Iroel Sánchez - Blog La pupila insomne.- “Estados Unidos es la fuerza más grande por la libertad y seguridad que el mundo jamás ha conocido”,   ha declarado en tono solemne el presidente Barack Obama por estos días, y no está de más recordarlo cuando hoy, 10 de enero, se cumplen diez años del penal sin ley ubicado en el territorio cubano que EE.UU. ocupa ilegalmente en la Bahía de Guantánamo.

Matthew Pollard, asesor legal de Amnistía Internacional acaba de declarar a la agencia alemana de prensa DPA que “cerrar Guantánamo es también necesario para que Estados Unidos vuelva por fin a reconocer de manera inequívoca en su política la defensa de los derechos humanos”, algo con lo que el ahora presidente norteamericano coincidía durante su campaña electoral pero que, al parecer, ha olvidado en función de otras prioridades.

Interrogado sobre por qué a diferencia de otros momentos ahora hay tanto silencio en EE.UU. sobre Guantánamo, Pollard respondió: “En los dos últimos años hubo un cambio. Actualmente uno encuentra sólo unas pocas personas en el Congreso de Estados Unidos que están en contra de Guantánamo. El motivo es una política del miedo, que se encuentra en todas partes. La opinión dominante es que Estados Unidos sigue amenazada por terroristas y que el único camino para reaccionar es militar. Esto vale para el Congreso, las cortes y la administración. Para Obama es un gran desafío avanzar contra estas limitaciones, que vienen de esos sitios”.

O sea, que la famosa división de poderes, tan cara a la democracia norteamericana, y que  Estados Unidos proclama por el mundo como garantía de libertad y seguridad está amenazada por el miedo,  gracias al cual numerosas personas van a cumplir una década sin justicia en manos del país que invade y bombardea países en nombre de la libertad. Y para colmo, el “presidente del cambio” ha logrado que lo que cambie sea la sensibilidad de quienes pueden modificar esa situación, que ahora es menor.

Diez años después de invadir Afganistán, apresar allí a la mayoría de los recluídos en Guantánamo, asesinado Osama Ben Laden y con la posesión de nuevas tecnologías como los drones que sistemáticamente ejecutan supuestos enemigos de EE.UU., Washington tiene miedo de llevar ante tribunales civiles a presuntos culpables de actos terroristas.

“Que la fuerza te acompañe”, decían solemne y hollywoodescamente los maestros Jedi en la saga de La guerra de las galaxias a sus caballeros cuando iban a enfrentar un desafío. Valdría un Obi Wan Kenobi que se lo dijera al presidente Obama para que tenga el valor de cumplir lo que prometió el candidato Obama.