Programa Radial “La Noche se Mueve” - Miami, 1210 am - De Lunes a Viernes de 9 a 10 de la noche - Con Edmundo García.-

EG. Edmundo García y JLP: José Luis Padrón

EG: Entrevista con José Luis Padrón, autor del libro “Batista, últimos días en el poder”. Muchísimas gracias José Luis Padrón por esta primera entrevista  con La Noche se Mueve, para el público del sur de La Florida.

Debo decir que José Luis Padrón ha ocupado en la historia de Cuba distinto roles. Esta es una entrevista, exclusivamente, para abordar un tema que es polémico, que es controversial, que tiene tira-y-jala en el sur de La Florida, como es la figura de Fulgencio Batista.  Le repito las buenas noches y las gracias por estar con La Noche se Mueve.

JLP: Gracias a ti Edmundo.
EG: José Luis Padrón, por qué Ud. escribe, ahora, un libro sobre Fulgencio Batista.
JLP: Como expliqué en mi presentación la figura de Batista es algo que me acompañó desde mi infancia. Tal como comenté,  nací en momentos en que Batista era el Presidente de Cuba. A los ocho años Batista dio el golpe de estado en Cuba y el recuerdo que tengo de Batista fue la presencia de la Guardia Rural en mi casa, deteniendo a mi padre porque era un militante del Partido Ortodoxo, el Partido de Chibás. Ya  viviendo en La Habana, el 10 de marzo, cuando el Golpe de Estado, posterior al golpe de estado, teniendo catorce años, fui detenido junto con un grupo de estudiantes, llevado a la antigua Décima Estación de Policía  y ahí fuimos objeto de maltratos, de torturas y demás
EG: Ahora que dice la palabra tortura, defíname qué cosa era tortura en esa época, lo que Ud. vió y vivió, lo que Ud. vivió.
JLP: Bueno, lo que yo ví y lo que yo sufrí eran maltratos físicos insoportables.
EG: Descríbame eso.
JLP: Recuerdo que estando yo preso había un dirigente sindical que era de origen auténtico, no era del Movimiento 26 de Julio ni del Directorio, y mucho menos comunista, era de la organización auténtica de Transporte y a aquél hombre lo amarraban a un tahurete y le daban con mangueras.  
EG: ¿Lo amarraban desnudo?
JLP: Lo amarraban desnudo y le daban con magueras para que denunciara, para que confesara sus activadades y delatara a otros amigos de él. Aquel hombre fue objeto de unas torturas brutales, perdió el conocimiento y simplemente lo mataron. En aquella época se sabía por ejemplo que los que morían allí, en esa Décima Estación de Policía,  que era una de las Estaciones que atendía Ventura Novo, los sacaban en un camión de leche, por la noche, en la madrugada y lo tiraban en cualquier lugar en  los alrededores de la Habana, era como aparecían, les ponían algunos petardos, cualquier cosa, algún letrero y ahí aparecían, eran los famosos cadáveres que frecuentemente aparecían en los alrededores de La Ciudad de La Habana.
EG: ¿Y qué explicación daba el Gobierno, en ese momento, de esos cadáveres?
JLP: Bueno, ninguna, porque en esa etapa había una censura férrea en Cuba,  no se publicaba nada, la prensa estaba bajo control de censores del Estado, supervisaban la tirada diaria de cada periódico, o sea, que esas cosas se conocían por la divulgación de lo que decíamos “Radio Bemba” o porque la persona  era un amigo, un familiar, pero en realidad esa represión nunca se llegó a publicar
EG: ¿La revista Bohemia no publicaba algunos?

JLP: Bueno, sí, hubo momentos en que, se le llamaba en aquella época “el restablecimiento de los derechos constitucionales”, o sea, algunos órganos que eran independientes totalmente o de la oposición, sí publicaban muchas de estas cosas, la Revista Bohemía, Prensa Libre y otros periódicos que se destacaron en las denuncias de los asesinatos que se producían en esa época, pero fue una época de mucha barbarie, realmente la tortura y el asesinato político eran una cosa cotidiana en el sistema que estableció Batista y que el principal responsable era él.

EG:  ¿O sea, nadie podía decir, Batista no sabía de esto?
JLP: No, era imposible eso, imposible,  recuerdo el asesinato del doctor Pelayo Cuervo, que era un abogado, que incluso formó parte en un momento  del gobierno, del primer gobierno de Batista, como lo asesinaron, lo tiraron ahí en el Country Club, el antiguo Country Club, en el Laguito, todo el mundo sabe que eso fue un asesinato indicado por Batista, nadie se hubiera atrevido, ningún jefe de policía en Cuba, se hubiera atrevido a asesinar a Pelayo Cuervo, sin que eso hubiera tenido una previa autorización de Batista.
EG: ¿Y Ud. cree que Batista había dado luz verde a una represión, que incluía el asesinato y la tortura, a sus jefes militares, a los jefes de los órganos de inteligencia?
JLP: El asesinato político se convirtió en una práctica en Cuba, que no era solamente de la última etapa de Batista. Los historiadores, los más objetivos, se remontan a las primeras etapas del gobierno de Batista, cuando Batista ostentaba el cargo de Jefe del Ejército y que desde la posición de Jefe del Ejército, dominaba a otros gobiernos, que realmente eran gobiernos títeres, gobiernos que Batista controlaba.
EG: ¿En el caso de Grau y de Prio también?
JLP: En el caso de Grau y Prío fue diferente, a Grau y Prío lo que se le censura es no haber establecido un control de la violencia de determinados grupos, que se llamaban grupos afines a los gobiernos auténticos y que desataron una serie de guerras intestinas, por razones de pocisiones en el gobierno y demás y que, ni Grau, en su momento, ni Prío, durante su gobierno, pudieron controlar, pero yo no puedo afirmar, no sería justo, ni objetivo, identificar a Grau San Martín, ni a Carlos Prío Socarrás, con asesinatos políticos.

