Los leones del Prado secularmente han acaparado la atención. Sus robustas siluetas pueden encontrarse desde el malecón hasta Prado, aunque el Paseo continúa ahora hasta la Fuente de la India.

Dada su identificación como rey de la selva, estos leones habaneros tienen toda la fortaleza que ellos convocan, y en la perfección de su creación puede incluso escucharse su rugir. Interesante, su bronce fue fundido de viejos cañones.

Quizás aquí pueda apreciarse el comienzo de una tradición que lleva de las armas al arte. La cúspide de esa idea ha sido la transformación de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña en museo desde 1986 y especialmente desde que en 1999 comenzó a ser sede de la Feria Internacional del Libro de La Habana (devenida de Cuba al ser extendida a unas 50 ciudades), un evento que año tras año concita admiración ante la real avalancha, en cifra de miles, de público en busca, a veces frenética, de libros de diversos géneros, novelas, ensayos, poesía, literatura infantil en general, tomos de arte, y los policiales.

Precisamente esa avidez por la lectura se vio nuevamente recompensada este verano con un proyecto que comenzó con La noche de los libros en la Calle 23 en El Vedado y ha tenido espectacular colofón Lecturas en el Prado.

El nombre está dado porque, como los leones del Prado, el libro ha sido rey en esta jornada, pero conviviendo con la música y las artes plásticas.

Un nuevo toque de distinción al Paseo pusieron 50 artistas, quienes pintaron un enorme mural (42 metros de largo por 2,40 de alto) en la esquina de Prado y Genio, evocando al gran escritor Alejo Carpentier y su ensayo sobre La Habana, La ciudad de las columnas. Grandes nombres de la plástica contemporánea cubana, Ernesto García Peña, Kacho, Alicia Leal, Ever Fonseca, Agustín Bejarano, Fúster y Frómeta, entre ellos, han dejado un nuevo Concierto barroco con sus retratos, columnas, paisajes urbanos, guijes, cariátides, caballos y libélulas.

Siguiendo la transformación de fortalezas habaneras en sitios culturales, el Castillo de San Salvador de la Punta fue remozado en el 2002, con lo que se le devolvió el esplendor de sus orígenes y se convirtió en Museo con los valores recobrados de una edificación representativa de la Arquitectura Militar Renacentista, para mostrar piezas de artillería, reproducciones de planos originales y fotografías.

En su explanada se desarrolló el Festival del papalote, y así ondearon siete cometas gigantes que representaron figuras de la literatura, El Principito, Sancho Panza y Don Quijote, junto a uno simbolizando la bandera cubana. En este encuentro se obsequiaron más de cien papalotes a los niños ganadores del concurso sobre temas literarios.

Los niños fueron, como siempre, centro de atención en estas Lecturas en el Prado y a su disposición estuvieron trencitos y coches a caballo recorriendo todo el Prado, desde la Fuente de la India hasta el Malecón, y en ellos niños de la compañía infantil La Colmenita ataviados como personajes de sus obras.

En el parque del Capitolio se presentó el siempre esperado título La sombrilla amarilla, de Ivette Vian, creadora además de un popular programa televisivo con igual nombre. Se vendieron unos 500 ejemplares del libro, entregados por los personajes de La sombrilla, entre ellos Marcolina, el protagónico, encarnado por la actriz cubana Norma Reina. En general, la editorial Gente Nueva, puso a la venta más de cien títulos de literatura para niños.

 

Como es obvio, los libros fueron protagonistas (mas de 2000 títulos), y verdaderamente fantástico fue la posibilidad que tuvieron las más de 20 mil personas que acudieron la tarde-noche del viernes 24 de agosto al "fin del verano" en el Paseo del Prado de compartir que sus intelectuales.

 

Los portales del Gran Teatro de La Habana fueron sitio propicio para la presentación por el ensayista Roberto Méndez de su texto

El ballet y su mundo, unas cuadras más abajo, caminando hacia el Malecón, Leonardo Padura y Enrique Cirules protagonizaban las Narraciones en el Prado; en la esquina de Trocadero, calle donde se encuentra la casa de José Lezama Lima, los jóvenes poetas ofrecieron un recital en su homenaje, mientras, en la intersección de Prado y Genio, apropiadamente, los Premios Nacionales de Literatura César López, Miguel Barnet, Pablo Armando Fernández, Nancy Morejón y Antón Arrufat leyeron algunos de sus poemas y los asistentes pudieron llevarse, gratuitamente, un cuadernos con ellos bajo el título Poesía en agosto.

 

Suscitó mucho interés la presentación del libro Los afortunados entrevistadores de Fidel por su autora, la periodista Arleen Rodríguez Derivet, quien comentó que "cerca de 2 000 periodistas de todo el mundo que piden una exclusiva cada año con el Comandante en Jefe", "ese sueño lo consiguieron Frei Betto, Gianni Miná, Tomás Borge e Ignacio Ramonet, autores de las cuatro entrevistas escritas más amplias, profundas y conocidas con el líder de la Revolución cubana".

Impensable una fiesta del libro sin hablar del Apóstol José Martí, y así, justo al pie del monumento que lo honra en el Parque Central, el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, ofreció la conferencia Martí lector.

Ningún espacio del magnífico Paseo del Prado fue desaprovechado. Hubo cine: en los jardines del Capitolio, Vampiros en La Habana y en la intersección de Neptuno (¿alguien no conoce ese cha cha chá que dice A Prado y Neptuno?) El Benny, y música también, cerrando en la explanada del Edificio de Arte Universal del Museo de Bellas Artes el grupo de fusión Interactivo, lidereado por Robertico Carcasés, cuyo CD del mismo nombre resultó Gran Premio en CUBADISCO 2006.

Lecturas en el Prado fiesta especial en Cuba y su —parafraseando al poeta español Miguel Hernández —, "verano que no cesa".