Las reflexiones de Atilio Borón siempre son interesantes de conocer y por eso hemos querido reproducir en nuestra web, el capítulo amplio en el que el politólogo y sociólogo argentino analiza la realidad cubana en una extensa y recomendable  entrevista publicada en Nos Digital


Nos Digital.- Atilio Borón, politólogo y sociólogo, llegado de República Dominicana, donde participó de una conferencia sobre Juan Bosch, se sienta delante de su foto con Fidel Castro, pone jazz de fondo, levanta el señalador de NosDigital y lee “En la batalla de ideas, las que no se conocen, no luchan”. Separa los papeles del escritorio, recuerda el discurso de su entrañable amigo hablándoles a los intelectuales en la Biblioteca Nacional José Martí de La Habana, allá por 1961. Se lo imagina parado, firme, resistiendo los primeros embates de Estados Unidos, lúcido: “Nosotros hemos sido agentes de esta revolución, de la revolución económica-social que está teniendo lugar en Cuba. A su vez esa revolución económica y social tiene que producir inevitablemente también una revolución cultural en nuestro país”. Borón lo tiene en cuenta, como siempre, y lanza: “La batalla de ideas es un elemento fundamental de la lucha de clases contemporáneas. No se puede reducir el conflicto tan solo a los aspectos más económicos. Sobre todo cuando, si el capitalismo ha logrado prevalecer y mantenerse a pesar de sus conflictos y sus crisis, ha sido porque en gran medida supo desarrollar una hegemonía que revela la capacidad ideológica de conducción y de dirección, lo que Gramsci llamaba capacidad de dirección intelectual y moral”. Por eso dirige el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales, dirigió el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y es titular de las cátedras Teoría Política y Social I y II.

Desde sus trincheras, enseña que si el capitalismo tuviera que mantenerse solo en base a sus éxitos económicos, se hubiera caído hace tiempo. “Se mantiene porque a pesar de la gran frustración que genera aún cuando las cosas van bien, a pesar de la enorme irritación en momentos como el actual, hay todavía una victoria ideológica cultural que es muy importante y que hace que siga su rumbo a pesar de todas esas dificultades”, se entusiasma y dispara: “Dar la batalla en ese terreno estratégico es importantísimo”.

“Hoy la guerra antisubversiva se libra en el terreno de la cultura y en los medios”, leyó examinando material del Congreso de los Estados Unidos. Lo declaró uno de los más altos jefes militares a la cámara de Representantes. “Más allá de las confusiones que suele haber en el campo del pensamiento de la izquierda, la derecha tiene muy clara la importancia excepcional de la batalla de ideas. Hay que salir a batallar, a desmontar todas las falsificaciones que genera la sociedad burguesa en relación a sí misma y a quienes desean cambiarla”, se ensalza. Vuelve a imaginarse a Castro en uno de sus tantos momentos históricos, cuando llegó a la Habana el 8 de enero de 1959 y gritó: “Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario. Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traerá las peores consecuencias y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo”. Lo trae a la actualidad, a su otro admirado amigo Noam Chomsky y su programa: “decir la verdad y denunciar todas las mentiras”.

Parado en una esquina de la capital cubana, durante su último viaje a la isla, se quedó mirando el horizonte y un par de desconocidos se le acercaron para preguntarle si necesitaba algo. No necesitaba nada, pero le urgía hablar de política. Recuerda y señala: “Los cubanos dicen con absoluta franqueza lo que piensan de política. La idea de que Cuba es un estado policial como dicen en EE.UU. es absurda e incompatible con el espíritu caribeño que tienen. Se quejan de lo económico que está mal por responsabilidad del Estado, pero sobre todo por el bloqueo. Pero el núcleo duro con el que tropieza el Imperio es que los cubanos no quieren saber nada con un país colonizado”. Su compañero martiano lo había dicho en 1960: “Nosotros no hemos de cometer el error de subestimar al enemigo imperialista, sino conocerlo en su fuerza real, apreciarlo en su fuerza real, y hacer, por nuestra parte, lo necesario para salir victoriosos en esta batalla por la liberación de la patria”. Le respondió así a uno de los atentados que sufría el país por entonces: “¡Qué ingenuos son! ¡Si por cada petardito que pagan los imperialistas nosotros construimos quinientas casas!”.

Por eso abordaron también los ataques económicos, que aún duran. “El bloqueo es una política totalmente ilegal, es una política de guerra y de agresión que no debe tener lugar en la comunidad internacional”, explica Borón.

Desde 1959 Cuba está sometida a un bloqueo estadounidense. ¿Cómo se continua la lucha en contra de ese autoritarismo?
-No hay que acostumbrarse al bloqueo. Es un acto criminal. Significa someter a una población considerada enemiga, aunque no lo sea. En vez de tirarle bombas, les arroja una serie de dificultades económicas que en muchos casos significan pérdidas de vidas humanas. En el caso de Cuba, el bloqueo implicó un costo comparativamente menor porque hay una red de seguridad social muy fuerte que no existe en otros países. Ellos calculan que murieron siete mil personas porque no pudieron acceder a medicamentos que se producen solamente en Estados Unidos o, por ejemplo, en España, pero cuya producción alcanza un 10 por ciento estadounidense. Por las leyes del bloqueo, no se lo pueden vender a Cuba. Eso genera muerte. En un caso de un bloqueo menos prolongado como el de Irak, que no tenía la seguridad social cubana, se estima que murieron 800 mil personas. Solo por un bloqueo económico, sin contabilizar los militares. Ésa es una cifra oficial del gobierno estadounidense. Y la gran mayoría de esos muertos eran niños. A Cuba le ha costado en términos económicos, el equivalente a dos planes Marshall. Con uno solo se recuperó Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando estos cínicos hablan de los problemas de economía cubana, me gustaría ver cómo funciona Estados Unidos con dos planes Marshall en contra en cincuenta años. Ese país sería una hecatombe total. Estados Unidos, además, internacionalizó el bloqueo con la extraterritorialidad: un productor holandés que le quiere vender a Cuba un tomógrafo computado, si tiene un componente tecnológico, de patente o material mayor al diez por ciento, no puede venderselo.