EG: No, mi pregunta se refería a ¿Batista tuvo influencias de hombre fuerte en esos  gobiernos? Tengo entendido, que al menos Grau lo obligó a irse del país.
JLP: Sí, entre Grau y Batista había una rivalidad muy fuerte, una enemistad personal muy grande, desde la época del Gobierno de los Cien Días y una vez que asumió la presidencia Grau San Martín, Batista se exilió, se fue para Estados Unidos y viejas amistades auténticas me dijeron que Grau le había mandado mensaje a Batista: “aquí en Cuba no te aparezcas”. Siempre se temía la influencia que Batista tenía dentro del Ejército y la posibilidad que instrumentara un nuevo golpe militar,  un nuevo golpe de estado. Desafortunadamente Prio no tuvo la misma visión de Batista y permitió su regreso y no solamente permitió su regreso, Prio le facilitó a Batista una escolta personal, que la formaban miembros del ejército constitucional del país.
EG: Hay quien dice Padrón, ni lo reafirmo, ni lo subrayo,  que Prio le vende a Batista la presidencia por 10 millones de dólares, que facilita el golpe.
JLP: Yo no tengo ninguna evidencia de eso y además no lo creo, no lo creo, Prío podía haber tenido sus debilidades, tenía sus carácteristicas personales, pero Prío era un hombre, que todo el que lo conoció y tengo algunos amigos que fueron amigos de Carlos Prío, durante la etapa del gobierno y después Prío en el exilio, en la oposición, etc, Prío no era un hombre que amara el poder, no era un hombre aferrado al poder, ni era un hombre capaz de utilizar el asesinato político como un arma para detentar el poder o para usurpar el poder, bueno, de su gobierno decía el gobierno de la cordialidad, en realidad así fue, esa es la imagen que me queda de Carlos Prío. Era un hombre aferrado a determinados principios democráticos,  a determinados principios constitucionalistas y no creo, en ningún momento, que Prío se hubiera prestado a una maniobra de ese tipo.
EG: Volvamos al comienzo, cuando desvié la entrevista, vamos a lo que impacta en Ud. siendo un adolescente de 14 o 15 años, ver lo que sucedía con Batista aquí en La Habana, cuando estuvo detenido, ¿por qué estuvo detenido,  entre otras cosas?

JLP: Yo había participado en algunas manifestaciones estudiantiles siendo muy joven, en actividades contra el régimen y en otras manifestaciones de tipo patriótica, tuve ese tipo de inquietudes juveniles y de alguna manera podía haber estado estado señalado,  fichado y creo que ese fue el motivo. El ser joven casi se convertía en un elemento de sospecha para los cuerpos represivos de Batista, eran realmente irracionales en la represión, una represión ciega, extremadamente insensata, cruel y que en gran medida justificó que la  inmensa mayoría de la juventud se volvió contra el régimen, se volvió contra Batista y Batista empezó a representar la personificación de la represión, de la crueldad, del terror en el país y ese fue un sentimiento unánime de la juventud, de los trabajadores, de todas las capas de la población;  hay que decir, que incluso en la clase media y en la clase alta, también hubo víctimas de la represión batistiana. Hay quien dice, Batista no supo controlar la represión. Yo no creo en esa tesis, todos esos capitanes, coroneles, de las distintas estaciones de policía, de los distintos cuerpos represivos, el SIM, el BRAC, el Buró de Investigaciones, eran hombres de confianza de Batista, eran hombres que tenían acceso a Batista y Batista los promovía, los ascendía, por lo tanto no creo que esa represión fuera ajena a su concepción de cómo ejercer el poder en Cuba, en realidad él es, desde mi punto de vista, el gran responsable y el gran culpable de toda esa etapa negra y nefasta de la historia de Cuba.

