En la rada habanera este 14 de junio, Día del Trabajador Marítimo-Portuario, la lucha continúa por el pronto despacho

Iliana Hautrive - Cuba Trabajadores.- Es estibador en la terminal Haiphong desde hace 10 años y mantiene la juventud y fortaleza de sus 35. A la convocatoria de un arribo simultáneo de buques en el Puerto de La Habana interrumpió las vacaciones que disfrutaba, y supo, como el resto de sus compañeros, de largas jornadas para que ningún barco pagara estadía. José Miguel Fariñas ahora tensa sus músculos para continuar cargando sacos. “Nosotros siempre queremos tener barcos, porque de eso dependen el empleo y el salario.

---

Semanas atrás operamos uno de arroz de 21 mil 300 toneladas en tiempo récord, y en todo momento es así”.

Dicen que quizás mayo fue el mes más difícil en casi una década. Si de arribos simultáneos se trata, la rada habanera está diseñada para tres embarcaciones, a lo sumo cinco, pero entre finales de abril y mediados de mayo último se operaron nueve a la vez, lo que obligó a una exacta estrategia no solo con la técnica disponible, sino fundamentalmente con el capital humano en las cuatro terminales que conforman la Empresa de Servicios Portuarios de Ciudad de La Habana, según explicó Miguel Izquierdo González, su director desde hace más de un año.

Con 17 años de labor en el Puerto de La Habana, no por casualidad Ángel Hernández, jefe del grupo de la estibadora de Haiphong, está muy satisfecho de su colectivo, que durante esas operaciones simultáneas aplazó vacaciones, y doblaron turnos para no tener necesidad de contratar fuerza laboral. “Han sido días muy tensos” —confirmó—, y puso como ejemplo que en mayo trabajaron unas 37 mil toneladas en menos de diez jornadas, y no pagaron estadía.

Con pala en las bodegas

Hay que sobreponerse a las dificultades existentes con los equipos.

Tampoco la alimentación es como en otra época. Muchas veces por problemas con los cargadores frontales la limpieza de las bodegas hay que terminarla manualmente, con palas, porque de lo contrario se dilata el tiempo pactado en la operación portuaria.

“La gente exige, no desmayamos en la atención al hombre, pero la respuesta laboral es siempre la misma, incluso en el pago de la cuota como afiliado”, dijo Beatriz Maceo, organizadora del buró sindical en la unidad empresarial de base Andrés González Lines, que tiene bajo su jurisdicción también las terminales Juan Manuel Díaz y Conaut.

El Ñato, como todos conocen a Francisco Orozco, quien está al frente del grupo de la estibadora en la UEB Andrés González Lines, destaca la labor de grueros, tecnólogos, listeros, informáticos, tarjadores y otros especialistas sin los cuales hubiera sido imposible operar allí 66 buques en los cinco primeros meses de este año, y así rebasar las 284 mil 800 toneladas planificadas para cerrar con 352 mil 360.

Arde la piel de otros dos estibadores —Alejandro del Pino y Juan Hernández—, en la dura faena del día para cargar casillas ferroviarias.

El último cuenta que labora en el Puerto de La Habana hace 30 años y conoce de las buenas y las malas, sin que nunca hayan dejado de trabajar cuando tienen barcos.

“El que diga lo contrario está loco”, sentencia El Grande, como llaman al primero. Y aliviándose el sudor de cara y pecho, se disponen a situar la carga en la estera para que rápidamente llegue a su destino.