Guillermo Nova, corresponsal de Cubainformación en La Habana.- Un pastor pentecostal y alrededor de 60 de sus fieles permanecen por tercer día consecutivo encerrados en un templo de una barriada del Centro Habana, rodeados por un cordón policial, con la intención de enfrentar “el fin del mundo”.
El inicio del encierro, según la versión mayoritaria de los vecinos, es que el pastor de esa iglesia, Braulio Herrera, fue “separado” por las autoridades de la denominada “Asamblea de Dios”, organización cristiana de la fe evangélica pentecostal, considerando que se había alejado de su doctrina.
Testigos presenciales aseguraron a La República que el origen del problema es que al tener que dejar la parroquia perdería la vivienda en la que vive, construida en uno de los espacios del templo religioso.
Dos médicos examinaron a las embarazadas que se encuentran encerradas en el interior del templo de la Iglesia Pentecostal Asamblea de Dios y comprobaron el estado de salud aconsejándolas no continuar con la drástica medida como prevención.
Los vecinos señalaron que desde hace quince días el pastor almacenó comida y agua en el interior del recinto, con lo que el encierro podría ser prolongado ante las quejas de los vecinos del lugar que quieren volver a su vida normal diaria.
La policía decidió interesarse por el tema después que un grupo de parientes de los niños que están con sus padres en el interior del templo, exigieran su salida e incorporación a las actividades cotidianas.
Por el momento ningún dirigente de la Iglesia pentecostal se pronunció públicamente respecto a esta circunstancia mientras que las autoridades cubanas limitaron su postura a una nota oficial informativa de lo sucedido en el noticiero nocturno de la televisión cubana.