El bloqueo se extiende también a lo informático.
-Cuba tenía acceso a Internet, pero necesitaba el caño submarino para que fuera de alta velocidad. A causa del bloqueo, Cuba no tiene ese acceso. Los países (República Dominicana, Jamaica) que se lo ofrecieron fueron sancionados por Estados Unidos: “si continúan ayudando, les vamos a cortar el acceso a nuestros mercados, no vamos a dejar que entren los inmigrantes, etcétera”. Chávez les ha tirado un caño de 1300 kilómetros. Vamos a ver cuándo va a funcionar. Eventualmente Cuba va a poder acceder a la era digital plenamente.

Sin embargo le critican el corto acceso a la información.
-No le dan la posibilidad de permitirlo. Desde Cuba hasta Estados Unidos hay unas 100 millas. Se podría haber solucionado mucho más fácil. Hay que entender que Cuba está en guerra: lo bloquean, amenazan, sabotean (con muertos incluidos). Cuando japoneses en la Segunda Guerra Mundial entraron en California, Estados Unidos los metió en un campo de concentración. Cuando un país es objeto de un ataque, existe un recorte de las libertades públicas. Se puede resolver levantando el bloqueo y dejando de atacar a Cuba. La Central de Inteligencia Americana reconoció los más de 600 atentados para acabar con la vida de Fidel Castro. No le pueden pedir a Cuba que despliegue todas las libertades públicas. Un cubano tiene más libertad que gente de cualquier otro país de América Latina: saben que no se van a morir por falta de atención médica, que es gratuito el acceso a la mejor educación posible. El estadounidense no tiene esa libertad. Si no tiene dinero, no puede estudiar y difícilmente consiga becas, salvo condiciones excepcionales.

También le reprochan tener un sistema de partido único
-Eso es muy controversial. EE.UU. tiene un sistema bipartidario. Como dijo mi gran amigo y talentosísimo Noam Chomsky, en EE.UU. hay un solo partido: el Wall Street Party. Las diferencias entre republicanos y demócratas son marginales. No hacen al fondo de la cuestión. Puede haber un sistema de partido único más democrático que un sistema bipartidario o multipartidario. Cuba tiene algunos rasgos de democracia radical muy fuerte: es uno de los únicos países del mundo donde los candidatos a los cargos electivos de la Asamblea Nacional surgen de las instancias territoriales (barrio o lugar de trabajo). En Cuba el partido Comunista no puede presentar candidatos. Puede el barrio elegir a alguien del partido, pero puede también que no. De hecho, más de una tercera parte de los asambleístas no eran miembros del PC Cubano. Es muy importante porque da un control muy fuerte sobre el representante. ¿A quién le voy a reclamar yo si se derrumba un edificio como consecuencia de corrupción? También hay gastos enormes en la campaña en Estados Unidos y en los Estados capitalistas que recortan las posibilidades de ser electo. Las versiones más optimistas dicen que la campaña de Obama costó un billón de dólares. Las menos, el triple.

Cuba está actualmente realizando reformas económicas. ¿Qué opinión le despiertan?
-Tiene que hacer reformas porque el sistema antiguo está agotado. Yo creo que las debería haber hecho hace unos cuantos años. Debería haber avanzado más rápidamente a otra forma de organización económica social. Ahora tiene que ir muy rápido porque le está costando mucho funcionar. Tiene que eliminar formas estatizadas de actividades económicas que eran absurdas, por ejemplo, la barbería o la producción de vestidos de novia. Yo lo decía en Cuba: “¿en qué parte de El Capital de Karl Marx, dice que el Estado tiene que tener en sus manos absolutamente todas las actividades económicas?”. El pueblo cubano tiene una gran capacidad creativa, entonces yo creo que van a superar los obstáculos.

¿Estas reformas pueden llegar a generar acumulación?
-Existe acumulación de dinero importante porque a pesar de los bajos salarios, los cubanos no gastan nada: la comida la dan en el trabajo, alquiler no existe, lo que pagan por luz o gas es mínimo. Me parece que hay una capacidad de compra muy fuerte en Cuba. En los últimos 10 años hubo un proceso importante de acumulación. Fidel le tiene miedo, cree que puede ser el inicio a una vuelta al capitalismo. Yo creo respetuosamente que no. Hay un Estado cubano muy fuerte capaz de controlarlo y de evitar la creación de una burguesía que ponga en jaque a la Revolución. Estados Unidos quiere aportar a eso, pero no lo va a conseguir. Con estas reformas, Cuba va a conseguir galvanizar un apoyo mucho mayor de la población cuyas críticas fundamentales se dirigen a lo económico.

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