Miguel Fernández, periodista cubano residente en Miami - Cubainformación.- Por fin, más de 3.500 asistentes -mayoritariamente emigrados cubanos residentes en Miami- disfrutaron del concierto ofrecido este sábado por el cantautor cubano Pablo Milanés, en la American Airlines Arena, a pesar de las protestas organizadas por diferentes organizaciones del ala más radical del exilio cubano en esta ciudad floridana.
Pablo Milanés, emblemática figura del Movimiento de la Nueva Trova cubana, nunca había ofrecido un concierto en el sur de la Florida, el corazón de la diáspora cubana. La gira de Milanés por Estados Unidos inició este viernes en Washington DC, y concluirá el 17 de septiembre en San Juan, Puerto Rico.
Visiblemente emocionado, Pablo agradeció al público que compartió sus canciones y que aplaudió cada una de las entregas del músico cubano. Casi al final del evento, desde el público, alguien entregó a Pablo una bandera cubana que este se colocó sobre el hombro. Un concierto que sigue calificándose de histórico y que demuestra que los cubanos de un lado y otro del Estrecho de la Florida, son parte de un solo pueblo.
Mientras se desarrollaba el concierto, varias decenas de miembros de organizaciones anticastristas enarbolaban carteles y gritaban consignas contra cualquier posibilidad de intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos.
A pesar de que se esperaba una masiva participación de manifestantes contra el concierto, tomando en consideración la amplia propaganda que se desarrolló a través de radioemisoras y programas de televisión locales contra la presencia de Milanés en Miami, que incluyó actos de vandalismo contra la publicidad que se colocó en diferentes lugares de la ciudad, muy pocos asistieron a demostrar su rechazo.
Previo al concierto, estos mismos grupos, usaron una aplanadora para destruir discos compactos –lo mismo que hicieron con los discos de Juanes, cuando se celebró el Concierto por la Paz en La Habana- y exigieron (infructuosamente) a las autoridades locales que suspendieran el evento, a pesar de que las leyes norteamericanas impiden este tipo de acción.
Por fortuna, los ánimos no llegaron a mayores y no hubo que sufrir o lamentar actos de violencia, gracias al trabajo de la Policía del condado Miami Dade, que limitó las áreas entre los asistentes al concierto y los enardecidos manifestantes, y el público de Miami pudo disfrutar de un concierto de altos kilates.