Entre los logros de la Isla en ese campo sobresale la curación de la leucemia linfoblástica (cáncer más frecuente en los niños) en el 72 por ciento del total de los pequeños que hoy son hombres y mujeres incorporados a la vida social y laboral, aseveró el experto.

En otras leucemias de adultos como la mieloide crónica también existe un alto por ciento de remisión a la enfermedad y se aplican los medicamentos más eficientes para su tratamiento, precisó.

Asimismo, en la anemia drepanocítica o siklemia, que actualmente aqueja a cuatro mil personas y en los 400 pacientes hemofílicos, se ha alcanzado una mayor calidad de vida.

Parte de los medicamentos para esas afecciones son producidos en la industria farmacéutica cubana, y sobresale,  además, el desarrollo de acciones terapéuticas moleculares, químicas, y sustitutivas, de notables resultados, precisó Ballester.

Eso ha sido posible por la voluntad política del Gobierno y la dedicación de los médicos y científicos, no obstante las dificultades ocasionadas por la política genocida,

que limita el acceso a nuevas tecnologías y medicamentos, lo cual permitiría un mayor por ciento de curación y mejorar la calidad de vida de muchos.

Uno de los medicamentos importados que se emplean en el tratamiento de algunas leucemias es el L-Asparaginasa. Existen pacientes que hacen alergias a este fármaco y es preciso usar otra variedad, de producción norteamericana, y ha sido difícil adquirirlo, acotó el especialista.

Otros obstáculos que enfrenta Cuba en esta rama de la medicina son la adquisición de medios diagnósticos, tecnologías de biología molecular y de imagenología, que permiten un dictamen más preciso.

Esos medios son controlados por fabricantes norteamericanos que en ocasiones han tratado de ofertar a Cuba pero por las leyes del bloqueo, el Departamento del Tesoro no lo ha autorizado.

Además, impiden el intercambio directo entre médicos y científicos norteamericanos y cubanos, a los cuales se les niega la autorización para viajar a la Isla o a la nación norteña.

Desde su apertura en 1966, por iniciativa del líder de la Revolución cubana Fidel Castro, el IHI es de referencia nacional para las anemias, leucemias, afecciones de la coagulación como las hemofilias y trastornos malignos derivados de la sangre, además de otros relacionados con la respuesta inmune o inmunodeficiencias.

El desarrollo de las investigaciones en las enfermedades hematológicas e inmunológicas, ha contribuido a crear una cobertura nacional y cabe destacar la existencia de las dos especialidades en todos los hospitales provinciales e institutos de investigación.

Sobresale además la formación de recursos humanos con lo cual Cuba posee cerca de 200 hematólogos y una cifra similar de inmunólogos, quienes luchan denodadamente por la salud, en especial la infantil, a pesar del bloqueo.