olvidada por el actual inquilino de la Casa Blanca. La vida pondrá en su lugar las cosas, ya veremos.

Siguiendo ese orden, entra la agenda guerrerista, que Mr. Rubio representa cabalmente, vs. la «pacifista» que Trump intenta exhibir. Desde promover invasiones a Cuba y Venezuela, pasando por sus críticas cuando Trump, en su anterior mandato, decidió sacar tropas estadounidenses de Siria; de igual manera, la postura respecto al conflicto en Ucrania que, como ya vimos en otro artículo de esta serie, «Las mentiras de Mr. Rubio (2)», el «pacifismo» de Trump supuestamente tiene un conflicto con los intereses de uno de los principales aportadores de fondos a Mr. Rubio, el complejo militar industrial, que logró utilidades astronómicas con esa guerra.

En el terreno estrictamente electoral, se recuerdan las primarias del Partido Republicano en el 2016, cuando Trump apareció sin contar con nadie, es decir, sin claro apoyo del poder partidario tradicional; Mr. Rubio fue lanzado como una especie de antídoto, figura joven que podría ser controlada fácilmente, y que le robaría votos, por la derecha, desde su rancio conservadurismo, al «arribista» Trump.

Ya se sabe cómo esa historia terminó: fiel al mandato que le dieron, Mr. Rubio trató de ridiculizar a Trump, tildándolo de vulgar, de estafador profesional, a lo que este respondió con el epíteto de «pequeño Marco, de manos pequeñas», calificativos que quedaron para siempre en los anales de la picaresca, que caracteriza los enfrentamientos electorales made in USA, y que sintetiza la consideración que desde entonces tiene de su actual canciller, como diciendo que mosca no mata águila, metáfora muy popular en Suramérica, donde la mosca es Mr. Rubio, claro.

Siendo presidente el «estafador profesional», Mr. Rubio, acompañado del criminal Bob Menéndez, ahora prisionero, armó desde el Senado una torcida política contra la Revolución venezolana, buscando con ello hundir a la cubana, con el supuesto que así le cortarían a Cuba una de las fuentes más estables de portadores energéticos.
  
Pues en el 2019 convencieron a Trump, entonces algo inexperto en estos temas, de que la solución era inventar un gobierno paralelo; nació así el «presidente» Guaidó, proyecto que derivó en uno de los ridículos más sonados en política internacional, con el que tiene que lidiar el afán hegemónico del Imperio. De Guaidó y compañía quedan solo cadáveres políticos, acosados por las revelaciones del escándalo USAID, en el que se demuestra que robaron olímpicamente millones de usd, aportados por los contribuyentes estadounidenses, y lo peor para Mr. Rubio, es decir, lo mejor, es que la Revolución bolivariana sigue ahí, más fortalecida que nunca.

Como comedia esta vez, ahora Mr. Rubio lo vuelve a hacer, y mete a su jefe en otra versión de la telenovela «acaben con Maduro» impulsando la eliminación de las licencias de combustible que habían otorgado a Chevron Corporation. Prisionero de su propia irresponsabilidad, comienza a trillar el mismo camino de desconocer y sancionar a Venezuela. Mr. Rubio parece que desconoce aquella frase que le atribuyen a Albert Einstein cuando expresó: «Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes».

Siguiendo este modus operandi o locura, al decir de Albert, Mr. Rubio, con su habitual retórica anticubana, encabeza también la cruzada de ocasión contra la familia cubana. Al cierre de este artículo, ya acumula siete medidas; excepto una, el resto resulta un reciclaje de lo ya dispuesto por su jefe en su primer gobierno.

Resumidamente, estas medidas son la reincorporación de Cuba en la lista de países promotores del terrorismo; la imposición de la llamada lista restringida, según la cual Mr. Rubio y compañía decretan que ningún estadounidense puede hacer tratos con cualquiera de las instituciones enlistadas; aplicación del Capítulo III de la Ley Helms-Burton; suspensión de las remesas; suspensión de programas de migración segura, diseñados durante la administración Biden, como el parole o los procesos de reunificación familiar; la suspensión de visas de intercambio, que afecta a las de carácter científico, académico, o la participación de atletas en eventos deportivos internacionales con sede en territorio de EE.UU., y por último, hasta ahora, suspensión de otorgamiento de visas a personas vinculadas a programas de cooperación, que, como novedad, incluye a responsables de terceros países.

Mr. Rubio se comporta particularmente siniestro otra vez. De ubicar a Cuba en la lista de promotores del terrorismo se ha hablado mucho, es un absurdo que confirma la ilegitimidad de la espuria lista; igual podría decirse de la aplicación del Capítulo III de la susodicha ley canalla o la confesión de la lista restringida, que dicen Mr. Rubio y otros que arreglaron entre copas, hojeando un directorio de hoteles y otras instalaciones de Cuba. De naturaleza abiertamente extraterritorial, como lo es el bloqueo en general, en todos estos casos buscan interrumpir cualquier flujo de recursos financieros a Cuba y disuadir a eventuales inversionistas extranjeros de que actúen en la Isla. Podría decirse lo mismo de la suspensión de visados de intercambio, el clásico caso de dispararse en su propio pie, porque perjudica también a intereses estadounidenses.

Francamente cruel es ir contra la cooperación cubana con el sur «global», e incluso con el norte rico, bajo el disparatado argumento que ello supone tráfico de personas. Si en algo ha mentido Mr. Rubio es en ese absurdo, dado que los cooperantes cubanos van voluntariamente y a sabiendas de que parte de los recursos que esa cooperación genera tributa al sistema de salud cubano.

No digamos los millones de pacientes que desde el mismo 1959 han sido beneficiados por la cooperación médica cubana. Enajenación con esteroides es el mejor concepto que puede aplicarse a esta acción.

Pero que nadie se preocupe demasiado por las enormes diferencias entre presidente y secretario de Estado. Mr. Rubio se desdoblará, por ahora; al fin y al cabo, las relaciones entre ambos personajes son pura conveniencia, nada genuinamente auténtico. Tal vez Mr. Rubio sigue la recomendación de aquel cómico estadounidense, Grucho Marx, cuando dijo: «Those are my principles, and if you don’t like them... well, I have others»; en inglés, para que Mr. Rubio lo entienda mejor, es decir: «Estos son mis principios, y si no te gustan... bueno, tengo otros». Ya se sabe, para Mr. Rubio sus principios no lo son en rigor o son intercambiables, como cualquier otra ropa interior que suela usar.

Las contradicciones se irán acumulando y en cualquier momento se visibilizarán los «sudores» que a veces provoca la cobardía en Mr. Rubio, algo que en su momento destacó, en tono de burla, el mismísimo Trump cuando dijo: «Nunca he visto sudar a un ser humano como suda este hombre, parecía que acababa de saltar a una piscina con la ropa puesta».

Por acá quedamos pendientes de nuevos encontronazos.

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