Pablo Soroa Fernández - AIN.- Una tarja en honor al Doctor Fermín Valdés Domínguez, fue develada hoy en la vivienda que habitó en esta ciudad, entre 1888-1893, ese revolucionario y entrañable amigo del Apóstol de la Independencia Cubana, José Martí. Eudis Romero Suárez, primer secretario del Partido en el segundo municipio más importante de la provincia de Guantánamo, presidió ese reconocimiento, en ocasión del centenario de la muerte de quien en esta villa fue conocido como el Médico de los Pobres.

---

Se encontraban presentes además Mariluz Leyva Lores, jefa del departamento ideológico del Comité Provincial de la máxima organización política, y José Sánchez Guerra, del Ejecutivo de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba.

En la calle Martí número 114, esquina a Maraví, en las cercanías del malecón de la Ciudad Primada, radica el inmueble en el cual residió Valdés Domínguez durante los años que precedieron a la Guerra Necesaria, iniciada en la Isla el 24 de febrero de 1895,

Durante esa época en que, además de ejercer la medicina, realizó una amplia labor de proselitismo, el patriota fungió como delegado del Partido Revolucionario Cubano en la localidad, a propuesta de Martí.

Junto a sus labores conspirativas, el editor del Diario Cojuelo y tenaz defensor de la inocencia de los estudiantes de medicina fusilados por España en 1871, se dedicó también al quehacer científico.

En la Primera de Nuestras Villas y Ciudades, Fermín acompañó en sendas expediciones a los doctores Carlos de la Torre y Huerta, y Luis Montané, esté último fundador de la Sociedad Antropológica de Cuba.

Ambas excursiones abarcaron a Baracoa y Maisí, en1890 y 1891, respectivamente, y fueron reseñadas periodísticamente por el condiscípulo del autor de Versos Sencillos.

Valdés Domínguez reportó esas andanzas en el diario País (La Habana, 28 y 19 de octubre de 1890), y El Triunfo, de Santiago de Cuba, el nueve de septiembre del año siguiente.

En el primero de esos periódicos se narra el arribo del naturalista de la Torre a Baracoa, para estudiar los cocoteros enfermos de la región de Duaba, y en el segundo la cruzada arqueológica y espeleológica de Montané a Maisí.

Mediante su periplo al extremo oriental de Cuba, el antropólogo tenía como fin fijar exactamente la localidad de cuatro cráneos deformados y varios huesos de indios, encontrados por el anfitrión algunos meses antes en una cueva próxima al Faro Concha, al pie del Paso de los Vientos.