Lorenzo Gonzalo* / FOTO: Virgilio Ponce – Cubainformación / Hermes / Martianos.- Dicen que una persona en Cuba, llamada Juan Wilfredo Soto, murió en un hospital de la ciudad de Santa Clara, como consecuencia de una golpiza que le propinara la policía.


El señor Wilfredo es cubano y dicen que también es “disidente”. Esta palabra, copiada de la URSS y que en realidad nada tiene que ver con aquellos que disentían dentro sistema soviético sin asumir posturas confrontacionales, ha sido acogida con beneplácito por algunas personas en Cuba. En la URSS se trataba de individuos que no dudaban que las estructuras políticas y económicas debían ser transformadas, o sea estaban de acuerdo con la revolución, pero discrepaban en asuntos de administración y reformas.

 

Las de Cuba nada tienen que ver con esas posiciones.

Por tanto no me referiré a ellas con ese término. Tampoco utilizaré el de opositores, porque dicha expresión se utiliza con aquellos que constituyen alternancias de poder, pero no descalifican las formas existentes y ocasionalmente discrepan de los procedimientos administrativos. Tampoco son un grupo revolucionario, porque quienes representan el poder en Cuba en estos momentos, quienes los secundan, quienes tienen discrepancias respecto a formas y procedimientos y aun la mayoría de los disgustados y afectados de una manera u otra, son quienes plantean revolucionar el orden socio económico y político, lo cual significa transformar en esencia, todos o algunos de esos aspectos, en la medida que permitan las circunstancias. Esas personas que por razones de oportunismo han acepado o se autonombran disidentes, quieren que Cuba acepte las condiciones exigidas por Estados Unidos y regresar a un orden político que generalmente se conoce como democracia representativa. Son enemigas del proceso y el gobierno, no por lo que piensan o digan sino por lo que hacen, entre otras cosas aceptar financiamiento del gobierno de Estados Unidos.

Con motivo de la muerte de Juan Wilfredo Soto, ese pequeño sector de personas se ha revuelto. A veces parece que se alegran de la muerte de Wilfredo. Ni siquiera prestan atención a lo dicho por las autoridades cubanas que lo llevaron al hospital, luego de detenerlo en un parque de la ciudad, donde se resistió al arresto. No sabemos si realmente lo golpearon, salvo por las noticias dadas por estas personas, enemigas del gobierno y el proceso.

Según las autoridades de Cuba, el señor tuvo un paro respiratorio estando en el hospital. Ya sabemos que la persona padecía de algunas enfermedades crónicas, aunque desconocemos los diagnósticos y cuan grave podrían ser.

Lo cierto es que el señor murió y alguien dice que desde hace un tiempo se había sumado al tinglado de los llamados “disidentes” o sea, había optado por asumir una postura beligerante, enemiga de las autoridades. Esto dicen, en realidad no lo sabemos, porque quienes lo dicen son personas que reciben premios monetarios mientras más enfrenten al gobierno y cuanto más intentan colocarlo en posiciones embarazosas. La alegría que ha causado en ese pequeño sector la lamentable muerte de esta persona, hace pensar que han estado por mucho tiempo, al acecho de que algo semejante ocurriese. Es natural que así hayan pensado.

En Cuba, a diferencia de la mayoría de los países, la policía tiene fama de contemporizar con las personas que alteran el orden. Personalmente he presenciado en dos ocasiones en los alrededores de una zona conocida como La Rampa, a una persona pegándole a un policía y a otros tratando de convencerlo para que no lo hiciera y no se resistiera al arresto. En varias oportunidades las propias autoridades se han quejado de la suavidad con la que muchas veces actúan las fuerzas del orden. En una ocasión, en un discurso público, Fidel Castro dijo que no se podía tolerar que un policía fuera maltratado por un ciudadano. Planteó en esa ocasión que los policías tenían que actuar enérgicamente en esos casos, aunque en condiciones normales debían mostrar el debido respeto al ciudadano. No creo que esto siempre sea así, pero lo traigo a colación porque el exceso de autoridad es duramente castigado y los policías se cuidan de esto. En realidad no es usual y para criticar a alguien que ha atravesado por tantos errores, no hay necesidad de mentir.

No me gusta tomar partido en cuestiones de esta naturaleza, porque sé que los policías son fáciles para el exceso, pero es muy difícil que lo apliquen en un caso donde la persona acepta el arresto. En Cuba he escuchado sobre brutalidad policial en cárceles y jefaturas de policías, pero los que he presenciado personalmente en el pasado, siempre fueron respuesta a actitudes de prisioneros que rompían con violencia la disciplina penal.

No me interesa defender al gobierno cubano o a las autoridades que participaron en la detención de Wilfredo, pero sí es preciso señalar que entre esas personas que han asumido una actitud beligerante frente al gobierno, se observa como una alegría cuando manifiestan sus críticas por la supuesta muerte a golpes de esta persona. Me parece de mal gusto que conviertan las víctimas en mártires, excepto que se trate de una acción consciente de su parte.

Una señora que el gobierno de Washington gusta utilizar para criticar al cubano y que se ha convertido en un instrumento perfecto para exigirle condiciones al gobierno de Cuba, poniéndolas en boca de una “cubana”, manifestó:

"No sé cómo las autoridades de mi país lo van a explicar, pero dudo que logren persuadirnos de que esta vez la culpa no ha sido de los policías".

La persona en cuestión se llama Yoani Sánchez.

O sea, la declaración de la “bloguera”, que es el alias con el cual se le conoce (en Cuba a eso le dicen nombrete), y al parecer a ella le encanta quizás por un afán de figuración, se interpreta que lo ocurrido, de ser cierto, no es habitual.

Personas en Cuba que no conocen otros países y menos a Estados Unidos, piensan que tiene el derecho de alterar el orden público caprichosamente y que las autoridades cubanas no pueden actuar en represalia. Sería recomendable que profundicen más sobre las golpizas que ocurren en Estados Unidos todos los años causando muertes. Casualmente los muertos casi siempre son negros. No digo esto por deseo de criticar a este país, sino porque son cosas que suceden. Y de paso, es bueno señalar que por esto nadie le suspende el crédito, alegando “violación de los derechos humanos”, como hace La Casa Blanca con otros países, haciendo el papel de puritanos hipócritas.

No estoy de acuerdo con esas palizas que matan, pero tampoco pongo en dudas, que en ocasiones las personas se resisten y agraden a las autoridades, lo cual en Estados Unidos trae de inmediato una respuesta brutal y masiva. Los policías salen hasta de las cloacas en cuestión de minutos.

Lamento la muerte de Wilfredo. No sé cómo ocurrió, pero discrepo que un grupo de personas se alegren de que “al fin ha pasado”, lo cual quiere decir que nunca sucede.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)

Fuente: enviado por el autor a Martianos-HERMES. Foto Virgilio PONCE.

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