Maria Elena Alvarez Ponce - AIN.- En comisiones sesionó hoy el Quinto Congreso Pioneril y, si se tratara de un examen, ningún maestro dudaría en otorgarle un “excelente” a esta primera jornada de trabajo en el Palacio Central de Pioneros Ernesto Guevara.

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Yamilé Ramos, presidenta de la Organización de Pioneros José Martí, estuvo entre quienes lograron multiplicarse para asistir a buena parte de los debates al unísono en cuatro grupos, y a la AIN dijo con sonrisa aprobatoria y paso apurado, de camino entre una y otra salas: “El comienzo no ha podido ser mejor”.

Cualquier testigo dará la razón a la también miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, por el “qué” y el “cómo” se habló sobre el desempeño de la organización pioneril y de sus miembros, tanto en primaria como en secundaria básica, el conocimiento de la Historia y la formación vocacional.

Sinceros, elocuentes y extraordinariamente maduros fueron los niños y adolescentes al exponer sus criterios, y al referirse a los problemas lo hicieron sin tratar de eludir su responsabilidad y con la mira puesta en cómo resolverlos, sin desconocer por eso la ayuda que precisan de la familia, la escuela y la sociedad toda.

Reconocieron, por ejemplo, que pueden y han de estudiar y aprender más, que por ganar está todavía la batalla para que cada pionero asuma conscientemente el estudio como su primer y gran deber y éste acabe convirtiéndose en necesidad, hábito y placer.

Con honestidad admitieron, asimismo, que no todos los pioneros se toman en serio eso de prepararse para la vida, y que los hay que consideran el uso correcto del uniforme escolar, los atributos pioneriles y la lengua materna algo pasado de moda.

De la organización que los agrupa y representa, hablaron de la necesidad de consolidar su quehacer, ante todo ese eslabón esencial que son el destacamento y el colectivo, de fortalecer cada uno de sus movimientos y procesos, de multiplicar las vías y espacios para asegurar que cada uno de sus miembros participe.

No pocos de los 300 delegados a la cita insistieron en que la vocación hacia profesiones y oficios esenciales para el desarrollo del país ha de formarse desde temprano, y que orientarla de manera inteligente, en sintonía con las necesidades, incluso de cada territorio, ha de ser prioridad para organismos y entidades.

Hubo quienes, pensando en voz alta en “cuando yo sea grande…”, opinaron que, más allá de la inclinación por una profesión, está esa vocación mayor que lleva al revolucionario a servir a la Patria donde pueda ser más útil, e hicieron énfasis en la importancia de fomentar valores, convicciones y principios.

Un tema llevó a otro y en las cuatro comisiones los pioneros consideraron imprescindible para su formación el conocimiento de la historia, y se escucharon frases como “conocer el pasado para entender el presente y conquistar el futuro” y “no se ama y se defiende lo que no se conoce”.

Cuántos padres y vecinos tenemos que fueron a Angola, y abuelos que pelearon en la Sierra, la clandestinidad, Girón y el Escambray, destacó una escolar matancera, y ese criterio vale para todo, porque ciertamente educar, por lo mucho que implica, es tarea de todos.

Propuestas hubo en esta sesión, y muy interesantes, como la de incluir la asignatura de Historia de Cuba en el programa de estudios para cuarto grado, y extender las llamadas “escuelas para padres”, experiencia que favorece el imprescindible nexo de la familia con la escuela y, claro está, con la organización pioneril.

Al debate asistieron Olga Lidia Tapia, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, Harry Villegas, quien combatiera a las órdenes del Che desde los tiempos de la Sierra Maestra hasta la gesta en Bolivia, Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación, y Liudmila Álamo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, entre otros dirigentes.