La agricultura suburbana rescata “el eslabón perdido” entre la pequeña y la gran producción y ya existe en 130 municipios

Ana Margarita González - Cuba Trabajadores.- Desde la terraza, Adalberto González Tapia domina la finca de 4, 95 hectáreas, que mantiene totalmente intercalada con diversidad de cultivos. Solo queda espacio para el camino y el patio, alrededor del cual están las dos viviendas, los corrales y el taller.

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“Siembro la comida para los animales; dentro de la caña recogí 40 quintales de frijoles, y llevo cinco meses sacando ají cachucha de esta plantación; después del pimiento pongo el cachucha, y ahora voy a demolerla para hacer una tomatera”, explica Adalberto como si contara una data de dominó.

“En el campo no hay nada difícil. Nací aquí, en el Cotorro; cuando estaba en cuarto año de Medicina Veterinaria me quisieron mandar para Baracoa y me molesté, dejé los estudios y vine a trabajar la finca de mi tío, donde había vivido. Alrededor de un manantial hicimos una presita, y tenemos agua para el regadío todo el año.

“Ahora soy el pítcher de este equipo, y si me voy, pierdo el juego: lo mismo estoy en la siembra que manejando la camioneta, y aunque mi hijo ordeñe las vacas, estoy ahí, mirando. A mi esposa le gustan los animales y se ocupa de ellos: tenemos un convenio porcino de una reproductora, que casi siempre hace tres partos al año.

“La agricultura suburbana da un beneficio total para el campesino: los productos no se echan a perder, se comercializan y  tienen buen precio; hay que trabajar la tierra para obtener resultados y ganancias, porque si estás ocupando un pedazo, lo más correcto es que lo pongas a producir sin que nadie tenga que mandarte”.

En Alberro, cerca del consejo popular Lotería, donde se asienta Adalberto, otro campesino aplica semejantes conceptos de racionalidad en la explotación de la finca. Carlos Perdomo Pérez recoge cacharros viejos que quedan en desuso en las  industrias cercanas y les busca destino: lo mismo tiene una “maquinita” donde moler los alimentos para los animales, un fogón para cocinarlos o los cepos para el ordeño de las vacas.

Con su iniciativa también construyó un pequeño embalse, donde crecen clarias y otros peces; a su alrededor engordan más de 900 patos y hacen sus nidos, cuyos huevos llevará a la incubadora de otro campesino para lograr los polluelos.

Como a su alrededor había tierras ociosas, mediante el Decreto Ley 259, Carlos agrandó su predio a tres caballerías, lo que le permitió aumentar el rebaño vacuno, incluir la ceba de toros y proseguir con el convenio porcino y el cultivo de plátanos. Sin embargo, la falta de alambre de púas y de una motobomba para extraer el agua, limitan las potencialidades productivas de su finca.

Mercados llenos

“El impacto de la suburbana está en que, aplicando los conceptos de la urbana, sacó la producción de las pequeñas áreas y la llevó a mayores extensiones. Ningún productor está a más de cinco kilómetros del punto de recogida; eso les permite trasladar los productos con un triciclo, un carretón o una carreta”, explica Juan Echevarría Camejo, director del programa en el Cotorro.

“La agricultura suburbana también hace sus aportes con la logística: facilita métodos de trabajo a los campesinos, mecanismos de acopio y comercialización, los capacita, y permite licencias para instalar herrerías donde reparan arados, hacen rastrillos, tridentes, clavos de herrar. Este tipo de agricultura cierra el ciclo que va desde la pequeña a la gran cosecha de los polos productivos, y logra la integración entre cultivos varios, ganadería y forestal”, afirmó el ingeniero Didie Rodríguez Rodríguez, delegado de la Agricultura en el Cotorro.

En los 15 mercados y los puntos de venta se destaca la diversidad en los colores: del blanco de la cebolla al verde de los plátanos, pasando por el amarillo de la calabaza o el rojo de las remolachas. Y estamos en uno de los mejores meses para las cosechas agrícolas; en el verano el surtido baja.

Así lo confirmaron varios de los consumidores durante un recorrido por mercados y placitas, en el Consejo Popular Alberro. Yaumara Rivero no puede llevarlos todos, pero sabe que la oferta es estable y que en cualquier otro momento viene por lo que necesite.

Elvis Fernández es el representante de la CCS Antonio Maceo, y señala que en el mercado: “el precio que tienen los productos influye también en la calidad y diversidad que usted observa, y estimula a los campesinos a buscar la forma de traerlos, y que se vendan todos los días”.

En el Cotorro se acopiaron este año más de 10 mil toneladas de productos agrícolas y alrededor de un millón 300 mil litros de leche, y carnes de cerdo, vacuna, ovina y caprina.

Sin embargo, los 30 subprogramas de la agricultura suburbana no se comportan igual. Didie y Echevarría reconocen que falta mucho por hacer en el cuidado del suelo y la elaboración de abonos orgánicos, en la explotación del plátano y las oleaginosas (maní, soya, maíz o girasol) y en el cuidado del medio ambiente; sueñan con explotar el total de las tierras disponibles (hoy lo hacen en el 97%) y con que todos los productores logren el manejo ecológico de las plagas y del suelo.