Enrique Milanés - Granma.- Hay más agua, más pasto, más leche en las ubres, más vasijas de acopio y puntos de frío, más piezas de repuesto para camiones e industrias y más pago, pero lo más importante es que con recursos aún insuficientes, el sudor rebose las cantinas del esfuerzo. Así lo reflejan los números. Camagüey, territorio lechero por excelencia, reporta promedios diarios de acopio de leche de más de 300 000 litros, desde mediados de julio, niveles nunca antes alcanzados en los últimos 18 años por esta etapa. El acumulado de leche entregado a la industria supera, hasta el momento, los 45 000 000 de litros, cantidad con la que sobrecumplen el plan y se acercan a los 75 000 000 de litros previstos para este año. 

Con estos resultados se ha evitado a la economía cubana la compra, en mercados extranjeros, de 966 toneladas del producto en polvo, bien sea por las dejadas de consumir en el territorio, por las aportadas al mercado interno en divisas, las garantizadas a las provincias de Ciego de Ávila, Granma y Holguín o las aportadas como materia prima para el queso en moneda libremente convertible.

Enrique Viamontes Estévez, el director de producción de la Empresa de Productos Lácteos de Camagüey, actualiza para Granma cifras elocuentes. "La tonelada de leche en polvo descremada cuesta 5 300 dólares, y la de leche en polvo entera, 5 200. En julio del 2006 nosotros acumulábamos 1 000 toneladas de leche en polvo consumidas; ahora apenas consumimos 2 mensuales en puntos alejados de las vaquerías o de la ruta lechera para los cuales buscamos solución". En estos tiempos tampoco es necesario, dada la calidad de lo acopiado, dedicar leche en polvo importada a reconstituir la fresca, de manera que la calidad es una fuente de ahorro tan poderosa como la cantidad.

 

DUELO DE LA CUAJADA Y LA INCONFORMIDAD
 
En medio de los halagüeños resultados de hoy, nadie en Camagüey ha olvidado que, por diferentes razones, el año pasado llegaron a la industria nada menos que 4 948 800 litros de leche ácida. La cifra, amarga sin duda, es una de las tantas que impulsa los esfuerzos actuales en aras de elevar la cantidad con calidad del alimento y sustituir importaciones cada vez más caras.
 
Esa cifra de leche ácida —con un uso lógicamente más limitado— representó el 7, 8% de lo recibido en la industria en el 2006. El acumulado hasta ahora muestra un saldo de 1 600 000 litros afectados, pero el porcentaje, bajó a 4,5%, cifra que debe bajar no solo al tope del 3% tolerado nacionalmente, sino hasta el 2% que los camagüeyanos se propusieron.
 
La rapidez en el trasiego y procesamiento, la defensa de la higiene en todos los niveles de producción y beneficio y el paulatino montaje por el MINAGRI de 81 puntos con refrigeración en vaquerías alejadas o de difícil acceso, con capacidad cada uno para conservar a temperatura adecuada 500 ó 1 000 litros, permitirá que una industria que poco a poco se moderniza defienda mejor, con sus números, su parte en el "relevo".
 
Viamontes Estévez reconoce sin reservas que en el 2006 tuvieron en frigoríficos un millar de toneladas de cuajada, solo útil como materia prima para ciertos quesos y cuya merma de más del 25% afectó los resultados de la entidad y el bolsillo de los trabajadores. Este es el año de la leche fresca, y la cuajada, inevitable en una economía de carencias materiales y de retos para los procesos requeridos de sincronismo, solo ha encontrado espacio en 72 toneladas de los inventarios productivos.
 
Más de 2 200 trabajadores dan cuerpo y alma a un sistema integrado en la provincia por tres fábricas de queso, tres pasteurizadoras, cuatro centros de frío y acopio de leche, una fábrica de helados, una fábrica de productos secos, dos talleres de apoyo y la estructura empresarial.
No es sencilla la gestión de esta familia. Mientras se estudian los primeros circuitos de entrega directa, para su pronta aprobación, 280 camiones "ordeñan" cuanto pueden en más de 15 900 kilómetros de caminos lecheros, dejando los tramos intransitables a 1 980 acarreadores en los vehículos más insospechados.
Heberto Victoria Díaz, especialista principal de producción en la EMPLAC, ratifica que sobrecumplen todos los renglones excepto el chocolet —con entregas ajustadas a la demanda—, lo que garantiza la canasta básica, la merienda escolar, el consumo social, las dietas médicas y el mercado en divisa.
Tal balance sería imposible sin el trabajo de innovación y racionalización de la ANIR. El técnico de mantenimiento Luis Quirino González Ramírez revela que los casi 400 innovadores de la rama son responsables de mantener de alta equipos que, en algunos casos, datan hasta de los años 20 del siglo pasado. Con las distinciones de la ANIR en el país y la provincia y la condición de Destacados en la Unión Láctea, a los hombres y mujeres de los talleres y laboratorios les queda mucho por aportar desde sus puestos citadinos.
 
LA RUTA DE LA LECHE

La pasteurizadora de Florida recibió el miércoles último 34 000 litros de leche de ese territorio, de Carlos Manuel de Céspedes y Esmeralda. Con la cifra rebasaban en 10 000 litros el mejor saldo de una jornada en el año pasado.
El incremento, por supuesto, viene de más lejos: empieza con los ordeñadores. Raúl Lezcano González, chofer desde 1989, confiesa acopiar en su camión 2 400 litros por día, el mejor promedio de su trayectoria, al punto que tuvo que compartir labores con otro colega. Tanto como de cajas de velocidad, frenos y cloches, el hombre sabe de higiene en las vaquerías, refrescaderos de la leche y agilidad en los horarios. "Esa es la calidad de la leche, y por ella me estimulan hasta por encima del 100% del salario", amplía satisfecho.
La pasteurizadora floridana es ejemplo de modernización progresiva. De allí sale la crema para el helado especial y un yogurt de soya con calidad envidiada por muchas plantas similares. Los buenos sabores siguieron a la reparación de la sala de máquina y la caldera, el montaje de condensadores evaporativos y de un grupo electrógeno y la climatización del laboratorio. El comité de calidad, el filtro sanitario y el vestuario adecuado, integran una cultura de higiene tecnológica ejemplar.
A treinta y tantos kilómetros de allí, la sexagenaria fábrica de queso La Vaquita, en la capital provincial, recibe por día unos 20 000 litros que convierte en quesos de diversos tipos. Este año aspiran a producir 600 toneladas del producto, sumadas sus modalidades de tipo goudha, crema y fundido natural. La innovación en el molino y en la paila de fundido permite cumplir los planes en pesos, divisas y colocar los productos en otras seis provincias cubanas.
Un poco más al Este, en la ciudad, la pasteurizadora de Camagüey mantiene un "average" de 53 000 litros por día que le permite acumular más de 2 000 000 de litros procesados por encima de igual fecha en el 2006.
En todas partes hay mejores respuestas a la primavera que nos regaló la naturaleza y a las estrategias para este producto definidas por el Gobierno cubano.
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