Este proceso reviste gran importancia debido a que es inevitable la adecuación de los planes y presupuestos del próximo año a los nuevos acontecimientos y a la táctica trazada por la dirección del país para el restablecimiento de los cuantiosos daños sufridos por los huracanes Gustav e Ike, sin que ello suponga detener el desarrollo.

Ello demandará reformulaciones en los objetivos que fueron examinados entre mayo y junio pasados, sobre todo en aquellos centros laborales que sufrieron mayores daños, y en los que se labora para su recuperación.

Por tanto, si en anteriores procesos se requerían informaciones exhaustivas por parte de las administraciones acerca de cada objetivo, el venidero multiplica esta necesidad para lograr la mayor comprensión, compromiso y participación de los trabajadores en encontrar y potenciar cuanta reserva de eficiencia pueda existir en aras de cumplirlo.

Elevar la producción, la productividad y los ingresos, reducir costos, analizar con rigor el pago con arreglo al trabajo, concretar los planes de ahorro, especialmente de electricidad y combustibles, precisar los programas encaminados a mejorar las condiciones de trabajo y salud de los trabajadores, así como las tareas relacionadas con el riguroso control de los gastos presupuestarios, serán temas que no deben faltar en los análisis.