Iris Armas Padrino - AIN.- Cuba se yergue como paradigma de valores éticos y humanitarios en su rol formador de profesionales de la salud en el mundo, tras 45 años de la primera graduación de 400 jóvenes médicos que iniciaron sus estudios después del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959. El 14 de noviembre de 1965, efeméride hasta hoy recordada más allá del interés estadístico por la entrega de nuevos títulos universitarios, se convirtió en hito.

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La calidad docente y práctica de los galenos supera con creces, desde entonces, el antiguo concepto de graduar para el ejercicio privado de la profesión o el marco estrecho de la función curativa.

Al rememorar la historia de la etapa precedida por gobiernos manipulados desde Estados Unidos, es imprescindible citar el cierre de la única escuela de Medicina, que radicaba en la colina universitaria de Ciudad de La Habana.

Allí se formaba el excelso y minoritario grupo de profesionales de la salud. De los seis mil galenos existentes al triunfo de la Revolución, solo quedaron en la Isla cerca de tres mil, así como un reducido número de profesores.

La casa de altos estudios cubana incorporó entonces al programa de formación médico-profesional la asistencia, docencia e investigación, con sentido superior y altruista en función de salvar vidas, solidario con las personas más necesitadas y abarcador de proyectos de extensión territorial en Cuba y otras naciones del orbe.

Cuando el promedio de graduados era de apenas 300 médicos y una treintena de estomatólogos por año, la preparación de los especialistas no incluía la prevención de enfermedades o factores de riesgo a los que están sometidos muchos de los pacientes crónicos. Este es de los mayores aciertos del sistema sanitario cubano.

Cuba desde la primera graduación hasta la fecha ha preparado alrededor de 90 mil profesionales de la salud, de ellos más de ocho mil de diversas latitudes, incluido Estados Unidos, mediante el proyecto de la Escuela Latinoamericana de Medicina, en el empeño multiplicador de elevar los indicadores sanitarios de los pueblos del mundo.

Desde 1963, cuando Cuba inició oficialmente la colaboración médica internacional, en Argelia, hasta hoy superan los 100 mil profesionales de la salud que han brindado su cooperación en más de 100 países.

Página hermosa de solidaridad humana constituye el internacionalismo llevado a cabo en los más recónditos lugares y ante situaciones de desastres naturales: Perú, Pakistán, Bolivia, Haití, por citar algunas naciones, son sitios en los cuales las experiencias de ejercicio profesional resultan enriquecedoras.

Mediante nexos de colaboración e intercambio con otros centros docentes del mundo, Cuba multiplica su hacer para la formación  técnica y profesional.

Entre lo más novedoso del programa cubano resalta la formación docente universitaria en más de 400 policlínicos integrados a la Atención Primaria.

Pese al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba desde hace cinco décadas, los estudiantes cuentan con medios audiovisuales y programas interactivos de computación, además de la enseñanza de numerosos especialistas de alto rigor científico.

De esta manera se hace realidad el ideario del Comandante en Jefe Fidel Castro en el Programa del Moncada, cuando se refirió al carácter internacionalista y humanista del pensamiento revolucionario de la generación del Centenario: la salud cubana irradia en el mundo su más preciado tesoro.