• Para salvar a Bush y a Posada, un show interminable, cuyos principales protagonistas ya están muertos y enterrados

JEAN-GUY ALLARD - Granma Internacional.- SEMANAS después que el Miami Herald haya asegurado que un Gran Jurado de Newark ya había terminado su investigación sobre patrocinadores de Luis Posada Carriles y que la Fiscalía ya manejaba el caso a favor del terrorista, el Star-Ledger, el diario más grande de Nueva Jersey, revela que el tribunal de instrucción sigue investigando a "comerciantes del exilio cubano". Mientras el terrorista se encuentra libre en Miami, mafiando con su red de asesinos, el aparato judicial de Bush continúa en su estrategia de ganar tiempo a favor del viejo agente CIA.

Tanto es así que los dos principales protagonistas de lo que fue la operación de financiamiento de Posada en múltiples acciones terroristas realizadas a partir de El Salvador, los negociantes Abel Hernández, residente de Cliffside Park y propietario del supermercado "Mi Bandera" de Union City, y Arnaldo Monzón Plasencia dueño de las tiendas "Arnold Stores", en esta misma localidad, ya descansan en paz.

Esteban Morales Domínguez - Cubadebate.- El conflicto entre Cuba y Estados Unidos se nos presenta con diferentes facetas. Sobre todo si tomamos en consideración el interés de la política norteamericana por subvertir a la sociedad revolucionaria cubana. Tratándose de un fenómeno que va desde las intenciones de liderar los procesos sociales en Cuba, pasando por arrebatar de manos de su dirección política el liderazgo de los cambios internos, hasta llegar a producir la subversión del régimen socialista.

Los llamados "documentos de la transición", del 2004 y el 2006, se han propuesto una crítica sin límites de todos los procesos que tienen lugar en la Isla, con el objetivo de ofrecer la peor imagen de Cuba en todos los aspectos de la vida nacional.

Félix López - Granma.- Giustino Di Celmo ya no tiene más lágrimas para llorar. Dice haberlas perdido después del 4 de septiembre de 1997, cuando la explosión de una bomba en el lobby bar del hotel Copacabana le llevó a su muchacho Fabio —joven italiano de 32 años—, apasionado por Cuba, con el sueño de ver jugar en la Isla a su equipo genovés de fútbol, y obsesionado con la idea de que su padre descansara y ocupar su puesto.

Con todos esos planes andaba Fabio entre las manos, ajeno a odios y peligros, aquella tarde fatal en que el mercenario salvadoreño Ernesto Cruz León sembró el pánico y la muerte, con menos de 30 minutos de intervalo, por los hoteles Tritón, Chateau Miramar y Copacabana. Casi un año después del crimen, en una entrevista publicada por The New York Times, el terrorista Luis Posada Carriles admitió que era él quien había puesto precio a aquellas bombas.

Roberto Pérez Betancourt - Servicio Especial de la AIN.- El joven turista italiano Fabio Di Celmo fue la víctima mortal del atentado terrorista que, organizado y financiado por criminales de largo expediente al servicio de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, tuvo lugar el cuatro de septiembre de 1997.

Una década ha transcurrido desde que el más pequeño de los hijos del empresario Giustino Di Celmo muriera al estallar una bomba en el lobby del hotel Copacabana, en ciudad de La Habana.

Salim Lamrani - Rebelión.-
Revisado por Caty R.

La oposición cubana disfruta de un estatuto particular. Primero, la prensa occidental la aprecia sumamente. En efecto, ningún grupo de opositores en América Latina, salvo tal vez la oposición venezolana, se beneficia se semejante privilegio.
 

Hernando Calvo Ospina - Le Monde Diplomatique.- “Mucho de lo que hoy hacemos, lo hacía ya hace 25 años la CIA de manera encubierta.” [1] Quien hace estas sorprendentes declaraciones es Allen Weinstein, historiador y primer presidente de la National Endowment for Democracy (NED) –Fundación Nacional para la Democracia- una asociación estadounidense sin ánimo lucrativo y con objetivos particularmente virtuosos: promover los derechos humanos y la democracia.
Jean Guy Allard - Granma Internacional.- Fue la CIA la que informó a Antonio Veciana Blanch, diez meses antes de que tuviese lugar, de un viaje del Presidente de Cuba a Chile; le propuso encargarse de organizar su asesinato, le orientó que se realizara durante una conferencia de prensa, y aseguró su transporte con las armas hasta Santiago en un vehículo diplomático norteamericano.