Fernando Ravsberg - BBC Mundo, La Habana.- En Cuba, el efecto más devastador del cambio climático es el aumento de la frecuencia y potencia de los huracanes que atraviesan la isla, algo que el pasado año se tradujo en pérdidas valoradas oficialmente en US$10.000 millones.


Una empresa estatal cubana, productora de tejas de fibrocemento, está ensayando la fabricación de nuevos techos que ejerzan una mayor resistencia a los vientos ciclónicos y sean más baratos que los de hormigón, que el país no puede costear.

La base es un bloque de poliestireno expandible, conocido también como corcho blanco o poliespuma, muy usado en el embalaje de equipos electrodomésticos. El panel se refuerza con pequeñas cantidades de hierro y una capa de cuatro cm de hormigón.

Según los especialistas de la empresa Perdurit y del Ministerio de la Construcción, el sistema utiliza un tercio del material que se necesitaría para hacer un techo de hormigón y es capaz de soportar ciclones de categoría cuatro de la escala de cinco.

En la actualidad todavía es un plan piloto. Se están cubriendo casas con estos paneles a lo largo de toda la isla de forma que, entre por donde entre, el huracán se encuentre con estos techos, lo que permitirá a los ingenieros medir su resistencia real.

Viviendas y ciclones
Todos los sectores económicos y sociales en Cuba fueron afectados por los huracanes de 2008, pero muy en particular el de la vivienda. Esto no debería extrañar, ya que en el país hay 3,5 millones de casas, de las cuales 1,5 millones tienen techos ligeros, tejas, guano, etc.

La primera reacción fue entregar cubiertas de fibrocemento para los damnificados, pero, aunque esto soluciona el problema inmediato, todos están conscientes de que el próximo ciclón se las llevará y habrá que volver a empezar de cero.

Después de los huracanes del 2008, el gobierno prometió desarrollar una industria de materiales de la construcción que permita mejorar el parque habitacional cubano, en el que más del 40% de las viviendas se encuentran en mal o regular estado.

Bueno, bonito y barato
El panel pesa un 50% menos que la placa de hormigón, por lo que nos ahorramos mucho dinero en cimentación, columnas y vigas.
Lázaro Tejo, director de la empresa Perdurit, lugar donde se fabrican estos paneles, nos explica que "se trata de un derivado del petróleo que es mucho más barato que las placas de hormigón. Se utilizan un tercio menos de materiales".

"Además es mucho más liviano, pesa un 50% menos que la placa, por lo que nos ahorramos mucho dinero en cimentación, columnas y vigas. Sin grandes inversiones podemos utilizarlo en casas que antes tenían techos ligeros", nos explica el ingeniero.

Tejo nos dice que han recibido orientaciones gubernamentales de masificar la producción y que este año piensan culminar con la fabricacion de 10 mil techos, la mayoría para damnificados de los huracanes que el 2008 asolaron Cuba.

Existen tres fábricas ubicadas en el oriente, el centro y el occidente de la isla, en las que trabajan unos 1000 obreros y podrían aumentar la producción si se invirtiera en nuevas maquinarias para fabricar los moldes, que cuestan hasta U$D 200 mil.

Con sus propias manos
En la provincia de Pinar del Rio están reparando por este sistema 530 techos, explica el delegado del Ministerio de la Construcción, Orestes Núñez, y agrega que no hay problemas de fuerza de trabajo porque junto a los obreros laboran los propios damnificados.

Fidel Hernández se levanta a las cuatro de la mañana para ordeñar sus vacas, pero por las tardes se incorpora a la fábrica de paneles. "Estoy reconstruyendo el techo que me llevó el ciclón" nos dice y agrega que está dispuesto "a trabajar las horas que sean necesarias".

"El material es tan liviano que para ponerlo no hacen falta grúas, basta con siete obreros y se tarda alrededor de 15 días", dice Núñez, y explica que el costo de un techo de 60 m2 es de unos $4000 (U$D166) "pero el Estado subvenciona una parte".

De hecho, cuando llegamos a la casa de Alberto Cruz, una de las primeras en ser cubiertas con estos paneles, el campesino nos dice que no tiene idea de cuánto le cobrarán, pero está seguro de que "no será mucho" y que le darán facilidades de pago.

A las tres de la tarde era un verdadero placer entrar en el frescor de aquella casa. La poliespuma funciona como aislante y se calcula que hace descender la temperatura entre 3 y 4 grados, un beneficio colateral que en el trópico siempre se agradece.

 

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