Una llama eterna flamea ante las tumbas, alineadas no lejos de la Universidad de Ciencias Informáticas. Medvedev llegó en una oscura limosina Mercedes-Benz, traída desde Rusia, y ya lo esperaba su homólogo y anfitrión, Raúl Castro.
Tras saludarse e intercambiar varias palabras, ambos mandatarios recorrieron el largo paseo hasta el monumento central, donde colocaron una ofrenda floral mientras una banda militar interpretaba una marcha solemne.
Al cumplir con el ritual, ambos mandatarios pasaron revistas a varios pelotones de las fuerzas terrestres, aéreas y navales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, quienes realizaron sus evoluciones al son de conocidos himnos guerreros de Cuba.
Serio, hierático y con el pecho en alto, Medvedev contempló el desfile casi sin pestañear, y solo al culminar dedicó una sonrisa a la prensa, mientras repetía: "Spasiva... spasiva..." (gracias).
Raúl fue más comunicativo, y antes de despedirse saludó a los periodistas y aseguró: "Fue una buena, una magnífica visita". Acto seguido, los presidentes y sus comitivas partieron para entrevistarse con el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Medvedev llegó ayer a Cuba, última escala de una gira por América Latina que ya lo llevó a Perú, Brasil y Venezuela.
El visitante sostuvo conversaciones oficiales en la tarde con Raúl, en el Palacio de la Revolución, y en la noche visitó la Catedral Ortodoxa Rusa recién consagrada en La Habana, a la cual donó un icono de Nuestra Señora de Vladimir.
Los gobiernos de Cuba y Rusia potencian una mayor cooperación en los sectores del transporte, energía, comunicaciones, educación, industria médico farmacéutica, biotecnología y turismo.
La última visita a Cuba de un presidente ruso ocurrió hace ocho años, cuando vino el ahora primer ministro Vladimir Putin.
Con un intercambio que alcanzó 363 millones de dólares el pasado año, Rusia es el décimo socio comercial de Cuba, que cada vez seduce más a los turistas rusos, a juzgar por los 28 mil que vinieron en los ocho primeros meses de 2008
Al cumplir con el ritual, ambos mandatarios pasaron revistas a varios pelotones de las fuerzas terrestres, aéreas y navales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, quienes realizaron sus evoluciones al son de conocidos himnos guerreros de Cuba.
Serio, hierático y con el pecho en alto, Medvedev contempló el desfile casi sin pestañear, y solo al culminar dedicó una sonrisa a la prensa, mientras repetía: "Spasiva... spasiva..." (gracias).
Raúl fue más comunicativo, y antes de despedirse saludó a los periodistas y aseguró: "Fue una buena, una magnífica visita". Acto seguido, los presidentes y sus comitivas partieron para entrevistarse con el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Medvedev llegó ayer a Cuba, última escala de una gira por América Latina que ya lo llevó a Perú, Brasil y Venezuela.
El visitante sostuvo conversaciones oficiales en la tarde con Raúl, en el Palacio de la Revolución, y en la noche visitó la Catedral Ortodoxa Rusa recién consagrada en La Habana, a la cual donó un icono de Nuestra Señora de Vladimir.
Los gobiernos de Cuba y Rusia potencian una mayor cooperación en los sectores del transporte, energía, comunicaciones, educación, industria médico farmacéutica, biotecnología y turismo.
La última visita a Cuba de un presidente ruso ocurrió hace ocho años, cuando vino el ahora primer ministro Vladimir Putin.
Con un intercambio que alcanzó 363 millones de dólares el pasado año, Rusia es el décimo socio comercial de Cuba, que cada vez seduce más a los turistas rusos, a juzgar por los 28 mil que vinieron en los ocho primeros meses de 2008