Durante un acto conmemorativo el jueves, el Secretario de Gobierno del Distrito Capital, Igmer Ruiz, rememoró que el Maestro vino a servir como un hijo a esta tierra, y hoy miles de cubanos colaboran en Venezuela con mucho amor y fe, como médicos, maestros y amigos.
Por su parte la profesora Ruth Vilches, de la Cátedra Bolívar-Martí de la Universidad Bolivariana de Venezuela, recordó la carta del Apóstol al salir de este país cuando expresó "de América soy hijo, a ella me debo".
Vilches instó a llevar a la práctica en la sociedad venezolana una ética martiana, bolivariana y profundamente socialista.
Mientras, el presidente de la Casa de Nuestra América José Martí y director general de la Biblioteca Nacional, Ignacio Barreto, evocó la coherencia en el azar de la historia, pues el Apóstol dio clases en el mismo colegio en el cual Simón Rodríguez impartió lecciones un siglo antes a Bolívar.
Barreto apuntó que el héroe nos alerta que para lograr el cambio social debe alcanzarse primero el cambio del espíritu. El viajero llegó al anochecer sin sacudirse el polvo del camino ni preguntar donde se comía o dormía, sino cómo se iba hasta la estatua de Simón Bolívar, según contó el escritor en 1889 en la revista La Edad de Oro.
Este miércoles la Jornada Martiana, organizada por la Casa de Nuestra América José Martí y la Biblioteca Nacional, inició en el Camino de los Españoles, a unos mil 250 metros sobre el nivel del mar, punto en el cual se detuvo el caminante para divisar la ciudad el 21 de enero de 1881.
Según comentó a Prensa Latina el artista Efraín López (Chepín), hace ocho años inauguró el monumento Bolívar-Martí al lado de un árbol denominado cují, similar a aquel en el cual el Maestro se apoyó para observar la capital desde la altura.
Por su parte la presidenta del Club Martiano Simón Bolívar, Lourdes Sosa, rememoró que hace 129 años Martí venía desde el puerto de La Guaira (estado Vargas) por el Camino de los Españoles en una carreta halada por bueyes.
Entre las huellas que deja el Maestro durante sus seis meses en este país, está la Revista Venezolana, considerada por especialistas como modernista.
De acuerdo con el estudioso cubano Ángel Augier, -fallecido esta semana- "es precisamente en la Revista Venezolana, en la cual amanece el nuevo estilo que él aporta a la prosa modernista latinoamericana."
"La revista no hace profesión de fe sino de amor. No se anuncia tampoco bulliciosamente: Hacer es la mejor manera de decir", destaca el escritor latinoamericano en el primer texto de la mencionada publicación fundada el 1 de julio de 1881.
Para el profundo conocedor de la vida y obra del Apóstol, Cintio Vitier, "el concepto martiano incluye otro aspecto de mayor trascendencia: si hacer es la mejor manera de decir; la mejor palabra, en consecuencia, está llena de hechos y de actos. Y ello transfiere el asunto al estilo".
En opinión de Vitier -fallecido en octubre último-, quizás allí resida una de las claves de la "epifanía venezolana del lenguaje martiano" signada por Ismaelillo, La Revista Venezolana y las crónicas relativas al centenario de Calderón de la Barca.
Mientras, el investigador venezolano Ramón Losada Aldana, señala que la nueva literatura latinoamericana y caribeña que Martí inicia en Venezuela tiene posiblemente bastante relación con la comentada interdependencia entre hacer y decir.
Nada más lógico que un arte y una literatura así en un hombre que puso todo su "decir" al servicio de "hacer" la independencia de América y el Caribe frente a España y a Estados Unidos, remarca Losada en el prólogo a la Edición Crítica de la referida publicación.
Vilches instó a llevar a la práctica en la sociedad venezolana una ética martiana, bolivariana y profundamente socialista.
Mientras, el presidente de la Casa de Nuestra América José Martí y director general de la Biblioteca Nacional, Ignacio Barreto, evocó la coherencia en el azar de la historia, pues el Apóstol dio clases en el mismo colegio en el cual Simón Rodríguez impartió lecciones un siglo antes a Bolívar.
Barreto apuntó que el héroe nos alerta que para lograr el cambio social debe alcanzarse primero el cambio del espíritu. El viajero llegó al anochecer sin sacudirse el polvo del camino ni preguntar donde se comía o dormía, sino cómo se iba hasta la estatua de Simón Bolívar, según contó el escritor en 1889 en la revista La Edad de Oro.
Este miércoles la Jornada Martiana, organizada por la Casa de Nuestra América José Martí y la Biblioteca Nacional, inició en el Camino de los Españoles, a unos mil 250 metros sobre el nivel del mar, punto en el cual se detuvo el caminante para divisar la ciudad el 21 de enero de 1881.
Según comentó a Prensa Latina el artista Efraín López (Chepín), hace ocho años inauguró el monumento Bolívar-Martí al lado de un árbol denominado cují, similar a aquel en el cual el Maestro se apoyó para observar la capital desde la altura.
Por su parte la presidenta del Club Martiano Simón Bolívar, Lourdes Sosa, rememoró que hace 129 años Martí venía desde el puerto de La Guaira (estado Vargas) por el Camino de los Españoles en una carreta halada por bueyes.
Entre las huellas que deja el Maestro durante sus seis meses en este país, está la Revista Venezolana, considerada por especialistas como modernista.
De acuerdo con el estudioso cubano Ángel Augier, -fallecido esta semana- "es precisamente en la Revista Venezolana, en la cual amanece el nuevo estilo que él aporta a la prosa modernista latinoamericana."
"La revista no hace profesión de fe sino de amor. No se anuncia tampoco bulliciosamente: Hacer es la mejor manera de decir", destaca el escritor latinoamericano en el primer texto de la mencionada publicación fundada el 1 de julio de 1881.
Para el profundo conocedor de la vida y obra del Apóstol, Cintio Vitier, "el concepto martiano incluye otro aspecto de mayor trascendencia: si hacer es la mejor manera de decir; la mejor palabra, en consecuencia, está llena de hechos y de actos. Y ello transfiere el asunto al estilo".
En opinión de Vitier -fallecido en octubre último-, quizás allí resida una de las claves de la "epifanía venezolana del lenguaje martiano" signada por Ismaelillo, La Revista Venezolana y las crónicas relativas al centenario de Calderón de la Barca.
Mientras, el investigador venezolano Ramón Losada Aldana, señala que la nueva literatura latinoamericana y caribeña que Martí inicia en Venezuela tiene posiblemente bastante relación con la comentada interdependencia entre hacer y decir.
Nada más lógico que un arte y una literatura así en un hombre que puso todo su "decir" al servicio de "hacer" la independencia de América y el Caribe frente a España y a Estados Unidos, remarca Losada en el prólogo a la Edición Crítica de la referida publicación.
