San Antonio se vistió de fiesta para recibir a la Bienal.
La celebración popular que desde hace 32 años tiene lugar en esa latitud se inició con el tradicional desfile de disfraces y continuó con el mural colectivo Pensar y dibujar por el mañana, en una jornada que más tarde contaría con la apertura oficial del evento al que un grupo de acciones acaecidas en Cienfuegos, Las Tunas y la capital lo han estado precediendo.
Tesorero de originales de miles de autores del planeta, el Museo del Humor fue el espacio donde quedó inaugurada —con la presencia de Tubal Páez, presidente de la UPEC, y Bárbara Doval, presidenta del Comité Organizador— la Bienal, cuyo desarrollo propicia la oportunidad que bien aprovechan nuestros artistas para mostrar a los colegas de otras regiones lo que hace el humorismo gráfico cubano a pesar de las dificultades económicas que inciden en el país, y a su vez los acerca a las expresiones y temáticas que aquellos abordan.
De 600 obras presentadas —500 de ellas para el Premio Eduardo Abela y el resto para el concurso Tomy On Line, en recordación al humorista Tomás Rodríguez—, entraron en competencia 181 de 101 autores de 21 países, entre los cuales se destaca Cuba al contar con el mayor número de trabajos, mientras que se distingue la sátira política como el género más emprendido.
"Resulta interesante —comentaba el humorista gráfico Arístides Fernández en las palabras preliminares— que a pesar de la distancia geográfica y las diferencias filosóficas y políticas, los intereses y las preocupaciones de los artistas parecen ser los mismos. A veces resulta difícil saber si el humorista gráfico es cubano, colombiano o iraní, con solo ver la obra, porque las preocupaciones de la gente son casi las mismas. Esta bienal es un ejemplo de esas preocupaciones, los humoristas quieren hablar de ellas y resolver los problemas del mundo con sus herramientas —el pensamiento, el humor, la gráfica—, y quieren ser partícipes de esos cambios del mundo a través de sus ideas."
Presidido por el cubano Antonio Mariño (Ñico), el jurado fue presentado y homenajeado con la Expo Votación unánime, abierta a la par de la Bienal e integrada por obras de esos artistas. "Ojalá mi municipio tuviera tantos amantes del humor gráfico y de la caricatura. Sueño con crear un museo así en mi país", comentaba uno de sus integrantes, el colombiano Fernando Pica.
Residente en España, la colombiana Adriana Mosquera (Nani) es la única representación femenina en el jurado: "Somos muy pocas las que nos dedicamos al humorismo gráfico porque nuestra educación nos impide muchas veces opinar. La Bienal es un referente en España y en Latinoamérica porque enseña a las demás mujeres que en este oficio podemos incursionar y que tenemos mucho que decir".
Para hoy, cuando concluya con las premiaciones, esta Bienal nos depara las muestras Cincuenta sí cuentan, dedicada a la publicación P’alante, y Dibujo con la derecha y pinto con las dos manos, que rinde homenaje al caricaturista Juan David.