Yalina Gómez Cañizarez - Cuba Trabajadores.- Luz María Díaz, una de los más de mil graduados de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana (UH), asistió al Aula Magna de la Alta Casa de estudio, en su condición de alumna destacada, con un nuevo título a sus 71 años de edad.

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Sin embargo, en su asiento la sobrecogían emociones bien distintas: la alegría, por haber sido seleccionada por sus compañeros de la tercera edad la más integral del grupo y representarlos en el solemne acto de final de curso; y a la vez la tristeza, por los que no pudieron superar problemas de salud para alcanzar la meta.

“Pertenezco al aula Fredy Navarro del municipio Arroyo Naranjo. Me jubilé como trabajadora de la industria deportiva hace cinco años y decidí matricular en el curso porque no estaba muy ocupada. Esta experiencia me ha reportado nuevas amistades. El grupo ha sido como una familia. Hemos aprendido a vivir de una manera diferente. Me han conmovido las personas enfermas que quieren y no pueden participar y las que no llegaron a graduarse”, concluyó conteniendo lágrimas.

Ernesto García, seleccionado el mejor de su clase en el Reparto Antonio Guiteras, agradeció también la oportunidad a sus 65 años de edad. “En 1986 me operé de la vista y una fatalidad en la intervención me perjudicó más. Era operador de grúa en el puerto de La Habana. Gracias al curso enriquecí mi espiritualidad y renové los deseos de vivir”, aseguró el representante de la Asociación de Ciegos de la localidad.

Por su parte, Mireia Roqueta, becada española en el aula de la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana Vieja, y además graduada del Programa de Mayores de la Universidad Complutense de Madrid, se refirió a las diferencias entre las experiencias. En su país, según expresó, el esfuerzo “está dirigido a profundizar el conocimiento intelectual y la mayoría de las materias son humanísticas. Se reciben clases de profesores universitarios en activo que, en general, mantienen las distancias, aunque sus lecciones suelen ser muy buenas”.

En cambio aquí, “el programa está dirigido a mejorar la calidad de vida con materias relacionadas con los derechos y deberes de las personas, salud, alimentación, enfermedades comunes de la edad, cultura y seguridad social (…). La gran diferencia es que se nutre de profesores que dedican su tiempo y aptitudes de manera voluntaria y gratuita”.

En el acto, la Máster Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la UH, pidió un aplauso para el “motor, proa y vela de la obra”, la doctora Antonia Díaz Núñez, por haber sido la coordinadora de la tarea y estar comenzando sus noventa años de edad, e invitó a los egresados a acompañar a los nuevos alumnos a la tradicional subida de la escalinata de la UH el 30 de septiembre próximo.

Oroso recordó que Cuba será sede del evento Psicogerontología 2011, previsto para octubre, y con entusiasmo informó que en el 2013, la isla acogerá el V Congreso Iberoamericano de Programas Universitarios Dirigidos a Personas Mayores.

Al cierre de la ceremonia, el niño Eduardo Corcho, estudiante de tercer año de la Escuela Vocacional de Arte, interpretó dos números musicales ejecutados en el laúd y el maestro Juan Espinosa, al piano, hizo cantar a su auditorio varias canciones.

Con esta, la oncena graduación, ya son más de 13 mil los egresados de la Cátedra del Adulto Mayor solo en la capital cubana, una iniciativa que apuesta por la mejor calidad de vida de nuestros abuelos y abuelas.