“El verdadero coordinador de aquel ambicioso proyecto editorial fue Lisandro Otero. Fue él quien concibió la estructura, cuatro tomos dedicados a diferentes aspectos del suceso, incluyendo el testimonio de los mercenarios y la repercusión internacional de la invasión y de nuestra fulminante victoria.
Por sugerencia de Lisandro, Edmundo Desnoes y yo nos convertimos en co-editores de la serie, cuyo diseñador gráfico fue Tony Évora. Imprimimos los cuatro tomos en una imprenta que existía en la calle Amistad y nos pasábamos las tardes cogiendo erratas imprevistas o bien añadiendo una foto o un pie de grabado, siempre bajo la mirada escrutadora y resignada de Paquita Burgay, la dueña del taller.
Se trataba, en su inmensa mayoría, de materiales ya publicados, ¿no es así? Sí. Trabajábamos o colaborábamos entonces en el periódico Revolución. Cuando todo hubo terminado y pasamos balance de la documentación y la información disponibles, nos dimos cuenta de que era enorme y valiosísima, y que merecía ser salvada. Había que convertir la efímera página de los periódicos en la duradera página de los libros. Solo lo publicado en Revolución y Lunes de Revolución daba para dos volúmenes. Y Lisandro insistió en que incluyéramos, entre los ya mencionados, el que sería el cuarto volumen, totalmente dedicado a la batalla paralela que Roa había llevado a cabo en la ONU.
Cuatro volúmenes es una pequeña enciclopedia… ¿Qué repercusión tuvieron en la población? El primer tomo, que salió en junio del 61 y se vendía a peso y medio, se agotó en un par de semanas. La tirada fue de quince mil ejemplares. Después se hizo otra tirada igual y entre agosto y octubre salieron el segundo y el tercer tomos, esta vez en tiradas de diez mil ejemplares. El cuarto tomo no salió hasta enero del 62. Todos al mismo precio ($1,50) y todos bastante voluminosos (un total de casi mil ochocientas páginas de texto y noventa de ilustraciones).
¿Cómo valora usted la relación de los artistas e intelectuales con los sucesos de Girón? Los primeros artistas que me vienen a la mente cuando hablamos del tema son los fotógrafos y los cineastas. Es a ellos a quienes debemos nuestra imagen más concreta de Girón. En cuanto a los escritores y periodistas, te invito a echarle un vistazo al primer tomo de Playa Girón: derrota del imperialismo para que veas que ahí no falta nadie… aunque visto desde la óptica actual tal vez sobren algunos. Lo cierto es que ese testimonio colectivo nos queda como uno de los dosieres más impresionantes que se hayan publicado sobre un hecho de nuestra historia. Uno lo hojea y todavía —¡medio siglo después!— siente el olor a pólvora y la voz de los protagonistas.
