AIN.- Mediante diversas modalidades de ubicación laboral, desde 1995 funciona en Cuba un programa de inserción social para discapacitados, con logros en la provincia de Pinar del Río.

Este plan utiliza las variantes del empleo ordinario, a domicilio y los talleres especiales, en tanto suman más de mil los beneficiados procedentes de la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores.

A esa cifra se agregan, en menores cantidades, las Asociaciones Nacionales de Ciegos y la de Sordos e Hipoacúsicos, además de los discapacitados intelectuales, censados a partir del estudio nacional psicopedagógico social y genético del 2002.

Las plazas, creadas en los 14 municipios pinareños, cubren disímiles perfiles, según las posibilidades y habilidades de cada cual.

Entre ellas figuran la artesanía, jardinería y tapicería, fundamentalmente, todas de gran demanda por parte de la población.

El caso de quienes están aptos para convertirse en obreros, cursan períodos de adiestramiento a fin de prepararse en el desempeño de sus cargos y ocupaciones en los centros, previa coordinación con especialistas del Ministerio de Trabajo y la Seguridad Social.

Muestra de la atención diferenciada a estas personas, en el encauzamiento de sus aspiraciones es la alternativa de laborar en sus propios domicilios, una vez valorado el carácter de sus limitaciones y el grado de la afección.

Cuba, país con pleno empleo, mediante este y otros conceptos prioriza la aspiración de la Revolución de garantizar el derecho al trabajo sin que nadie sobre. (AIN)