Pedro Quiroga Jiménez - Prensa Latina.- La conocida Ciudad Paisaje celebra hoy sus 500 años de fundada en el mismo enclave donde el paso de los siglos ha dejado, casi intacta, la huella del antepasado aborigen y la civilización europea.


A unos 990 kilómetros al nordeste de la capital, la Villa Primada de Cuba impactó al almirante Cristóbal Colón cuando, el 27 de noviembre de 1492, avistó su hermosa costa y escribió en su diario de navegación: "...la más hermosa cosa del mundo... andando por ella fue cosa maravillosa ver las arboledas y frescuras, y el agua clarísima, y las aves y amenidad, que dice que le parecía que no quisiera salir de allí".

En Baracoa comenzó el primer vínculo entre españoles y aborígenes, y se introdujeron las estructuras hispánicas en la economía, la cultura, la religión y la forma de gobierno, entre otros aspectos. Fue allí, sin dudas, donde se inició el proceso constructivo de la nacionalidad cubana.

Hoy constituye una de las diez municipalidades de la más oriental de las provincias, Guantánamo, con una extensión de 97 mil 600 hectáreas y una población de 81 mil 755 habitantes (de ellos, 41 mil 17 en la zona urbana), cuyo promedio de edad es de 28 años y la esperanza de vida supera los 73 años.

Conocida por las tres cé: coco, cacao y café, posee un relieve predominantemente montañoso (95%) formado, además, por una estrecha llanura costera y zonas bajas inundables, asociadas con los valles de numerosos ríos, entre ellos el Duaba, Miel, Macaguanigua, Quiviján y Toa, este último el más caudaloso del país; sin excepción, privilegiados por aguas cristalinas y puras, libres de contaminación. Un primer acercamiento a la ciudad nos lleva a uno de los varios miradores del Castillo, antigua fortaleza en el punto más elevado de la urbe, devenida instalación hotelera para disfrute del visitante foráneo -y de los propios baracoesos- por su servicio de excelencia e impresionantes visuales.

Desde su parte frontal se pueden observar, con relativa nitidez, las elevaciones de Majana, Yara y Majayara, tres niveles de terraza marina de emersión, característicos del sistema costero en la zona.

Entre las dos últimas, en el Cerro de Capiro, se ubica un importante sitio taino no con gran variedad de arte rupestre, petroglifos, pictografías y cuevas como la de San Justo, en cuya entrada se aprecian dioses en columnas protegiendo el enclave ceremonial que, según se dice, debe guardar los restos de algún cacique enterrado. Un poco más a la derecha se avistan las llamadas Tetas de Teresa, dos mogotes que deben su nombre a una española del siglo XIX, propietaria de esa finca.

Desde la parte trasera del Castillo, se impone el Yunque -la montaña trunca-; y más allá en la distancia, la Mujer Dormida, formada por diversas elevaciones que semejan un cuerpo femenino acostado en la tierra.

Investigadores locales y extranjeros coinciden en la importancia del alto endemismo de flora y fauna. De las cuatro especies de palmas reales (árbol nacional) existentes en el país, tres se divisan por aquellos lares: la palma criolla azul (Roystonea Violácea), la palma clara (R. Stellata) y la palma seda (R. Lenis).

En las montañas baracoesas cohabitan dos de las especies de vertebrados cubanos en peligro de extinción: el almiquí (Selenodon Cubanus) y el gavilán caguarero (Chondrohinax Milsoni). La polymita picta es otra joya de la región; los malacólogos la consideran el molusco terrestre más hermoso del universo por presentar uno de los casos de polimorfismo cromático más notables de cuantas han podido estudiarse en el reino animal.

Tras cinco siglos de fundada, Baracoa conserva los inigualables paisajes descritos por Colón. Su ciudad mantiene el trazado urbano fundacional y su arquitectura vernácula de madera. Todavía hoy, puede apreciarse en la parroquial del pueblo la llamada Cruz de Colón o la Santa Cruz de Parra, la única de las 29 que plantó el Almirante en sus cuatro viajes por América.

Las manifestaciones danzarías y musicales, entre las que destacan el Kiribá-Nengón, perviven en estado puro y forman parte incuestionable del sentimiento popular. La cultura culinaria mantiene su sello distintivo con el famoso cucurucho (dulce de coco envuelto en yagua de palma), devenido símbolo de la ciudad junto con la bola de cacao, el bacán, el frangollo o el tetí, este último un diminuto pececillo de exquisito sabor, que solo aparece en las aguas marinas de la costa baracoense.

Hoy es día de jubileo y alegría para los Primados de Cuba, gentilicio exclusivo para los que han tenido la dicha de nacer y vivir en aquel edén heredero, cuyo escudo aún consigna: "Aunque soy la más pequeña, siempre seré la primera en el tiempo".

Cuba
MARCAS TV.- Intervención del historiador cubano Ernesto Limia en su programa "MARCAS" sobre la Base Naval en Guantánamo....
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