Joel Mayor Lorán - Granma.- Un espinoso problema ecológico ha sido resuelto por el colectivo de la Central Termoeléctrica Máximo Gómez, del municipio habanero de Mariel: hallar un destino para el lodo originado al quemar fuel oil durante la generación de electricidad; tanto enterrarlo como incendiarlo o verterlo hubiera significado una agresión al medioambiente.
La solución consistió en el montaje de una máquina que extrae el agua al lodo y la limpia hasta dejarla en una proporción de cinco partes de hidrocarburo por millón de agua, con lo cual ya se puede verter. A la vez, el lodo resultante (hidrocarburo aún) se quema en la planta térmica y produce electricidad, explicó Edier Guzmán, el director general.
Entretanto, la Central Termoeléctrica Este Habana, de conjunto con la Empresa de Ingeniería y Proyectos de la Electricidad (INEL), proyecta adecuar instalaciones de su casa de petróleo para también recepcionar, tratar y quemar los lodos generados en ambas provincias habaneras, según manifestó Orlando Caballero, el director técnico.
Los trabajadores de este sector no solo dan pruebas de ocuparse de defender el entorno, sino también de proteger a la población de las fuerzas naturales. De modo que emprendieron el aseguramiento de energía a las principales fuentes de abasto de agua, ante la recurrencia de fuertes huracanes.
Durante el año 2009 tendieron 11,2 kilómetros de cables soterrados en el acueducto El Gato, en Madruga; mientras, en el 2010, planean añadir otros 10, en Cuenca Sur, Quivicán, los cuales han de preservar el abastecimiento del preciado líquido a ocho municipios del centro de la capital, declaró a Granma Edel Gómez, director de la Empresa Eléctrica en La Habana.
La subestación Ariguanabo, ubicada en el municipio de Bauta, evidencia igualmente este propósito de amparar al hombre, pues no solo emplea técnica moderna y cables soterrados sino que los interruptores están bajo techo. Ante una inclemencia ciclónica el encargado de esa función puede operarlos con tranquilidad absoluta.