JIM H.P. - Cubainformación.- De blogueros va la actualidad social (y mediática) cubana. Precisamente, el día 1 de diciembre de 2009 asistí aquí, en la facultad de derecho y de ciencias políticas y sociales de la universidad de La Laguna de Tenerife, a una conferencia impartida por un conocido bloguero de Cuba. Probablemente lo conozcan, se trata de Dimas Castellanos (http://www.desdecuba.com/dimas/).
Independientemente de su manera de pensar, hay que reconocerle un par de cosas: su enorme capacidad de análisis, su amplío conocimiento de la historia y sus elaborados escritos, mejor que la mediocridad (para que ocultarlo) de Yoani Sánchez.
El nombre de la ponencia era "Nacimiento y muerte de la sociedad civil cubana", con varios puntos a tocar en los que se dividía el discurso:
-El retroceso de los derechos civiles en Cuba desde el triunfo de la revolución (sin negar, por lo menos, sus conquistas en el campo de la alfabetización y la sanidad). Entre otras cosas, porque en la constitución cubana se dice que el carácter socialista de la revolución es irrevocable, dándose por ello a cualquier medida contrarrevolucionaria la condena anticonstitucional. Esto incluye la asociación de grupos independientes, colectivos, etc.
-El estancamiento de la economía cubana a raíz de una fuerte dependencia de la Unión Soviética y ahora de Venezuela, así como la falta de interés en el trabajo a causa de este estancamiento y la existencia de una producción a manos del Estado, que impedía cualquier "impulso" que (se supone) otorga la competencia, así como el enorme mercado negro que circula en la isla.
-Los procesos de transformación dentro de Cuba, que exigían con cada vez más fuerza un cambio que no fuese desde la derecha cubano-americana, sino de la propia voluntad de los residentes en cuba, encarnándose esta fuerza en los nuevos blogueros independientes como paradigma de los cambios en Cuba.
Básicamente fueron esos tres puntos en los que, pese a encontrarme, desde mi enfoque de la situación, en contra, debo admitir que me sirvieron para alimentar mi conocimiento sobre Cuba. Es decir, me alegro de escuchar una voz disidente alejada de toda la retórica de Miami (al menos eso pensé). Su análisis era más racional y elaborado.
Desde mi humilde opinión, a la cual siempre intento enriquecer escuchando las diversas opiniones de todos los lados para tener una perspectiva global de los problemas de la isla (y ruego a todos aquellos mejor informados que yo a que compartan su opinión conmigo), pienso:
Vale, creo que estoy de acuerdo en varias cosas, y esto es: quizás sea verdad que la sociedad y la economía de Cuba estén atascadas, incluso a nivel de la sociedad civil; y que la isla necesita cambios. En esas dos cosas perfecto, pero ahora bien, ¿Qué cambios? La sociedad cubana, por lo que puedo saber (incluso por defensores de la revolución), se encuentra dentro de una situación de cambio que, en el entorno geopolítico en el que se encuentra no le beneficia. Es decir, es como una enorme olla a presión que tarde o temprano estallará, y puede que EE.UU sea su válvula de escape. Es decir, el retorno de las relaciones culturales y de producción capitalistas. La otra válvula de escape será la nueva latinoamérica emergente, que se encuentra en construcción.
