Javier Rodríguez - Prensa Latina.- El nuevo estudio de organismos dependientes de las Naciones Unidas sobre desnutrición infantil en Centroamérica confirmó hoy las advertencias del presidente cubano, Fidel Castro, de los peligros que amenazan a la Humanidad. Desde el pasado 28 de marzo y en reflexiones sobre la campaña de Estados Unidos para usar alimentos en producción de biocombustibles, el mandatario alertó de la contribución que ello significa a la muerte por hambre y sed de tres mil millones de personas en el planeta.


Los planes, como se admitió públicamente, incluyen la utilización masiva del maíz, trigo, semillas de girasol y de coiza, soya y otros para convertirlos en el combustible que reclaman los millones de vehículos de los países industrializados.

La ilusión de lograr que el etanol resuelva los problemas generados por el desproporcionado consumo del mundo capitalista, destrozada por cualquier análisis serio de la propuesta norteamericana, se convirtió, como aseveró Fidel Castro, en una verdadera amenaza contra la vida.

Una ojeada al estudio de la ONU muestra en forma parcial, la dura realidad en que se encuentra la nutrición infantil en la zona central de América Latina más República Dominicana.

Datos oficiales del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) puntualizan que, apenas en esa área, existen 880 mil niños menores de cinco años con bajo peso o sencillamente desnutridos y hambrientos.

Ello significa el 14 por ciento de los infantes residentes allí y un verdadero caldo de cultivo para aumentar en corto tiempo las estadísticas de menores fallecidos poco después de su nacimiento, expresión del panorama de miseria y abandono en el continente.

El análisis hecho, más allá de la urgencia humana, se llevó a cabo a partir del significado económico del asunto pues se planteó el costo de 6.7 mil millones de dólares anuales necesarios para paliar tal deficiencia nutricional colectiva.

El 90 por ciento de dichos costos, agregó, lo causan las pérdidas económicas por la alta incidencia de la mortalidad en los niños y el mantenimiento de una baja productividad, además de las crisis provocadas en salud y educación.

En medio de esa realidad, el director regional del PMA para América Latina, Pedro Medrano, recordó que Latinoamérica produce el triple de los alimentos que requiere su población.

Esas estadísticas ya conocidas subrayan el significado que tiene para los niños desnutridos y hambrientos de Centroamérica y el resto del Hemisferio arrasar con buena parte de esos alimentos para cumplir con la voracidad energética de las grandes potencias.

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