"Ya el tren echó a andar", con esa frase, desalmidonada y muy cubana, Raúl comentaba hace apenas unas semanas el inicio de la discusión pública del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social.
A buena hora llegó este intercambio que busca diseñar la forma en que se organizará la nación, pero cuyo éxito depende de la transformación del pensamiento colectivo para alejarlo de esquemas paternalistas o demasiados rígidos en la formalidad.
Los cambios a los que en 2011 está abocada la economía nacional, y por tanto el país, tienen que ser acompañados por la construcción de una nueva mentalidad en la que primen audacia, agilidad, racionalidad y eficiencia.
Habrá entonces que entender que el país se modifica sólo desde los individuos, quienes en el debate colectivo, tienen hoy la responsabilidad histórica de repensar a Cuba.
El Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social, un documento al que todos acuden por estos días, señala que la planificación socialista seguirá siendo la principal vía para la dirección de la economía, a pesar del surgimiento de nuevas formas de empleo no estatal.
Buena aclaración esta, recogida en el lineamiento número uno, que deja claro el rumbo socialista de estos cambios pues al final, de lo que se trata con la "actualización del modelo económico" es de preservar a la utopía que desde hace medio siglo busca nido en la isla.
Abrir caminos propios, a contrapelo de todo, parece ser el sino de esta pequeña isla, cuyos contornos socio-políticos ahora tienen que ser pergeñados entre todos y que por eso, por lo que significa de cara al mañana, recibe la atención de tirios y troyanos.
Regresar al camino viejo, buscar un nuevo sendero y retomar la marcha, es el único medio para salvar un proyecto cuyas raíces siguen estando en la manigua mambisa, aunque las ramas se extiendan más allá de las arenas de Girón o las llanuras selváticas de Angola.
Sólo del pensamiento colectivo, que recoge la breve experiencia histórica nacional de cinco siglos, saldrán las pautas necesarias para hallar el camino que nos conduce hacia la nación que pensamos.
Como para ratificar la hondura de la transformación, el 2011 abre con el nacimiento de dos nuevas provincias, Artemisa y Mayabeque, cuya estructura gubernamental, a pesar de lo que algunos piensan, es mucho más racional y flexible.
Lo que se comienza a hacer en esos dos territorios, hijos de la provincia de La Habana, es el ensayo de la arquitectura estatal que poco a poco se irá extendiendo hacia todas las provincias para despender la costra burocrática con la espátula de la racionalidad.
A la vuelta de cuatro meses, además de las celebraciones por el medio siglo de la fulminante victoria de Girón, tenemos el VI Congreso del Partido donde debe concluir, al menos en el aspecto teórico, la discusión de los cambios programados.
Este 2011 será un año histórico porque significará un giro en el ordenamiento económico del país, que ya ha vivido tres momentos trascendentes: en 1960, cuando se rompieron los vínculos con Estados Unidos; en 1972, cuando nos integramos al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), y en la infausta década de los 90, cuando la pegada del Período Especial casi nos lanza a la lona.
Los que vivimos en la isla comenzamos a vivir 12 meses que de seguro quedarán marcados en la historia de la nación porque, aún bajo la dirección de Fidel, Raúl y la generación histórica, empezamos a enderezar el rumbo hacia el nuevo socialismo cubano.
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Fuente: EXCLUSIVO, 01/01/11