Cubainformación.- Los medios de comunicación de Cuba están reflejando intensamente, en los últimos meses, un viejo dilema político, común a todas las experiencias socialistas: la tensión entre las necesarias transformaciones económicas, acordes a los tiempos, y las resistencias internas desde determinados espacios de poder intermedio. Es un binomio clásico, correspondiente a la lucha entre quienes –lealmente– desean mejorar el proceso socialista y ciertas castas burocráticas que ven menguar, con los cambios, sus pequeñas y medianas cuotas de poder.
Texto publicado en el nº 19 de Cubainformación Otoño 2011
En el pasado VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), celebrado en abril, centrado en las propuestas de cambio en el modelo económico, se reconoció como principal obstáculo para las transformaciones “la mentalidad que, como barrera psicológica, está atada a dogmas y criterios obsoletos”.
A comienzos de 2012 se celebra la Primera Conferencia Nacional del PCC, y ya en su documento base se subraya la misma idea, ahora referida al ámbito específico del Partido: “en el estilo de trabajo de no pocos cuadros se manifiesta falta de responsabilidad y proyección, lentitud en la búsqueda de soluciones a los disímiles problemas, poca creatividad y métodos burocráticos de dirección. (...) El Partido necesita reforzar el enfrentamiento a las causas que propician la corrupción y otros delitos, fenómenos que, junto al burocratismo y la negligencia, socavan las bases de nuestra sociedad”.
Los medios de la Isla, en especial la radio y la prensa, están multiplicando en los últimos tiempos –no sin dificultades y obstáculos precisamente “burocráticos”– los espacios de investigación y denuncia sobre disímiles temas, en especial sobre las prácticas de negligencia administrativa y burocratismo. En este número de Cubainformación en papel recogemos algunos materiales sobre el tema recientemente publicados en la prensa cubana, que reflejan, a su vez, el nuevo rol que quieren dar a ésta en el escenario de cambios económicos. Leemos en el citado documento base de la Primera Conferencia Nacional del PCC: “[debemos] estimular que los medios sean una plataforma eficaz de expresión para la cultura y el debate; desarrollen un periodismo objetivo y de investigación, que permita desterrar la autocensura, la mediocridad, el lenguaje burocrático y edulcorado, el facilismo, la retórica, el triunfalismo y la banalidad”. Y es que estos medios no se libran, cuando se debate para “cambiar todo lo que deba ser cambiado” –en palabras de Fidel Castro–, de ser sometidos, como el resto de estamentos, estructuras e instituciones, a la lupa crítica de la sociedad cubana.