EG: ¿Ud. tiene una idea de cuántos jóvenes realmente mueren en la etapa más cruel de esa época, a manos de Fulgencio Batista?
JLP: Mira, yo no te podría decir que hay una estadística…
EG: La Revista Bohemia publica una cifra de 20,000 muertos, unos dicen que sí, otros dicen que no, ¿Ud. tiene algún conocimiento de cifras?
JLP: Yo no te puedo confirmar que esa cifra responda a un rigor investigativo.
EG:  ¿No menos de cuántos?
JLP: Te digo que es difícil encontrar una población de Cuba donde no hubiera ocurrido algún tipo de asesinato, no te estoy hablando de la represión brutal, no te estoy hablando de las torturas, de la persecución, de las vejaciones, te estoy hablando de los asesinatos políticos;  creo que no hay una ciudad, un pueblo importante de Cuba, donde no haya habido algún asesinato político y Batista no puede ser ajeno, por supuesto, a todos esos hechos que ocurrieron a lo largo y ancho del país, poco después del Golpe de Estado del 10 de marzo y que se recrudeció en los últimos años de 1957, 1958, hasta  los últimos días que se mantuvo en el poder. No sé cómo un historiador puede exonerar a Batista de esa etapa negra de la historia de Cuba, he leído muchas cosas que se han publicado en Miami, en los Estados Unidos, en algunos órganos importantes de ahí de La Florida…

EG: A eso quiero que vayamos en esta parte de la entrevista, se evidencia una voluntad de reivindicar a Batista, por distintos sectores de la comunidad cubano americana, tratando de proyectarlo al resto de Estados Unidos y  de las generaciones más jóvenes, ¿qué opinión le merece y Ud. sabe de esto, verdad?
JLP: Sí, sí lo conozco y he leído algunas cosas, pero no sé cómo van a logar eso, tendrían que llenar a la historia, a sus trabajos históricos y de investigación, de falacias y de mentiras. Batista llenó de sangre el país, en esa última etapa después del Golpe del 10 de Marzo en Cuba, además Batista se desbocó en su afán, no solamente de poder político, sino de su codicia personal.
EG: ¿Ud. dijo en la presentación que era el hombre más rico de Cuba?
JLP: Mira, eso que yo digo no es una caricatura que yo quiera hacer de Batista, hay están los datos, ahí están las investigaciones realizadas por investigadores serios de la cantidad de compañías que pertenecían Batista y que pertenecían también a muchos de sus familiares.
EG: ¿Tenía testaferros?

JLP: Testaferros, apoderados y demás, incluso ha sido tema de conversación entre algunos investigadores, algunos académicos aquí,  cuando hemos hablado hemos llegado a la conclusión que Julio Lobo no era el hombre más rico de Cuba, el hombre más rico que existía en Cuba en el ano 1958, era Fulgencio Batista y Zaldívar.


EG: ¿En cuánto se calcula la fortuna de Batista en ese momento?
JLP: Mira, se manejan cifras, en los primeros años de la Revolución se hablaba de unos 300 millones de dólares, entre valores en Cuba y fuera de Cuba.  Batista tenía aquí compañías, centrales azucareros, compañías energéticas, compañías de transporte, compañías inmobiliarias, fincas, bienes raíces. En bienes raíces fue uno de los temas en que más invirtió, se sabe que compró, a través de testaferros,  grandes cantidades de terrenos en el este de La Habana, poco antes de que se aprobara el proyecto del Túnel de La Habana, donde tierras que eran de muy poco valor cobraron un tremendo valor, o sea, un elemento especulativo enorme, porque el conocía el proyecto y él sabía y  tenía en las manos las finanzas para que se llevara a cabo, se convirtiera en una realidad. No sé cómo pueden ocultar esas cosas, si realmente van a trabajar de una manera objetiva, ciñéndose a la realidad histórica, esos son hechos incontrovertibles, son datos incontrovertibles,  que están disponibles para cualquier investigador, lo mismo en Cuba, que cualquier investigador o académico extranjero.
EG: ¿Existe un número, una cifra, un aproximado de con cuánto dinero real pudo haber contado Batista después que se va de Cuba?
JLP: Bueno, se habla de unos 300 millones de dólares.
EG: ¿Eso no es lo que él se lleva del banco? ¿ Cuánto se lleva?
JLP: Eso no creo que nadie pueda…, eso es una de las cosas que van a quedar como agujeros negros de la historia.  Batista si tenía propiedades fuera de Cuba, incluso antes de asumir el poder el 10 de marzo, pero en esta última etapa es donde realmente él más se enriqueció, pero sabemos que tenía propiedades en España, que tenía propiedades en México, que tenía propiedades en Estados Unidos, ahora el valor de esas propiedades, hasta cuánto esas propiedades ganaron en valor a través del tiempo, eso tiene que ser objeto de investigaciones.

EG: ¿Cómo son los últimos días de Batista, que es el título que le da nombre a este volumen? Cuando Ud. se refiere a los últimos días de Batista, ¿en qué tiempo se enmarca?
JLP: La realidad histórica es que los últimos días, en los que él sabe, toma conciencia, que tiene que salir del país es cuando el 17 de diciembre,  en una entrevista en su residencia privada, en la finca, Cuquine,  recibe al embajador Smith, al embajador norteamericano Earl Smith.
EG: Que lo respaldaba además.
JLP: El en lo personal lo respaldaba, pero en miras traía una encomienda, una instrucción de su gobierno donde le pedía a Batista que saliera del país, que entregara el país a una junta cívico militar, que le diera participación a figuras de la oposición, que le llamaba la oposición civil de aquel momento, que no era la oposición insurreccionad, por supuesto. A partir de aquel momento Batista se percató que ese era el final, que eran sus días finales y comenzó a preparar, a partir de ese momento, su fuga,  y eso lo planificó de manera muy ordenada, muy meticulosa, haciendo las listas de las personas que él creía que debían acompañarlo, por supuesto, en primer lugar su familia, sus hijos, algunas personas muy comprometidas, muy allegadas a él, la cúpula militar, la cúpula policíaca que lo acompañó.
EG: ¿Nombres?
JLP: Los Tabernilla, hombres como Ventura Novo, el tristemente celebre represor policíaco.

