Desde tempranas horas de la tarde de ayer, cientos de admiradores de Silvio colmaban los exteriores del estadio modelo Alberto Spencer de Guayaquil, muchos de ellos procedentes de lejanas provincias del país y con un entusiasmo capaz de opacar el cansancio de varias horas de viaje por la cordillera andina.
Otros miles de ecuatorianos que no pudieron viajar a esta ciudad portuaria siguieron por televisión el concierto "La Libertad es una fiesta", esperado tras 13 años de ausencia del artista cubano, cuyas canciones revivieron nostalgias y sembraron ilusiones para demostrar que la nueva trova no ha envejecido.
Momentos antes de iniciar el concierto, Silvio fue nombrado embajador de buena voluntad de la campaña "Tod@s somos migrantes", que impulsa la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) de Ecuador.
Los cantantes nacionales Beatriz Gil, Héctor Napolitano, Hugo Hidrobo y el flautista Carlos Prado iniciaron este recital gratuito que forma parte de los festejos por el Bicentenario de la Independencia del Ecuador.
Con ropa ligera, acorde con el calor imperante en esta ciudad costera, y un sombrero blanco, Silvio arrancó una ovación en su entrada cuando dijo que aunque le gusta mucho Quito quería estar en Guayaquil.
Las clásicas canciones de su repertorio que han recorrido y siguen recorriendo el mundo se unieron a otras menos conocidas para deleite de un público que, junto al presidente Correa, corearon muchas de ellas en una noche digna de los festejos patrios por el bicentenario de la independencia.
Momentos antes de iniciar el concierto, Silvio fue nombrado embajador de buena voluntad de la campaña "Tod@s somos migrantes", que impulsa la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) de Ecuador.
Los cantantes nacionales Beatriz Gil, Héctor Napolitano, Hugo Hidrobo y el flautista Carlos Prado iniciaron este recital gratuito que forma parte de los festejos por el Bicentenario de la Independencia del Ecuador.
Con ropa ligera, acorde con el calor imperante en esta ciudad costera, y un sombrero blanco, Silvio arrancó una ovación en su entrada cuando dijo que aunque le gusta mucho Quito quería estar en Guayaquil.
Las clásicas canciones de su repertorio que han recorrido y siguen recorriendo el mundo se unieron a otras menos conocidas para deleite de un público que, junto al presidente Correa, corearon muchas de ellas en una noche digna de los festejos patrios por el bicentenario de la independencia.