Foto: Razones de Cuba.
Cubainformación
En una reciente carta dirigida a sus seguidores y seguidoras, publicada también en su web, el medio digital “El Toque” ha dejado aún más al descubierto lo que ya era sabido: su dependencia económica de los fondos provenientes del Gobierno de los Estados Unidos, destinados a la desestabilización y la injerencia política en Cuba. Bajo el título "Apoya a tu medio independiente favorito, es urgente", el medio intenta presentarse como una voz autónoma y crítica, mientras reconoce abiertamente que su supervivencia depende de recursos financieros canalizados a través de programas estadounidenses diseñados para socavar la soberanía de la Isla.
En el texto, El Toque hace un llamado desesperado a sus lectores y lectoras, para que contribuyan económicamente a su sostenimiento, argumentando que se trata de un "medio independiente". Sin embargo, lo que no menciona con absoluta claridad es que gran parte de su financiamiento proviene de entidades como la USAID y la NED (National Endowment for Democracy), organizaciones paragubernamentales de EEUU que, históricamente, han servido como herramientas de la política exterior estadounidense para promover cambios de régimen en países que no se alinean con sus intereses.
El Toque, a la vez que anuncia que despedirá a la mitad de su plantilla (15 personas) y anulará "decenas de contratos eventuales" con freelancers, tras el congelamiento de fondos de la USAID del Gobierno de EEUU, asegura no tener "contratos con Usaid". Lo que demuestra el método de financiación preferido por estos medios y organizaciones de la "disidencia" cubana: la triangulación de las subvenciones de la Casa Blanca a través de organizaciones pantalla o intermedias, ubicadas en Miami, Madrid, Praga, Lima, etc.
Este tipo de financiamiento no es neutral. Está directamente vinculado a los objetivos de Washington de desestabilizar a Cuba, promover la desinformación y fomentar un clima de descontento social, acompañando y justificando la criminal guerra económica de la Casa Blanca contra el pueblo cubano. El Toque, lejos de ser un medio independiente, se convierte así en un instrumento más de la guerra no convencional que Estados Unidos ha librado contra Cuba durante décadas. Una de sus líneas principales, en este sentido, es la manipulación de la tasa de cambio del mercado informal en Cuba, lo que impacta en la inflación, uno de los problemas esenciales que sufre el pueblo cubano.
La hipocresía de El Toque radica en su intento de presentarse como un espacio plural y crítico, mientras oculta su verdadera naturaleza: la de un medio al servicio de los intereses de una potencia extranjera que busca imponer su agenda en la Isla. Su llamado a la "independencia" es, en realidad, una fachada para encubrir su papel como vehículo de propaganda y desestabilización.
En Cuba, donde el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos ha causado enormes sufrimientos al pueblo, resulta especialmente cínico que un medio se presente como "independiente" mientras recibe fondos de quienes han diseñado y mantenido esta política de asfixia económica. La verdadera independencia periodística no puede coexistir con la dependencia de fondos destinados a la injerencia política.
Cuba no necesita medios que sirvan a los intereses de Washington. Necesita voces auténticas, comprometidas con la verdad y con la defensa de su soberanía. El Toque, con su doble discurso y su alineamiento con la política de guerra económica y psicológica de la Casa Blanca, al margen de realizar una actividad penada en casi todos los códigos penales del mundo, está muy lejos de ser una de ellas.