EG: Que murió tranquilamente paseando, vestido de blanco,  con una compañía de seguridad en la ciudad de Miami.
JLP: Así es la realidad histórica. Orlando Piedra, en fin, el Presidente del Senado, Aliegro, el Presidente electo, entre comillas, en aquellas elecciones del '58, que ahora recientemente me enteré, que las han estado analizando y evaluando algunos académicos en Miami, en fin sacó a aquellas personas que él consideraba que estaban más comprometidas con su régimen y preparó meticulosamente todos los aviones
EG: ¿Y eso comienza a producirse a partir del 17 de diciembre del '58?
JLP: 17 de diciembre del '58.
EG: Él sabía entonces que se iba.
JLP: Que se iba, él no tuvo más contacto con el Embajador americano, las comunicaciones eran a través del Secretario de Estado y Primer Ministro, a la vez, Gonzalo Güel en aquel momento, pero Batista no tuvo más ningún contacto personal, ni siquiera telefónico, con el Embajador norteamericano.

EG: ¿Qué le ofreció el Embajador norteamericano cuando le trasmite la intención de Washington?
JLP: El Embajador lo que le dio garantías de que Estados Unidos apoyaría a un gobierno de transición, que convocara a unas elecciones y que de inmediato pacificara el país, Batista desde el primer momento mostró mucho interés en trasladarse a vivir en Estados Unidos, el tenía su residencia en Daytona Beash, pero desde el primer momento las instrucciones que tenía el Embajador era que no, que no era recomendable su presencia en Estados Unidos.
EG: ¿Pero su familia si fue?
JLP: Sí, su esposa lo acompañó, el envió primero a varios de sus hijos y otros lo acompañaron en el mismo avión hasta Santo Domingo y después estando en Santo Domingo se trasladaron algunos familiares al territorio norteamericano, pero realmente le prohibieron la entrada a Estados Unidos y nunca le dieron una visa a Batista para entrar a Estados Unidos, Batista eso lo llevó hasta sus días finales.
EG: Eso he oido decir allí.

JLP: Lo llevaba con mucha amargura, con mucho resentimiento, hasta el punto que en círculo de amistades íntimas, él hablaba, con mucho resentimiento,   de la ingratitud de los norteamericanos con él, que él había sido un hombre leal a los norteamericanos, que había sido un aliado de toda la vida de los norteamericanos, durante  la etapa de la Segunda Guerra Mundial, durante la Guerra Fría y que sin embargo Estados Unidos había tenido una actitud ingrata hacia él y su gobierno, algo que golpeó mucho a Batista y me imagino que a su familia también.


Batista fue después objeto de chantajes, de presiones de Trujillo. Trujillo  sentía antipatía personal por Batista, dicen que eran celos que se remontaban  a etapas juveniles de ambos dictadores. Trujillo en su intimidad, por expresiones que hemos conocido, despreciaba a Batista como tal. Hay una anécdota que conocimos aquí en Cuba, de boca de un dirigente estudiantil santiaguero, un dirigente negro que se destacó en la etapa de Batista en Santiago de Cuba, por una actitud combativa contra Batista y que se llamaba Temistocles Fuentes. Por uno de esos azares de la vida, Temistocles Fuentes fue a parar a Santo Domingo, a República Dominicana, bueno se llamaba Ciudad Trujillo en aquella época. Temistocles Fuentes hablaba de una entrevista que él tuvo con Trujillo, donde Trujillo hacía un análisis de la personalidad de Batista y decía: “Batista es un hombre de las grandes contradicciones, porque quiere pasar a la historia como un demócrata y es dictador, quiere pasar como blanco y es mulato, quiere pasar como un hombre valiente y es un pendejo, yo sí soy un dictador, yo sí soy mulato, pero soy un cojonudo”. Esa es una anécdota que fue real, no  un invento de Temistocles Fuentes,  no es que se hiciera  una caricatura de Batista ni mucho menos, ni estamos hablando con el ánimo de ofender personalmente a nadie, pero reflejaba la rivalidad que existía entre ambos dictadores, que siempre existió.

Trujillo fue un hombre que siempre tuvo pretensiones sobre Cuba, sobre todo,  dicen los que lo conocieron,  mucha envidia con relación a Cuba.  Cuba fue un país que siempre mantuvo un nivel superior de desarrollo económico en muchos aspectos, con  relación a República Dominicana,  y eso de una forma u otra  despertó determinados celos en Trujillo,  que no tiene nada que ver con sentimientos del pueblo dominicano ni mucho menos,  y eso se reflejó en el momento de la llegada de Batista a Ciudad Trujillo, a República Dominicana, que realmente no fue bienvenido, fue objeto de extorsión. El gobierno de Batista le debía un dinero, de unas armas que le había vendido Trujillo y Trujillo no lo dejaba salir de República Dominicana sino le pagaba el dinero, ya Batista no podía pagar de las arcas del tesoro cubano, del tesoro nacional, tenía que pagar de sus fondos personales, de su dinero personal y eso fue una puja muy dramática.

