Ernesto González - Cubainformación.- Salimos del cine con la misma tranquilidad con que llegamos. Todo es seguro en América. Todo está bien, porque eso que acabo de ver no puede pasarme a mi familia ni a mí.
Compramos la entrada con antelación porque sabíamos que la exhibición del documental sería a teatro lleno. Fuimos a comer, y de regreso, efectivamente, ya la sala estaba rebosada y tuvimos que sentarnos separados. Estábamos en Evanston, una ciudad mayoritariamente estudiantil, sede de la afamada Universidad Nortwestern, pero estábamos convencidos de que la gente acudiría a ver la película en masa por toda la ciudad.
Los críticos cinematográficos de los grandes medios, como siempre que se trata de Michael Moore, habían apelado al tópico del dinero que gana con sus críticas, su “anti-americanismo” y sandeces de esa índole. Algunos medios escritos del área, “radicales”, como se le dice aquí cuando se le pone el nombre adecuado a lo que lo lleva, cubrieron el estreno con objetividad. La gente va a ver las películas de Moore, se ríe y las aplaude al final, eso no puede negarlo ni la prensa más “libre” de la ciudad.
Por nuestra parte, la sala oscura nos revelaba nuevos desmanes de la gloria del capital. No sabía, por ejemplo, que una compañía puede comprar un seguro de vida a un empleado, sin él saberlo, para cobrarlo en caso de muerte y no entregarle un solo centavo a la familia. Parece ser una práctica común, absolutamente legal, que eleva los ingresos de la empresa a idéntica velocidad con que fallecen sus trabajadores. Ya se sabe que mientras mejor esté la empresa, mejor estaremos nosotros (los que quedamos vivos, claro).
La prensa libre no se había tomado el trabajo de mostrarnos esas dos empresas, una de las cuales es simplemente una panadería, donde todo el mundo gana los mismos salarios altos y nadie puede realizar cambios que no sean aprobados democráticamente en asamblea abierta. La sonrisa de esos trabajadores-dueños parece genuina y hay como un ambiente relajado entre ellos. Diría que ninguno tiene que comprar Viagra, Cialis para uso diario ni ninguno de sus sucedáneos (vuele para el médico si la erección dura más de 24 horas). El CEO de la panadería democrática se dirige a la cámara de Michael: Vamos, vamos, ¿pero cuántos carros necesitamos tener, eh?
La toma de la fábrica de ventanas, por parte de sus trabajadores, en Chicago, tampoco fue un tema interesante para los grandes medios, cuya libertad se enfoca en mostrarnos cómo hacer dinero con las desgracias ajenas, convertirnos en seres-sexies y musculosos, enyoyar tetas postizas y nos incitan a seguir la telenovela del último escándalo mariconeril, término tan inexistente como las posturas de víctimas que muchos asumen. Los escándalos de los “tapiñados sexuales” y la lucha por legalizar las bodas gays, son temas que generan adoración televisiva. Al menos, eso parecen creer los ejecutivos de las grandes cadenas.
Las distracciones nos dan la identidad de pertenencia a determinada «comunidad», la autocomplacencia es poderosa, y mientras, continúan dos guerras descaradas, la cárcel de Guantánamo sigue abierta y la reforma de salud, si se aprueba, va a dejar fuera de todas formas la opción pública. La reforma de Roosevelt, garante de derechos de salud y educación para todos, se aprobó en Europa pero ni se consideró en esta nación. Fue otro de los descubrimientos que me aportó Michael Moore.
Como en sus filmes anteriores, el cineasta explota el humor y refleja las tragedias comunes. Por supuesto, la gente ríe, se emociona y aplaude al final de la proyección. ¿Y después qué? Salimos del cine con la misma tranquilidad con que llegamos. Todo es seguro en América. Todo está bien, por algo es una tierra bendecida, capaz de llevar (y en ocasiones imponer, claro, paternalmente) la libertad y la democracia al resto de este planeta ignorante y malagradecido.
Ahora, de regreso en casa, a hacer el amor, pero rapidito, sin muchos inventos ni contratiempos. Hoy es domingo, y mañana lunes hay que producir para poder consumir el próximo fin de semana. ¿Y no será que me están consumiendo, que soy más lo consumido que consumidor? Qué estúpida idea, cómo se me ocurren tonterías. Es la influencia, por una noche, de otro documental de ese gordito simpático y algo enloquecido. En cuanto a eso que he visto, dormiré tranquilo, porque estoy seguro de que jamás podrá ocurrirme a mi familia ni a mí.
