Arthur González - El Heraldo Cubano.- Cuando el próximo 26 de marzo arribe a la Isla de Cuba el Santo Padre Benedicto XVI, seguramente se encontrará con varias peticiones de cubanos y cubanas deseosos de que nuestros problemas sean solucionados.
Las solicitudes pudieran ser disimiles, pero entre las que no pueden faltar están:
-Sus buenos oficios para que solicite al gobierno norteamericano la eliminación de la Guerra Económica y su mecanismo de Bloqueo comercial y financiero impuesto a Cuba desde hace 53 años, con el objetivo de matar por hambre y enfermedades a nuestro pueblo y que cumplan de una vez con el clamor de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que casi en pleno aprueba año tras años una resolución solicitando justamente la eliminación de esta acción criminal, la que los EE.UU. desconocen totalmente.
-Que EE.UU. desistan de otorgar un financiamiento de 20 millones de dólares para organizar, entrenar y ejecutar acciones de subversión política dentro de Cuba, así como la creación de grupúsculos contrarrevolucionarios para que realicen acciones provocativas en contra de la Revolución y el cese de la preparación de estos elementos dentro de su misión diplomática en la Habana, lo que viola la Convención de Viena de 1961. Además de que terminen de una vez con la Guerra Sicológica impuesta a través de las campañas mediáticas difamadoras contra nuestro país y la trasmisión de cientos de horas por radio y televisión. Desde 1997 solo para acciones subversivas contra Cuba, el Departamento de Estado gastó 200 millones 826 mil dólares.
-Exigirle al gobierno norteamericano la eliminación de grupos de corte terrorista que actúan desde su territorio contra Cuba, introduciendo materiales y agentes biológicos para causarle daño a la economía cubana y enfermar a su pueblo. Que los tribunales norteamericanos accedan a la solicitud de sus homólogos venezolanos para extraditar al asesino y terrorista internacional Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un aviación civil cubano que causó la trágica muerte de 73 personas inocentes y ser autor del plan de asesinato al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante su presencia en Ciudad Panamá, entre muchos otros crímenes.
-Reclamarle al gobierno norteamericano la inmediata liberación, sin condiciones, de los cinco cubanos presos y condenados injustamente a penas extremas, por tratar de impedir acciones terroristas contra su Patria, organizadas por los grupos mafiosos de cubanos instalados en la Florida.
-Su intervención con las autoridades yanquis para demandarle que sea devuelto a Cuba el territorio ocupado ilegalmente en la provincia de Guantánamo contra de la voluntad popular, en la cual tienen instalada desde hace más de un siglo una Base Naval, convertida desde hace años en una cárcel sin basamento jurídico, donde los detenidos nunca han sido juzgados por un tribunal y jamás han recibido la visita de una abogado o de sus familiares, en total violación de los más elementales derechos humanos.