La Orden Honoraria de la Comunidad de Estados del Caribe es un inmenso e inmerecido honor, que agradezco infinitamente.
Cada uno de los líderes expresó sus ideas con razonamientos brillantes. Se pudo percibir en ellos conocimientos sobre temas históricos, económicos y políticos, sinceridad y valentía.
Recibo con humildad la noble idea de la condecoración y la guardaré en mi mente junto al pensamiento martiano de que “Las Antillas libres salvarán la independencia de Nuestra América.”