EG: ¿Diez millones de dólares?
JLP: Bueno, exactamente no te podría, Edmundo, confirmar cuál era la cifra, pero debe haber sido de un monto significativo.
EG: Volvamos atrás un poco a los últimos días de Batista, o sea, después del 17 de diciembre Ud. me cuenta que él comienza a organizar de forma muy pragmática, de forma muy ordenada la partida, ¿cómo son emocionalmente esos días, cómo son personalmente, cómo son laboralmente, cómo son familiarmente,  esos últimos días, desde el 17 de diciembre del '58 al 31 de diciembre del '58?
JLP: Realmente debo decirte que durante esos días, Batista mostró un gran autocontrol de sus emociones.
EG:  ¿Aumentó la represión?
JLP: No, no diría eso.  Batista trató de dar una imagen de estabilidad, matuvo su programa diario de entrevistas, de audiencias en Palacio, fue a inaugurar algunas obras, por ejemplo el día 25 de diciembre fue a inaugurar El Cristo de La Habana, junto al Cardenal Jaime Ortega.
EG: No,  perdón, Jaime Ortega…
JLP: No, perdón, el Cardenal Arteaga.
EG: ¿Ud. se imagina lo que diría el Cardenal Ortega?
JLP: Lo que diría el Cardenal Ortega imagínate tu… (risas). El Cardenal Arteaga.
EG: ¿El Cristo de Gilda  Maderas?
JLP: Sí, el 25 de diciembre, el día de Navidad. El día de Nochebuena fua a cenar a su residencia en Varadero, de alguna manera estas informaciones se filtraban, él lo que quería ganar la apariencia de que había un control de la situación del país.

EG: ¿Entonces estaba en secreto, era un pequeño grupo el que  sabía lo que iba a suceder?
JLP: Sí, lo conocía SilitoTabernilla, que fue el organizador de eso, era su ayudante personal y Jefe de la Unidad de Tanques, una de las unidades más importantes que tenía Batista allí en Columbia. Los Tabernilla sí lo sabían, lo conocieron y a partir de ahí se desataron toda una serie de conspiraciones.
EG:  ¿Martha Fernández lo sabría, no?
JLP: Bueno, eso es algo que no queda claro en la historia, si desde el primer momento él se lo confesó a Martha. Lo que nosotros pudimos indagar es que él habló con Martha y le dijo que tendrían que salir, que el gobierno no iba a llegar al 24 de febrero de 1959, pero no la fecha exacta, de cuándo ni cómo, el cuándo y cómo él lo ocultó hasta el último momento.
EG: ¿Hasta qué momento  oculta el cuándo y el cómo?
JLP: Bueno, te podrás imaginar, excepto el pequeño grupo que conocía exactamente, fíjate ellos tomaron una medida que situaron los aviones en el aeropuerto de Columbia y tenían incluso a un grupo de pilotos movilizados allí.
EG: Que no sabían para qué.
JLP: No sabían para qué.
Batista convoca para el día 31, le da instrucciones a su ayudante que todas aquellas personas  que estaban en el listado y que eran los principales personeros del régimen, del gobierno,  los citó a su residencia en Columbia el 31 de diciembre. Era una práctica desde años anteriores de Batista invitar siempre a una cena con los principales personeros de su gobierno.
EG: ¿Los jefes militares?
JLP: Incluía a los jefes militares, políticos, congresistas, en general eran civiles y militares, eso no despertó sospecha que el citara a sus personeros a su residencia el día 31. Muchos pensaban que Batista tendría muchas cosas que decir, que quizás haría algunos cambios en el gobierno, pero lo que nadie se imaginaba es que muchos de ellos ahí mismo tendrían que tomar el avión para escapar del país, muchos de ellos no tuvieron tiempo ni de preparar el equipaje, mucho menos para sacar propiedades.   
EG: ¿Algunos se resistieron a partir?

JLP: Que yo sepa no, nosotros no conocemos ningún caso.

EG: ¿Habían dos aviones?
JLP: No,  habían tres aviones y además toda esa madrugada estuvieron saliendo aviones de Columbia hacia Estados Unidos, iban y volvían, incluso hasta República Dominicana. Fue como un puente aéreo entre Cuba y Santo Domingo, y Cuba con Miami y con otras ciudades de La Florida. Fueron decenas de vuelos.  
EG: ¿Cuántos vuelos, entonces?
JLP: Nunca hemos podido determinar exactamente cuántos vuelos, pero sabemos que hubo varios vuelos.
EG: ¿Cuántas personas estarían  en la comitiva de Batista entre los que iban con él y los que salieron esa noche?
JLP: Calculamos alrededor de unas 70 u 80 personas, aproximadamente. Eran aviones pequeños, no son los aviones de hoy.