Escuchando a Dimas, parece que todos los problemas de insuficiencia y de limitación de ciertas libertades son intrínsecos al sistema socialista de la isla caribeña. Ahí es donde disiento de la opinión del ponente de la charla. Parece que en otros países latinoamericanos existen estos problemas y de peor manera incluso, y se encuentran en gobiernos de corte capitalista (ya no sólo neoliberal sino incluso socialdemócrata). Luego ¿El problema es el socialismo? Evidentemente el primer problema es el bloqueo cubano, pero si no admitimos que el gobierno cubano y la manera de aplicar el socialismo aún no se ajusta del todo a las necesidades del pueblo, si que estaremos atascados. Una critica interna y constructiva siempre es buena para avanzar. Pero no creo que por ello se deba retraer el socialismo en aras de un capitalismo, sea del corte que sea. Dimas jugaba con la idea preconcebida de que el capitalismo es flexible y el socialismo (alimentado por la idea soviética y norcoreana) es estático, y que por ello Cuba estaba estancada económica y socialmente. Opino que nada más lejos de la realidad, que el socialismo es flexible (un socialismo genuino,se entiende) y por tanto adaptable a las necesidades de cada pueblo y perfeccionable. Cuba probablemente estaría igual de estancada aun siendo capitalista si igualmente estuviese en un contexto de embargo, junto a las características geográficas e históricas que siempre la han acompañado. Debemos admitir que existen, por muy lógicas y justificadas que puedan ser las razones, una falta de ciertas libertades en la isla, pero si el capitalismo socialdemócrata, como el propugnaba, es la solución, entonces es que vive una utopía tan grande como la que nos achacan a nosotros los capitalistas. Un sistema capitalista es jerárquico y piramidal, y los recursos son escasos. Si cuba se capitaliza, será como país explotador o como país explotado, y dado que la cúpula de la pirámide ya está ocupada en la zona por los EE.UU y Canadá, ya sabemos que lugar le corresponderá a Cuba. Tenía razón en que se debe recuperar de manera dinámica la sociedad civil, que salga de su estancamiento, pero en lo que divergen nuestras opiniones es la válvula de escape: para él era, no el sometimiento, pero si la "colaboración" con la "nueva" américa sostenida por Obama (y esa es otra cosa, la fe en Obama que tenía Dimas, el rostro "amable" del capital). Para mí y otros compañeros, la dinamización del atasco tenía que ser fruto de la nueva coyuntura sudamericana encabezada por Venezuela, Bolivia y Ecuador. Ciertamente, fue muy feo que no mencionara al ALBA para nada, teniendo en cuenta del proceso integrador que esta supone, alejada de todo imperialismo estadounidense y su "doctrina Monroe".
Luego está el tema de los blogueros, supuestas encarnaciones de una "nueva voluntad" crítica de la isla. Vamos a ver, solo voy a preguntarme un par de cosas, ya que existen otras que no se por mi ignorancia de la realidad cercana de Cuba, y son las siguientes: ¿Como en una isla en la que el ancho de banda es ridículamente pequeño se puede sacar tanto blogueros? ¿Si la contrarrevolución es anticonstitucional porque esta gente no está en la cárcel? ¿Porque habiendo tantos buenos blogueros por toda latinoamérica le dan un premio a una de Cuba, Yoani Sánchez, y encima se entrevista con el presidente Obama? En fin, ahí dejo eso. Ahora una reflexión: Dimas criticaba que la constitución era irrevocablemente socialista, y lo que no entraba era anticonstitucional; y que los medios estaban controlados por el Estado. Bueno, debe ser cierto y se podrá mejorar, pero ¿Qué cambia en el capitalismo? bueno, que la constitución es intrínsecamente capitalista y que los medios están controlados por empresas privadas con intereses económicos concretos.
El socialismo se pare como a un niño y cuando nace es inmaduro, no es perfecto y necesita cambiar, y va madurando poco a poco. 50 años de revolución es relativamente poco en la historia de la humanidad, y los nuevos movimientos tienen que formarse. Espero que la nueva latinoamérica acuda pronto a la cooperación plena entre sus miembros, con la válvula agilizadora que necesita Cuba.
Una cosa si le voy a aplaudir a Dimas: él no esta a favor de la revolución y sin embargo no salió huyendo para que otros le solucionaran los problemas. Él se quedó para cambiar las cosas, y eso le honra. Dijo qué "el cambio se hará dentro de Cuba y desde los propios cubanos". Ahí si que estamos de acuerdo.
Solo se hecho de menos alguna voz alternativa a la opinión del ponente. Lo cierto es que estuvo mal organizado, con muy pocos carteles de la conferencia y sin ningún anuncio en la página de la Universidad de La Laguna (ULL). Solo fueron unas pocas personas, de las cuales algunos profesores eran conocedores de la situación cubana. Por suerte por un lado, lamentablemente por otro, prefirieron respetar el discurso de Dimas y no contrariarle demasiado.
