Katia Siberia García - AIN.- Definir a Tamara, Tania o Laura resulta difícil no por tratarse de una mujer que bajo esos tres nombres transcurrió diversa y eterna, sino porque la intensidad de su vida superó todas las palabras que, incluso hoy, tratan de dibujarla.

Amigos, periodistas e integrantes de la Federación de Mujeres Cubanas no cejaron en su empeño por atrapar la grandeza de Haydée Tamara Bunke y el homenaje que ayer recordó los 40 años de su muerte, devino anécdotas, recuentos, imágenes¼ presencia.


Sin poder ceñirla a las palabras la recordaron en la magnitud de su ejemplo. La periodista Marta Rojas se remontó a los días de Tamara en la Alemania desde donde ya sabía de Fidel y de la Sierra, y la imaginó por los parajes bolivianos entre guitarras, acordeones, "artística y práctica".

Lupe Véliz, amiga de Tamara en los años de su colaboración con la FMC, la recordó auténtica y plena, alguien a quien "no le alcanzaban las 24 horas del día". Carolina Aguilar, miembro del secretariado de la FMC, mostró a la Tamara argentina, sin dejar de ser cubana.

Su amigo José Gómez Abad, la periodista Lázara Rodríguez Alemán y la escritora Ángela Soto Cobián (quien en esta ocasión presentó el libro de su autoría La muchacha de la guerrilla del Che), también evocaron a Tania la guerrillera.

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