Anubis Galardy - Prensa Latina.-  La Feria Internacional del Libro Cuba 2011 comenzó hoy su andadura por la capital cubana llevando consigo el universo de la letra impresa, tan amplio y diverso como la materia prima de la que nace.

Con el Parque Moro Cabaña como sístole y diástole, se expande por la ciudad prolongada en 10 subsedes, impregnándola del aroma fragante de la tinta fresca, de ese olor peculiar de los libros anticipador de la conexión que se entabla, a manera de circuito cerrado, íntimo, entre las manos y el intelecto de los lectores.

En un año permeado por la crisis económica que sacude el mundo, la feria se sostiene y crece al calor del apoyo del gobierno cubano. En sus valijas reposan más de seis millones de ejemplares y dos mil títulos listos para llegar al alcance de sus destinatarios naturales.

Cada febrero es esperada con avidez por un público ansioso, un séquito fiel presto a sumergirse en los vastos mundos que el libro ofrece, actualizar y enriquecer sus conocimientos, navegar por las aguas de las ciencias y la poesía, en el fondo hermanadas por la cualidad común que las une, un misterio propiciador de aventuras, descubrimientos.

Dedicada a los países que conforman la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, y a los escritores Jaime Sarusky y Fernando Martinez Heredia, la feria entraña la posibilidad del reencuentro con una historia cuya épica está teñida por la misma sangre emancipadora, un acervo espiritual de rica diversidad pero con raíces comunes.

Como expresó en la apertura la ministra ecuatoriana de Cultura, Erika Silva, una iniciativa como esta hubiera sido impensable hace dos décadas. Por ese entonces, apuntaba,"Cuba se enfrentaba sola a su destino heroico y cada pueblo de nuestra América vivía en soledad su drama".

Pero el siglo XXI se abrió, precisaba, con un hambre de cambios nacidos de esos mismos pueblos que decidieron, casi simultáneamente, elegir gobernantes y agendas contrarias al neoliberalismo, con nuevos modelos de desarrollo basados en la idea socialista de solidaridad y equidad".

Considerada nuestro acontecimiento más trascendente, la feria cubana lo es porque alcanza una continuidad imprevisible, no mediata sino colocada en el horizonte de generaciones, como lo definiera el escritor cubano Reynaldo González en su discurso de agradecimiento en la 19 edición, que le rindió honores.

Cada año la cita editorial ejerce su magia. Una magia multitudinaria a la que es imposible resistirse Los libros como una isla infinita en sí misma. Si el hombre no hubiera inventado esos símbolos, sería más frágil nuestro pecho, más embestido por los vientos. La frase, de centelleante lucidez, es de Fina García Marrúz, una de las poetas mayores en lengua hispana.