Pedro Pablo Rodríguez - La Jiribilla.- Durante 11 años, entre 1881 y 1892, los lectores hispanoamericanos disfrutaron la lectura de más de 300 crónicas que los mantuvieron informados sobre los acontecimientos más significativos y el conjunto de aspectos que caracterizaban la vida de los EE.UU. de esa época.


José Martí, el patriota que organizó la última guerra por la independencia de Cuba y uno de los principales escritores de la lengua española, se estableció en Nueva York en 1880 y residió allí hasta 1895, cuando regresó a su isla y murió combatiendo al colonialismo español. Dicha estancia solo se vio interrumpida durante los seis primeros meses de 1881, cuando intentó radicarse en Venezuela, y durante sus numerosos viajes de proselitismo y ejecutoria patriótica.

Las crónicas martianas sobre EE.UU. son consideradas en la historia de las letras hispanoamericanas como el principio de la corriente llamada modernista, que modificó las formas de escribir y la propia lengua española.

Martí inició sus colaboraciones regulares con el diario caraqueño La Opinión Nacional, para el que escribió alrededor de 30 crónicas sobre asuntos norteamericanos, interrumpidas ante las presiones de los editores, empeñados en que el juicio del periodista solo insistiese en señalar los costados positivos de aquella sociedad.

Tal fama le dieron esos textos, que pocos meses después el diario bonaerense La Nación, de sólido prestigio en Argentina y ampliamente difundido en otras capitales sudamericanas, le solicitó su pluma para continuar dicha labor de cronista. Y en 1886, el periódico mexicano El Partido Liberal también abrió sus páginas a esas cartas que enviaba el cubano desde Nueva York, al igual que La República, de Honduras.

Más de una veintena de periódicos y revistas de Hispanoamérica y de la misma España reproducían frecuentemente esas crónicas, que se convirtieron en la principal fuente informativa y analítica acerca de EE.UU. para las clases ilustradas de la región, la que tuvo así el privilegio de conocer de cerca, con inmediatez y desde una perspectiva afín el fastuoso ascenso de ese país por los caminos de la industrialización y como emergente potencia económica e imperial.

Las crónicas martianas sobre EE.UU. son consideradas en la historia de las letras hispanoamericanas como el principio de la corriente llamada modernista, que modificó las formas de escribir y la propia lengua española.

Cronista épico de EE.UU. llamó a Martí Manuel Pedro González, un español que durante muchos años entusiasmó a sus alumnos en California con los textos del cubano. Un imprescindible observador del país para los norteamericanos de hoy lo considera Iván A. Schulman, el más importante estudioso y divulgador de la obra martiana en EE.UU. actualmente.

“Mi método ha sido poner los ojos limpios de prejuicios en todos los campos, y el oído a los diversos vientos” sin adelantar juicio adverso “sin que haya sido antes pronunciado por boca de la tierra”. Bajo tales normas redactaba Martí sus correspondencias, con las que pretendía divulgar la variedad y riqueza de la vida norteamericana y limitar las “aficiones excesivas que en nuestros países se sienten por este”.

Periodismo de opinión, cargado de las luces y colores del impresionismo, admirador de hombres y de los progresos sociales y técnicos, crítico de las ambiciones desmedidas y las intolerancias, José Martí ofreció en esas crónicas que él llamó Escenas norteamericanas, el vasto panorama de EE.UU. durante el período que sus historiadores han calificado como la Golden Age.

Publicado en http://www.caribenet.info/pensare_pprodriguez_marti_cronista.asp?l=

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