Poeta mayor, ella se ha inspirado en nuestra Haydée Santamaría (1923-1980-), una de las combatientes del Moncada en versos hijos del dolor, arropados por el sentimiento, perdurables en la memoria.
De la autora de Las miradas perdidas, un fragmento de su poema En la muerte de una heroína de la patria (Para Haydee Santamaría)
Los que la amaron, se han quedado huérfanos.
Cúbranla con la ternura de las lágrimas.
Vuélvanse rocío que refresque su duelo.
Y si la piedad de las flores no bastase
Díganle al oído que todo ha sido un sueño.
Ríndanle honores como a una valiente
Que perdió sólo su última batalla.
No se quede en su hora inconsolable.
Sus hechos, no vayan al olvido de la yerba.
Que sean recogidos, uno a uno.
Allí donde la luz no olvida a sus guerreros.
De la autora de Las miradas perdidas, un fragmento de su poema En la muerte de una heroína de la patria (Para Haydee Santamaría)
Los que la amaron, se han quedado huérfanos.
Cúbranla con la ternura de las lágrimas.
Vuélvanse rocío que refresque su duelo.
Y si la piedad de las flores no bastase
Díganle al oído que todo ha sido un sueño.
Ríndanle honores como a una valiente
Que perdió sólo su última batalla.
No se quede en su hora inconsolable.
Sus hechos, no vayan al olvido de la yerba.
Que sean recogidos, uno a uno.
Allí donde la luz no olvida a sus guerreros.