EG: ¿Él si iba en su avión, el Guáimaro, no?
JLP: Es una cosa curiosa, Batista no se va en el Guáimaro, quien se va en el Guáimaro son los  Tabernilla, los hijos de Tabernilla y los familiares de Tabernilla, quienes fueron directo a Estados Unidos.  Batista se va en otro avión, un DC 3, también como el Guáimaro, pero no se va en el avión presidencial. No sabemos si fue una medida de seguridad de él o no, para que no se identificara en qué avión en el que iba a partir de Cuba, salir de Cuba. Cuando está en el aire ya es cuando él le da la orden al piloto de enrrumbar hacia República Dominica. Ni los pilotos sabían para donde iban en ese momento. El tomó medidas de seguridad y de compartimentación muy severas, muy cerradas. Batista era un conspirador nato, profesional, desde muy joven. No era ningún tonto ni mucho menos, un hombre con mucha habilidad, con mucha astucia.    
EG: ¿Era carismático?
JLP:Si, yo creo que Batista dentro de determinados sectores de la población logró determinado impacto con su personalidad. El propio hecho de su origen, de extracción humilde, hijo ilegítimo, mulato, trabajador azucarero, en fin… no era un hombre de cuna rica, como se decía, despertó muchas simpatías en muchos sectores.
EG: ¿Del '40 al '44?
JLP: Es la etapa constitucional que le llaman. Batista gana las elecciones del año 40 después de un proceso de realización de una Asamblea Constituyente, se promulga la Constitución del '40 y se inicia lo que diríamos hoy, una apertura democrática en Cuba. Gana esas elecciones, según los investigadores, los cronistas de la época, no de manera fraudulenta, según tengo entendido. Después pierde frente a Grau San Martín en el año '44 y viene el primer exilio de Batista que lo hace en Estados Unidos.
EG: Déjeme tratar de ir a algunos puntos que me parecen fundamentales y ahora vamos a especular, ¿si no se hubiese producido la Revolución Cubana, según su investigación,  hasta cuándo cree Ud., que Batista hubiese pretendido permanecer en el poder en Cuba?
JLP: Bueno, yo no tengo la menor duda de que Batista hubiera permanecido muchos años más en el poder, primero porque todo el que conoció o ha investigado o ha penetrado en aquella etapa de la República, en aquellos años, sabe que Rivero Agüero era un hombre incondicional de Batista, que Rivero Agüero no era  un hombre que tuviera el poder político, ni la influencia en los poderes fácticos, en los poderes reales del país, como las Fuerzas Armadas, etc, para mantener un gobierno que iba a tener una oposición muy, muy fuerte, tanto de elementos electoralistas, civilistas, como aquellos sectores que propugnaban la insurrección armada.  Batista, incluso, había ya promulgado una Ley reestructurando a las Fuerzas Armadas, donde creaba el cargo de General en Jefe y esa era la aspiración de Batista, o sea,  Rivero Agüero Presidente y yo General en Jefe, Jefe del Ejército,  ¿qué iba a hacer Batista?, gobernar como gobernó durante casi 10 años con anterioridad, cuando él, desde la jefatura del ejército, en Columbia, dominaba, controlaba, a los gobiernos civiles que sucedieron después del llamado Gobierno de los 100 días. Batista quería perpetuarse en el poder, esa es nuestra percepción y creo que el que investigue, con todo rigor y profundidad, va a llegar a las mismas conclusiones.
EG: Pudieron llegar ustedes encontrar,  con suficiente certeza, ¿qué sentimientos expresaba Batista,  en esos últimos días, hacia Fidel Castro, en público o privado?
JLP: Batista solía ser un hombre bastante reservado, no era un hombre de expresiones, ni de trasladar, ni exteriorizar, sentimientos y opiniones, contra sus principales adversarios políticos y en el caso de Fidel Castro, hay algo muy peculiar, Batista no lo mencionaba, era como si no existiera.

EG: ¡A pesar que lo estaba sacando del poder!
JLP: Era la figura que estaba desmoronando al régimen, a su gobierno y sin dudas era el hombre que lo iba a sustituir, pero Batista mantuvo esa posición desde un inicio con mucha terquedad, jamás visitó una zona de operaciones durante la guerra, Batista jamás visitó al ejército en la zona oriental, donde muchos de sus oficiales estaban jugándose la vida, jugándose el pellejo.
EG: Después yo quiero hablar del capítulo de Rafael Díaz-Balart, el abuelo y el padre, de los actuales Congresistas, Mario y Lincoln Díaz-Balart, profundamente relacionados con Batista, pero antes de hablar de esa relación, en los últimos días le oí repetir en Miami, varias veces a Rafael Díaz-Balart, que él presentó a Fidel con Batista en Cuquine, en cierto momento, hasta dónde Ud. sabe, ¿esto es cierto, es falso?
JLP: Lo que nosotros sabemos de eso es que sí, que hubo un momento en que Rafael Díaz- Balart,  que era parte de la familia…
EG: Era Ministro de Gobernación.

JLP: Bueno, en ese momento no, porque eso ocurrió en la etapa en que Batista estaba aspirando a la presidencia del país, durante el Gobierno de Carlos Prío Socarrás y en esa etapa Fidel era un estudiante universitario, no era la etapa insurreccional. Era Carlos Prío el gobierno y Rafael Díaz-Balart era en ese momento su cuñado y lo conocía, no se realmente lo que pudo haber motivado a Fidel  conocer a Batista,  supongo, y en este caso hago una especulación, que una curiosidad política, Batista era toda una personalidad de la política cubana sin dudas, estoy hablando de antes del golpe del 10 de marzo, por lo tanto no le veo mucha connotación, mucha importancia a eso.

EG: ¿Cómo fue la relación de Rafael Díaz- Balart, el padre de Mario y Lincoln Díaz- Balart y del abuelo, que se llamaba igual, con Batista, en lo personal más que todo, en lo público se sabe que fueron ambis  ministros de Batista,  siendo ya Presidente golpiesta?
JLP: Yo no te puedo dar muchos detalles de eso Edmundo, si se que son de la misma zona, del norte del Oriente cubano, que los Díaz-Balart eran de esa zona también, la zona aquella de Banes, Antillas, esa zona del norte de lo que hoy es la provincia de Holguín y que se conocían y que tuvieron una relación política muy cercana, pero no te puedo dar mucha información sobre eso, porque realmente no la tengo, no la conozco.
EG: ¿Ud. sabe que Batista es el padrino, bautiza a Lincoln Díaz Balar, actual Congresista?

JLP: Sí, lo se, pero eso lo supe no hace mucho tiempo en realidad, se que hubo una relación casi familiar entre ellos y que eran hombres de su confianza personal, de mucha confianza de Batista los Díaz-Balart, que sus relaciones políticas eran muy estrechas.
EG: ¿Recibe dinero Rafael Díaz-Balart que está en el extranjero,  cuando huye Batista, si es que lo sabe?
JLP: Mira, no lo conozco, pero tampoco lo creo, porque una de las características personales que conocimos durante nuestras investigaciones, nuestros contactos, es que Batista era bastante tacaño y  de eso se quejan mucho sus viejas amistades,  que fueron personeros relevantes de su gobierno, de su régimen; se quejaban con mucha amargura, con mucho resentimiento de que Batista los había abandonado, que ellos no pudieron sacar su patrimonio de Cuba, que no pudieron hacer fortuna en el exterior y que Batista les dio la espalda  y ahí está el caso del Presidente electo. Tengo entendido que Rivero Agüero muere en Estados Unidos, en La Florida, pobre, en la pobreza y eso le pasó a hombres de una lealtad a todo prueba con Batista, como Orlando Piedra Lagueruela, tengo entendido, que falleció en un home en Miami y muchos otros personeros también.
 
EG: Ventura no, Ventura muere con dinero.
JLP: Ventura no, pero no creo que haya tenido mucho tiempo para sacar dinero, creo que Ventura se las arregló para hacer su propio patrimonio a partir de que parece que era un buen policía, tenía escuela, pero otros destacados represores, por ejemplo, recuerdo que Carratala estuvo trabajando de taxista en Puerto Rico, o sea, otros tuvieron un destino bastante oscuro, bastante amargo y muchos de ellos sabemos que buscaron el apoyo de Batista, el apoyo económico y que no lo encontraron.
EG: Cuénteme algo enjundioso del libro, alguna anécdota que el público vaya a sentir que es reveladora, historias de esas que ustedes descubrieron en la investigación para este libro de los últimos días de Batista.
JLP: Una de las cosas que a nosotros nos llamó mucho la atención es la desbandada que se produce en la cúpula militar cuando conoce de que los americanos le habían retirado el apoyo a Batista y que le habían pedido a Batista que se retirara,  porque ya se convertía en un obstáculo y en ese momento la maniobra política del gobierno norteamericano era buscar una tercer fuerza, una opción equidistante de Fidel Castro y Batista y en ese momento, la cúpula militar, Pancho Tabernilla, los hijos de Tabernilla, empezaron a conspirar para ver cómo se quitaban a Batista, cómo buscaban una solución que preservara sobre todo al Ejército, al Ejército Constitucional. Eso creo que provocó deslealtades de última hora, que llevó a Batista a confrontaciones directas, personales, con alguno de estos generales de su ejército y que refleja la desmoralización que se produjo en esos instantes.
A pesar de eso Batista logró mantener determinada cohesión en esa cúpula militar, hasta el punto de que pudo salir de Cuba sin mayores dificultades y dejar a un hombre como Cantillo,  que era uno de los pocos generales que no estaba involucrado en la represión, en hechos criminales y que jugó un papel de tratar de buscar una solución política equidistante de Fidel Castro y Batista. Todo esto con una participación muy directa de Estados Unidos, lo que está documentado totalmente, no es una aseveración festinada que hacemos nosotros, todo eso está en documentos desclasificados del Departamento de Estado, de la CIA, a los que tendría acceso cualquier periodista, cualquier investigador, cualquier académico, tanto en Estados Unidos como en cualquier otra parte. Lo que nosotros estamos diciendo hoy, todo está documentado y todo es comprobable, no hay nada especulativo en esto que te digo y eso es una de las cosas que ha presidido nuestra investigación y nuestro trabajo, que es la de la objetividad y de la seriedad en cuanto a cualquier tipo de planteamiento, independientemente de simpatías personales, ideologías. Aferramiento a la verdad histórica.
EG: Padrón, algunas personas manifiestan que al principio de la huida de Batista, personas que habían sido victimas o que se sentían indignadas por las muertes y los asesinatos que habían habido en Cuba, habían planteado la necesidad de llevar un acto de justicia, de ajusticiamiento, por la vía de la ejecución, donde quiera que estuviera Batista y que Fidel Castro no sólo se opuso, sino que lo impidió y lo prohibió, ¿Ud. tiene algún testimonio de esto?
JLP: Lo que te puedo decir  es lo que Fidel ha comentado en determinados momentos y que los que tuvimos determinadas responsabilidades en el gobierno sabemos de manera fehaciente, Fidel nunca ha compartido el magnicidio como un instrumento político, ni de justicia. Ajusticiar a Batista no hubiera sido un acto de heroismo, ni hubiera sido siquiera  una operación de inteligencia -como le llaman por ejemplo los norteamericanos, los isrrealitas- una acción ejecutiva difícil de realizar, no lo hubiera sido.
EG: ¿No hubiera sido difícil?
JLP: No hubiera sido difícil de realizar.
EG: ¿Había hombres dispuestos a hacerlo?
JLP: Había hombres dispuestos a hacerlo y había la capacidad operacional para hacerlo, tanto durante su exilio en Madeira, como después su exilio en Portugal y por último en España.

EG: ¿No cabría pensar entonces  que Fidel Castro no estuvo tan convencido o tan seguro de que la acción del Asalto a Palacio, era un acto viable, desde el punto de vista de los principios, de la forma de ver las cosas y de hacer las cosas Fidel?
JLP: No formaba parte de su estrategia política.
EG: ¿O sea, Fidel a Ud. le consta, no estaba de acuerdo con el Asalto a Palacio, si es que ese es un término?
JLP: No, yo no podría decirte que estuviera de acuerdo o en desacuerdo, lo que si me ajusto a un rigor histórico, no era la estrategia del Movimiento Revolucionario 26 de julio, ni de Fidel, en realidad otras organizaciones tenían otra estrategias.
EG: ¿Fidel no ordenó nunca ir a matar a Batista, nunca?

JLP: No, categóricamente te digo que no.

EG: ¿Ni siquiera en el Asalto a Palacio?
JLP: Es que el Asalto a Palacio es ajeno a los planes de Fidel, es otra organización la que lo organiza, la que lo instrumenta, que tiene su propia concepción de la lucha en ese momento y pensaba que eliminando a Batista se resolvían todos los problemas del cambio de regimen.
EG: Hay quien dice, muchas décadas después, que de haber triunfado ese acto,  eliminando a Batista se cambiaban las cosas, hubiese quedado, como marginado, en la Sierra Maestra el Movimiento 26 de julio y se podía ver hasta como un golpe de estado o un golpe contrarrevolucionario al movimiento de la Sierra.
JLP: Sí, pero ya eso cae en un campo de ficción, un campo de especulación política, los hechos son tales como han sucedido,  habían estrategias, habían tácticas diferentes en las distintas organizaciones revolucionarias en el país, se respetaban esas posiciones, pero cada quien ejecutó lo que consideraba era lo corecto en ese momento, pero se que esa no era la  estrarategia de Fidel,  nunca lo ha sido.
EG: Para concluir un último tema. En Miami hay sectores que son profundamente batistianos y que están tratando de revivir, reverdecer  o reivindicar la figura de Batista, empezando por una entrevista de Papo Batista, que ya falleció,  se la hizo Emilio Ichikawa, pero también, figuras jóvenes que crecieron en Cuba, como Zoe Valdes o como Rafael Rojas están tratando de dar otra visión de Fulgencio Batista ¿a Ud. qué opinión le merecen, qué pueden sacar que sea cierto?
JLP: Bueno, no se cómo lo podrán hacer,  porque si se ajustan a la verdad histórica, no podrán hacerlo si se respetan como historiadores, como académicos, como politólogos, incluso como literatos, en cualquier caso, no se cómo podrían hacerlo, la figura de Batista, el rol de Batista, el protagonismo de Batista y sobre todo en esta última etapa, ¡es indefendible!, yo no se cómo podrán hacerlo realmente, habría que ver lo que van a hacer sin falsificar la historia, sin rehacer la historia.  
EG: Dos nombres, ¿qué papel jugó en la época de Batista el Coronel, si es que era Coronel, Ludgardo Martín Pérez?
JLP: Bueno, Martín Pérez, el padre,  me refiero, era uno de los jefes policiacos más temidos, más represivos que tenía el país en esa etapa del batistato, Ludgardo Martín Pérez, era muy conocido y muy temido en realidad, por represivo,  un hombre muy represivo, esa es la imagen que queda y lo que arrojan los resultados de nuestras investigaciones, cuando indagmos  sobre las actividades de los cuerpos represivos.
EG: Roberto Martín Pérez, su hijo, que vive en Miami, ¿estuvo en los cuerpos represivos?
JLP: Tengo entendido que sí, pero no conozco su ejecutoria realmente no te podría dar ningún elemento que aporte nada.

EG: Paco Pérez, jefe de la motorizada de Fulgencio Batista, ¿qué papel tuvo en el batistato?
JLP: No, no se, no lo conozco.
EG: ¿Algo más que quiera aportar a esta entrevista?
JLP: No, nada.
EG: Gracias Padrón por compartir esta primera conversación con La Noche se Mueve
JLP: Gracias a ti, Edmundo.

EG: Gracias a José Luis Padrón.
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