Juan Varela Pérez – Granma.- Los trabajadores azucareros de todo el país aplican hoy cuantas variantes sean posibles para reducir los daños ocasionados por los huracanes Gustav e Ike en más de 675.000 hectáreas sembradas de caña.
Más de medio millón de hectáreas fueron anegadas.
Nunca antes el sector enfrentó un desafío de tal magnitud en su sistema agrícola e industrial. Este exige, ante todo, rescatar los materiales y elementos que puedan aprovecharse, en especial las cubiertas ligeras de techo.
Hay necesidad, señala el Ministerio del Azúcar, de proteger con urgencia instalaciones clave para el desarrollo de la zafra en centrales decisivos para sus provincias como el Antonio Guiteras y el 30 de Noviembre, por citar dos ejemplos. En ambos, al igual que en los restantes, se labora intensamente
La mayoría de los plantíos cañeros llevan varias jornadas inundados lo cual convoca a intensificar las medidas técnicas y prácticas para acelerar el desagüe e impedir la pudrición de las cepas.
Dadas las características y resistencia de esta planta, las 156.600 hectáreas encamadas pueden cosecharse. El tratamiento que estas reciban y el tiempo que los tallos permanezcan en el suelo, influirá tanto en el rendimiento agrícola, como en el industrial.
Hay dos elementos a tener en cuenta para cualquier valoración: el futuro comportamiento del tiempo y de las cañas en ese estado.
Los tallos partidos -se ha probado en situaciones parecidas- no tienen salvación.
Esta vez ninguna provincia escapó. Incluso días antes, el Gustav se "paseó" con su trágica carga de fuertes vientos y lluvia, por una extensa zona del occidente, especialmente en La Habana y Pinar del Río. En esa ocasión la estación de cuarentena de la caña instalada en la Isla de la Juventud quedó destruida.
De las cañas nuevas se perdieron 3.895 hectáreas y habrá que partir de cero en otras 6.900 hectáreas que estaban roturadas o listas para la siembra.
Un esfuerzo grande se realiza hoy para, antes del inicio de la próxima cosecha, mejorar 28 kilómetros de vías férreas deteriorados, cuatro puentes y 1.575 kilómetros de caminos por donde se trasiega la caña y otros insumos de la zafra.
Los daños fueron cuantiosos en más de 1.000 instalaciones industriales, ferroviarias, almacenes y otras edificaciones. En las producciones de cultivos varios, granos, hortalizas, frutales y forestales, y en la actividad avícola, pecuaria y ovina hay también pérdidas significativas.
Unas 40.000 toneladas de azúcar mojadas en los almacenes serán reprocesadas en las refinerías Argentina, en Camagüey y George Washington, Villa Clara.
