Jean Guy Allard - Granma.- El crimen hizo todas las primeras planas del mundo. Era la primera vez en 35 años que se asesinaba a un diplomático extranjero asignado a la sede de las Naciones Unidas en Nueva Cork, desde la propia creación de la organización.

El Secretario de Estado norteamericano denunció el asesinato y ofreció oficialmente sus pesares al Gobierno de Cuba. "Esto es una nación de Leyes", dijo y añadió: "Condenamos el terrorismo bajo todas sus formas y estamos enfrascados en su erradicación".

inSurGente.- La Coordinadora de los Derechos Humanos en Santa Cruz presentó ayer una denuncia por violación de los derechos humanos e intento de homicidio en contra el Comité Cívico de San Ignacio y miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, que el pasado domingo agredieron a un grupo de médicos cubanos en su residencia.

"Este accionar propio de terroristas paramilitares que agredieron a los médicos, luego de quitarles sus pertenencias en ese lugar, los golpearon y los amenazaron de muerte y les dijeron que no los mataban en ese momento porque era de día; eso no lo podemos permitir", denuncia el comunicado.

Aleida Godínez trabajó para los servicios de inteligencia cubanos como doble agente desde 1991 hasta 2003, cuando se volvió una testigo clave en los juicios de 75 individuos detenidos por trabajar para los Estados Unidos como disidentes. Una reconocida disidente ella misma, Godínez pasó años insinuándose en el mundo de la oposición a sueldo, probando a ser una empleada capaz y leal de la Sección de Intereses y de la CIA en la Habana.
Reforma - Yolanda Martínez.- El Congreso de Estados Unidos congeló 45 millones de dólares en fondos asignados en 2008 al programa pro democracia en Cuba, tras varias auditorías y casos de fraude masivo, informó ayer el diario The Miami Herald.

La medida fue en respuesta a un desfalco por 500 mil dólares en el Centro por una Cuba Libre, con sede en Washington, que salió a la luz este año.
 
Ernesto Carmona - Argenpress.- Chile sería uno de los países latinoamericanos más adecuados para desarrollar futuras acciones contra Cuba del gobierno de George Bush. Un reciente cónclave de la Agencia Internacional de Desarrollo de EEUU (USAID, su sigla en inglés), aumentó en Washington los fondos asignados para nuevas agresiones contra Cuba de 13 a 45 millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses. Esta vez la torta debe repartirse guardando ciertas apariencias debido a la “apropiación indebida” de 65,4 millones de dólares de estos fondos detectada en la última década por la Oficina General de Auditoría (General Accountability Office, GAO).
 

Pedro de la Hoz - La Jiribilla.- No doy noticia alguna al decir que Álvaro Vargas Llosa no nos quiere, ni falta que nos hace. Que el pasado 9 de julio haya sido designado para abrir uno de los tantos y menguados, aunque muy publicitados, foros anticubanos que el Partido Popular español, la Fundación Hispanocubana (bajo el disfraz de la Fundación Iberoamérica Europa) y la mafia floridana de origen insular (lo de mafia no es exageración, sino el nombre propio de quienes organizan fuerzas paramilitares y atentados contra civiles), encaja en el perfil del hijo de Mario Vargas Llosa como anillo al dedo.

Que Alvarito haya aplaudido la genial idea de Jorge Monagas, un clon de Aznar y los Díaz Balart en el seno del PP, de convertir a la Embajada de España en La Habana en una sucursal de la Oficina de Intereses de los EE.UU. en la capital cubana —Monagas pidió al gobierno de zapatero que “dejara usar los servicios de Internet de la embajada a los disidentes (léase mercenarios) cubanos”—, no es algo ajeno a su modo de pensar. Tampoco que se haya deshecho en llanto ante la suspensión de las sanciones que la Unión Europea nunca debió haber adoptado contra Cuba, para seguirle el juego a Washington y a su propia arrogancia. 

Manuel E. Yepe - Cubainformación.- A mi juicio, la revolución cubana está en el deber y la necesidad de abrir espacio a todo propósito individual o colectivo que converja hacia el objetivo de garantizar la independencia, afirmar la identidad nacional y alcanzar la más amplia justicia social. Tales son las aspiraciones por los que han luchado los revolucionarios cubanos desde la sexta década del siglo XIX.

Los límites (de lo que cabe y de lo que es necesario excluir) están determinados a su vez por la seguridad del proceso político en curso, amenazado por la superpotencia contrarrevolucionaria de nuestros tiempos, porque una revolución solo es verdadera si sabe defenderse y puede subsistir.