Mildred Legrá Colón - ahora.cu.- Quién iba a pensar que los desagradables “apagones” se quedarían atrás. ¡Como si el rabo de la vaca se lo pusieran delante!, diría un campesino con toda la razón del mundo ante una Revolución energética que cada vez es más real hasta en los campos de Cuba.

Fue desagradable, espantoso y molesto que la falta intermitente de la luz eléctrica fuera para los cubanos en un momento determinado de sus vidas, algo así como andar a oscuras por mucho tiempo.

Pero la Revolución encontró los caminos e hizo que el cubano volviera a un ritmo de vida que no fuera interrumpida por los fatales “apagones”. Y eso vale cuando en esta Isla se están instrumentando una serie de transformaciones profundas, como esa de realizar una generación de electricidad distribuida con motores altamente eficientes, que dejaron de un lado un sistema de generación centralizada, con equipos antiguos y altamente gastadores.

Así no solo se logra el ahorro con la utilización de equipos más eficientes en la hora pico, sino que se tiene energía continua en todas las circunstancias de la vida nacional. Y los cubanos tendrán más en la misma medida que se avance en el país en proyecciones tan sumamente importante como lograr una mayor cantidad de electricidad sobre la base del gas natural, que es en resumen mucho más económico que generar productos derivados del petróleo.

Pero más que todo eso, lo definitivo, es continuar un plan de ahorro mediante la concientización ciudadana que se masifique desde la familia, los centros de trabajo y hasta las escuelas. Y ese plan ahorrativo viene acompañado de un alza de precio en las tarifas para aquellos cuyos consumos cruzan la raya del despilfarro.

Estas acciones, entre otras, centran el plan de ahorro en Cuba, junto a la sustitución de equipos y artefactos, unos inventados y otros no, que son gastadores por excelencia, como los refrigeradores, aires acondicionados, ventiladores, hornillas y otros que eran una amenaza en el gasto excesivo de la electricidad en un país pequeño y pobre.

Todas estas circunstancias han contribuido de manera radical a que a los cubanos no se le “apague” la luz frecuentemente, y a que la Revolución energética haya sido el camino eficaz para darle calidad de vida y felicidad.