La UNEAC es una organización social que agrupa a artistas, escritores, críticos, intelectuales y trabajadores de distintos oficios artísticos en todas las manifestaciones del arte y la literatura.
Es selectiva pero no una elite. Aunque acoge a distintos gremios no es gremialista, pues no se manifiesta solo como un sindicato que representa y defiende las necesidades básicas de sus miembros.
Posee una estructura institucional a lo largo de todo el país en cuyos espacios se vertebra y promueve la creación. Galerías, eventos, salas de proyección, concursos, espacios múltiples, editoriales y revistas, proyectos comunitarios, entre otros, integran un sistema que asume una de sus dos misiones esenciales: hacer parte del tejido cultural del país. La otra es la participación ciudadana de sus integrantes en el curso social de sus territorios y de la nación. Debates, diálogos e intercambios tanto en espacios públicos, como en los internos de la organización, garantizan la útil y democrática intervención intelectual en la vida de la nación. No únicamente en los espectaculares momentos de congresos o reuniones nacionales ante la dirección del país, sino en la, en ocasiones, silenciosa cotidianidad de la labor. Ello no habría sido posible sin la concepción socialista de la participación individual y, de hecho, es una batalla perenne defender este legítimo derecho.
Ambas misiones cumplen con los encargos que prefiguró para ella Fidel Castro en su célebre “Palabras a los Intelectuales”, apenas dos meses antes de la fundación de la UNEAC. Apoyar y brindar nuevos canales a la creación de las letras y el arte, socializar su recepción y trabajar por la unidad de los sectores de la intelectualidad artística. En la medida que el tiempo ha transcurrido, el arte y la cultura son centros unitivos de buena parte de la sociedad cubana actual. La UNEAC aportó lo suyo en la conquista de este nuevo peldaño y disfruta hoy de un creciente prestigio que es, a su vez, la demostración de la fuerza de la unidad como motor de la historia.
Ha sabido transformarse con el tiempo. Sus dimensiones, proporciones y acciones han crecido.
Con ese mismo espíritu tiene retos permanentes y nuevos al mismo tiempo, en medio de un acrecentado tiempo de cambios. Continuar la interacción con el resto del marco institucional, pues la cultura no es de nadie.
Observar transversalmente los caminos y destinos del arte y la literatura cubana para actuar en consecuencia de los resultados obtenidos. Brindar más espacio a las nuevas formas de producción artística y cultural, sean o no hechas por jóvenes, mas significativamente por ellos. Encontrar nuevos soportes y estrategias de promoción. Y, sobre todo, expandir, al tiempo que su influencia cultural, su participación en la búsqueda y la construcción de una Cuba mejor.
Foto: La Jiribilla