Ana María Luetgen, Directora de la sede de Unión Latina en nuestro país, resaltó el decisivo rol de Retamar como letrado y como pensador no solo en la consolidación de nuestra identidad nacional, sino también en la divulgación de las raíces históricas grecolatinas. Un hombre de evidente vocación intelectual, así calificó Monseñor Carlos Manuel de Céspedes en sus palabras de elogio al también Presidente de Casa de las Américas –institución cultural que ha promovido durante décadas el talento innato de los creadores de nuestra área geográfica. “Retamar se ha caracterizado siempre por la pluralidad de vocaciones e intereses (…) Ha sido un cubano sin quiebra, un cubano de entraña”. Ideas también expresadas por Monseñor, que distinguen la personalidad del galardonado, fascinado desde bien temprano por las bellas letras y un ser humano comprometido con su verdad. El propio poeta, posteriormente, expresó su más sincero regocijo por otorgársele este reconocimiento, con los agradecimientos, primero, a su recordada profesora de Latín en la Universidad, la Doctora Vicentina Antuña, maestra de tantas y tantas generaciones; segundo, al entrañable catedrático Amaury Carbón, recientemente fallecido, y a quien impartiera clases de esa materia, legándole un profundo amor hacia la latinitas que se tradujo en toda una vida de entrega hacia esa cultura. Retamar reconoció la profunda huella de la sabiduría grecolatina no solo en toda su obra, sino en el propio acontecer histórico, cultural y social de nuestra nación. Para él, la poesía es el idioma del alma y a ella ha entregado toda su existencia. Un impactante concierto sirvió de colofón a este encuentro, protagonizado por la Camerata Romeu, dirigida por Zenaida Castro Romeu. Hermosas melodías provenientes de las prodigiosas cuerdas de esta agrupación coronaron, sin dudas, la tarde y más con las siempre bien recibidas “Las cuatro estaciones” de Vivaldi. El Premio de la Latinidad –otorgado por la Unión Latina, organización gubernamental, en cada una de sus 36 naciones miembros–, es conferido cada año a una destacada figura cuyo aporte a la defensa de tan imperecederas raíces históricas, sociales y culturales relacionadas con la Antigüedad neolatina, represente una increíble fuerza para el desarrollo de nuestros pueblos. En ocasiones anteriores han recibido tan significativo galardón las investigadoras Rosario Novoa, Graziella Pogolotti y Luisa Campuzano, el Premio Nacional de Literatura Cintio Vitier, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, así como el Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler.