Discurso pronunciado por Salvador Valdés Mesa en el acto conmemorativo por el aniversario 70 de la fundación de la Central de Trabajadores de Cuba.

Compañero José Ramón Machado Ventura, Miembro del Buró Político y Primer Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros.

Compañeros de la dirección del Partido, del Consejo de Estado y de Ministros, Fundadores de la Central de Trabajadores de Cuba. 
Compañeras y Compañeros:

La CTC es fruto de un largo y difícil proceso de lucha por la unidad del movimiento sindical cubano para alcanzar los objetivos de justicia social, libertad e independencia para todo nuestro pueblo. El 28 de Enero de 1939 se realizó el Congreso fundacional de la Confederación de Trabajadores de Cuba, acontecimiento indisolublemente unido – y no por coincidencia – al del Natalicio de nuestro Héroe Nacional José Martí.

El prócer de nuestras luchas independentistas preparó durante largos años la guerra necesaria para que los patriotas cubanos se levantaran de nuevo en armas y dieran continuidad a la iniciada en La Demajagua. Pero esta vez sustentadas en sus preclaras ideas políticas, se organizó con la dirección de un solo Partido, el Partido Revolucionario Cubano, que logró unir a los gloriosos veteranos de la Guerra de los Diez Años, simbolizados por Antonio Maceo y Máximo Gómez, con las nuevas generaciones de patriotas prestos a romper las cadenas del coloniaje español.

La constitución de la CTC significó un extraordinario paso en la integración del movimiento sindical cubano. Ella fue fruto del legado de Martí por la unidad y resultado del esfuerzo de los líderes obreros en pos de conquistarla. En la CTC entonces fue posible fundir en una sola organización las que existían bajo distintas banderas políticas, ideológicas y sectoriales.

Luego de varios años de resistencia obrera y reconstrucción de los sindicatos que siguieron a la sangrienta tiranía de Machado y a la ola contrarrevolucionaria que frustró las aspiraciones de la lucha que lo derrocó, y de la que emergió como líder indiscutible de los trabajadores, el joven dirigente tabacalero Lázaro Peña González, artífice de aquel nuevo aporte unitario en medio de la profunda división que imperaba en las fuerzas revolucionarias desde 1933.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, el cambio en la situación internacional y nacional, invirtió su sentido. A nivel mundial el imperialismo emprendió la llamada Guerra Fría para frenar el avance del Socialismo y aplastar cualquier amenaza a sus intereses, por pequeña y tímida que fuera.

En Cuba, los gobiernos de turno plegados al imperialismo, se lanzaron contra dirigentes y militantes comunistas en el movimiento obrero. Contando con una coalición de sindicalistas fraudulentos, organizaciones paramilitares gasnteriles, los cuerpos represivos oficiales, el aparato gubernamental y el sector patronal.

Comenzó entonces un periodo de persecución y represión contra el movimiento sindical y sus líderes, que finalmente condujo al asalto de los locales de la CTC, las federaciones y sindicatos y al asesinato de prestigiosos dirigentes como Jesús Menéndez, Miguel Fernández Roig, Aracelio Iglesias, Amancio Rodríguez y otros valiosos compañeros.

La resistencia obrera organizada intentó preservar la CTC Unitaria durante varios años, frente a la CTC usurpada, manteniendo las luchas por rescatar la democracia sindical y por las demandas insatisfechas de los trabajadores. Lázaro, convertido en dirigente obrero a nivel mundial, denunció lo que ocurría y participó en diversas acciones en el territorio nacional.

Cuando todo indicaba que la unidad podía desaparecer se optó por una decisión histórica, mantener una sola CTC en aquella compleja coyuntura política.

El golpe de Estado de 1952, que instauró la dictadura batistiana, a la que se alió de inmediato la dirección espuria de la CTC, encabezada por Eusebio Mujal, fundió la traición con la más feroz represión, cerró las últimas posibilidades pacíficas; Lázaro tuvo que marchar al exilio donde su jerarquía internacional le permitiría continuar las acciones por despertar la solidaridad con quienes luchaban contra la tiranía.

Hubo trabajadores enfrentando la dictadura en cada uno de los hitos principales de aquella epopeya: entre los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de Julio de 1953; en el levantamiento de Santiago de Cuba y otras acciones del 30 de Noviembre; en la expedición del Yate Granma, en el Asalto al Palacio Presidencial; en el alzamiento del 5 de septiembre en Cienfuegos; en la Huelga del 9 de abril y en otros hechos heroicos, junto a campesinos y estudiantes integraron el Ejercito Rebelde.

En noviembre de 1958, siguiendo la vocación unitaria de Fidel, fue creado el Frente Obrero Nacional Unido, varios de sus dirigentes cayeron en las semanas que transcurrieron hasta el triunfo. Las columnas y los frentes guerrilleros tenían compañeros asignados a las tareas de organizar a los trabajadores mientras avanzaban. En el Segundo Frente oriental “Frank País” por decisión de Raúl, se celebró el Congreso Obrero en Armas y en “General Carrillo” se reunió una amplia conferencia azucarera con la participación de Camilo. Obreros en centrales azucareros servían a las necesidades de la reparación de armamentos del Ejército Rebelde.

La respuesta de los trabajadores cubanos fue abrumadora en aquellos días de enero ante el llamado de Fidel a la huelga general para evitar la traición y preservar el triunfo del pueblo.

Tras la victoria, Lázaro regresó a la Patria y se volcó en cuerpo y alma a la nueva batalla, múltiple y compleja, de restablecer la unidad del movimiento obrero, poderoso aún, pues estaba organizado en una sola Confederación sindical integrada por 33 federaciones en casi todos los sectores de la vida económica y social del país, con centenares de organizaciones de base y alrededor de un millón de afiliados, cifra que aumentaba con la erradicación del desempleo crónico.

Muy tempranamente en encuentros con trabajadores y la CTC, en el propio año 1959, Fidel definió que, y cito: “El papel de la clase obrera se a convertido para la Patria y para la Revolución, en un papel decisivo, es decir, que los destinos de la Patria y la Revolución están en manos de la clase obrera, porque de la claridad y de la firmeza con que la clase obrera sepa defender este papel, dependerá fundamentalmente el triunfo o el fracaso. Es de importancia vital que la clase obrera comprenda que tiene en sus manos el porvenir de la Patria y yo me pregunto si puede estar en mejores manos el destino de Cuba, si tiene por celosos defensores a los trabajadores del país”. (Fin de la cita)

El Primer Congreso de la CTC Revolucionaria todavía mostró las huellas de la honda labor divisionista de más de 10 años, pero eso no impidió el apoyo a la Revolución y a sus medidas. Los trabajadores y sus principales líderes comprendieron entonces que la primera reivindicación a defender era la Revolución misma. En ello determinó la palabra de los líderes de la Revolución presentes en aquel Congreso.

En noviembre de 1961, el año de la Proclamación del carácter Socialista de la Revolución, la Victoria de Playa Girón y de la Batalla contra el analfabetismo, regresó Lázaro a la dirección de la CTC. Había escrito con Blas Roca un esclarecedor documento sobre las nuevas funciones de los sindicatos, cuando ya se habían emprendido las transformaciones revolucionarias. Asumió en el XI Congreso como Secretario General para enfrentar una nueva misión: conducir a la CTC Revolucionaria, con sus 25 sindicatos nacionales, en los primeros pasos de la construcción del Socialismo.

Uniformar las variadísimas estructuras sindicales que existían en los diferentes centros laborales para crear en cada uno secciones sindicales, organizar la emulación, impulsar el trabajo voluntario, participar en la campaña por el 6to. Grado y continuar la revolución educacional con nuevas metas, luchar contra el bloqueo imperialista, consolidar y ampliar los cambios en la conciencia revolucionaria de los trabajadores y mil propósito más tenia que cumplir el movimiento sindical. Y eso en nuevas condiciones de constantes agresiones terroristas, bandas contrarrevolucionarias alzadas e, incluso, momentos tan cruciales como la crisis de octubre de 1962.

En los años subguientes surgieron y prevalecieron criterios sobre nuevas vías de participación de los trabajadores en la construcción del socialismo no asociadas a los organismos sindicales, que con posterioridad fueron rectificadas al reevaluarse la necesidad de organizaciones en las que se agruparan todos los trabajadores.

Comenzó entonces la reconstrucción de las organizaciones sindicales a la cual se incorporó Lázaro desde sus responsabilidades en el Partido. A pesar de estar enfermo, se entregó en cuerpo y alma a aquella labor, que se materializó en la preparación del XIII Congreso de la CTC. Elaboró las Tesis que sometían a la consideración de todos los trabajadores temas fundamentales.

Lázaro esta presente hoy, y deberemos tenerlo presente en nuestro pensamiento y acción, las actuales y futuras generaciones de dirigentes sindicales por su ejemplo de consagración a la causa de los trabajadores, su claridad meridiana con relación al significado de la unidad, su condición de maestro de cuadros revolucionarios y su extraordinario talento, como expresara Fidel en aquel histórico Congreso, para tratar y dirigir a los trabajadores.

El papel de los trabajadores en estos cincuenta años de construcción del Socialismo ha sido fundamental, de respaldo a las posiciones y a las medidas de la Revolución.

En los primeros años cuando todavía no estaban creadas las poderosas organizaciones de masas con que hoy contamos, correspondió a los trabajadores, la CTC y sus sindicatos, servir de motor y cauce a cada movilización popular.

Las luchas contra bandidos, el enfrentamiento a la contrarrevolución, a la invasión de Playa Girón, tuvieron entre sus principales protagonistas a decenas de miles de trabajadores milicianos.

Cualquier recuento seria además de extenso, posiblemente incompleto. Por eso es más directo preguntarse:

¿Ha habido algún llamado de la Revolución al que los trabajadores, no hayan respondido?, No
¿Alguién piensa que es inmerecido el sano orgullo que sienten los trabajadores y la CTC por su aporte a la Revolución en estos 50 años? creemos, sinceramente, que No.

Hay, por su puesto, algunos hechos de los que, como los mencionados, estamos especial y legítimamente orgullosos.

El papel de los trabajadores y de las organizaciones obreras en las tareas económicas como las zafras azucareras, tabacalera y cafetalera, el movimiento millonario, el desarrollo agropecuario, la industrialización, la electrificación, la extensión de las comunicaciones, las construcciones, la cobertura medica, la universalidad de la educación y el habernos convertido en un país de hombre y mujeres de ciencias.

Podríamos enumerar por cientos las misiones impulsadas y cumplidas por la CTC, los sindicatos y sus millones de trabajadores afiliados, sin que el deber asumido nos haga obviar lógicas insatisfacciones, tareas cuyos saldos son aún insuficientes e importantes batallas en las que todavía no logramos los resultados que se aspiran de nosotros.

Como la calificara el compañero Raúl al clausurar nuestro XIX Congreso y cito: “La labor sindical a desempeñado sin dudas un importante papel en la comprensión y respuesta inmediata de los trabajadores ante cada llamado del Partido y el Comandante en Jefe, aún en los momentos de más aguda situación económica derivada del periodo especial.” (Fin la cita)


Compañeras y compañeros:

Si más de una vez la dirección del país a destacado el papel de la CTC y sus sindicatos en los resultados alcanzados en este medio siglo, nos corresponde ahora, volcarnos hacia las tareas que se enfrentan: la recuperación económica, con la mayor eficiencia, elevar el papel del trabajo, incrementar la producción y la productividad, mejorar la prestación de los servicios que exige y merece nuestro pueblo.

Ajustar los gastos en correspondencia con los ingresos que alcancemos, ahorrar el máximo de cuantos recursos financieros y materiales sean puestos en nuestras manos, a sabiendas de que hoy son nuestra mayor fuente de riqueza, priorizar la sustitución de importaciones fundamentalmente de renglones alimentarios y alcanzar las exportaciones planificadas.

Desarrollaremos como estilo de trabajo el vínculo permanente y el intercambio directo con los trabajadores, que permita dar seguimiento y apoyar el cumplimiento de los acuerdos del XIX Congreso de la CTC, para lo que trabajaremos con organización, constancia y disciplina.

En el año que transcurre continuaremos batallando sin descanso en todos los escenarios a nuestro alcance, por el regreso a la Patria de nuestros Cinco Héroes presos injustamente, hace ya más de una década en cárceles de los Estados Unidos. Ellos son trabajadores cubanos que han puesto muy en alto al pueblo del cual forman parte.

Trabajadoras y Trabajadores:

Enfrentamos el futuro con optimismo y unidos. Hoy que nuestra CTC cumple sus primeros 70 años de existencia, la actual generación de dirigentes sindicales y trabajadores ratifican nuestro compromiso de seguir consolidando la unidad en torno al Partido Comunista de Cuba, a Fidel y Raúl.


Viva la Central de Trabajadores de Cuba

Vivan los trabajadores

Vivan Fidel y Raúl

Patria o Muerte

VENCEREMOS
Cuba
Canal Caribe - Foto: 5 de septiembre / Archivo.- Este domingo, autoridades del Partido y el Gobierno de la capital de Cuba convocaron a la realización de un Trabajo Voluntario, con el propósito de promover el saneamiento de las avenidas...
Marta Jiménez Sánchez - trabajadores.cu.- NOOOO. La Resolución 71 de 2021, establece un reglamento que abarca las especificidades del teletrabajo y el trabajo a distancia....
Lo último
La Columna
La Revista