Cubainformación.- El periodista estadounidense Charles Dana decía que ”nos es noticia que un perro muerda a una persona, sino que una persona muerda a un perro”. Pero este principio de la gran prensa -la búsqueda de lo excepcional en la información, y su consiguiente transformación en producto de venta- es olvidado por aquella cuando choca con sus principios ideológicos.
Texto publicado en el nº 20 de Cubainformación Invierno 2011-2012
Para quienes deciden qué se convierte en noticia internacional, no fueron hechos lo suficientemente sugestivos -a pesar de su espectacularidad- algunos de los siguientes, acaecidos en Cuba en el recién concluido 2011: casi 9 millones de personas (de 11,2) tomaran parte en las discusiones ciudadanas sobre qué reformar y qué no en el sistema económico del país; el 68 % de las propuestas iniciales de cambio fueran modificadas a iniciativa de la población; el índice de mortalidad infantil alcanzado por Cuba fue menor (4,9 contra 7) que el de la potencia que la bloquea (EEUU); Cuba fue uno de los países que más avanzó en el índice de desarrollo hunano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); la Isla llevó la mayor cifra de cooperantes médicos solidarios a países del Tercer Mundo (cerca de 40.000); UNICEF presentó a Cuba como único país de América Latina sin desnutrición infantil; y la nación caribeña rebasó los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas para el año 2015, en materias de salud y educación.
Sin embargo, estos datos sociales -un sueño para tantas naciones pobres- no pueden servir de parapeto para ocultar los males que aquejan al proceso cubano, verdadera amenaza para su sostenimiento a largo plazo y cuyo debate despierta hoy en la sociedad cubana visiones no unívocas. Son, entre otros, el burocratismo, la corrupción, o la pérdida del valor de trabajo, salario y propiedad social. El presidente Raúl Castro decía recientemente que “la corrupción equivale a la contrarrevolución”. Y, ante la Asamblea Nacional, daba un aviso a navegantes: “puedo asegurarles que esta vez sí se acabarán (...) los burócratas corrompidos, con cargos obtenidos a golpe de simulación y oportunismo que utilizan las posiciones que todavía ocupan para acumular fortunas, apostando a una eventual derrota de la Revolución”.
Recordemos que el 1 de enero de 1959, Fidel Castro decía en un vibrante discurso -de absoluta actualidad- en la ciudad de Santiago de Cuba: “la Revolución empieza ahora, no será una tarea fácil, y será una empresa dura y llena de peligros”. Y mucho más ahora, cuando la tarea de construir el socialismo para la Cuba de estos tiempos se hace sin patrones, ni referentes, ni modelos.