Iliana Hautrive - Cuba Trabajadores.- Quizás una de las figuras más tiernas dentro del quehacer por cuenta propia autorizado en Cuba sea la de asistente infantil para el cuidado de niños.
Cualquier madre cubana puede sentirse satisfecha por los exigentes requisitos establecidos en la labor de asistente infantil para el cuidado de niños, una de las figuras autorizadas en Cuba dentro de todo el universo del quehacer por cuenta propia.
Desde otro punto de vista, es una alternativa de empleo que complementa la función de los círculos infantiles del Estado, bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación en la Isla, cuyas capacidades actuales no cubren toda la demanda de las féminas con hijos pequeños, que precisan de este servicio para poder continuar su vida laboral, tras concluir la licencia postnatal que les brinda el sistema de seguridad social vigente.
Y es que al margen de la vocación y sensibilidad que saltan a la vista en quienes se desempeñan como asistentes infantiles para el cuidado de niños, el hecho de que la legislación vigente precise muchos requisitos higiénico-sanitarios y de salud para estos trabajadores no estatales, pondera la voluntad de garantizar la protección de los infantes en todas las esferas de la sociedad.
Esos asistentes están obligados a contar con una licencia sanitaria, expedida por los centros y unidades municipales de higiene, epidemiología y microbiología, tras haberles sido inspeccionados sus lugares de trabajo y la manipulación y elaboración de alimentos.
Tienen que demostrar mediante certificación médica el estado de salud física y mental de convivientes y personas que pretendan contratar para realizar esta actividad, así como tener adecuadas condiciones en la vivienda donde son cuidados los infantes, tales como abasto de agua potable en cantidad y calidad sanitaria; buena ventilación e iluminación, y sin riegos de posibles contaminaciones.
En cuanto a la condiciones para la alimentación de los niños, se exige el almacenamiento en lugares limpios y a la temperatura requerida; fregado con agua y detergente; suministro de agua hervida, cocina con buen funcionamiento y la garantía de que los alimentos tengan una procedencia segura, entre otros.
También garantizan a los niños un buen régimen de vida: les organizan el cumplimiento del aseo, alimentación, sueño y vigilia y no pueden entregarles productos ni objetos ajenos a esta modalidad de trabajo, teniendo en cuenta el riesgo epidemiológico o por accidente que represente.
A decir de una de estas asistentes infantiles, se trata de una labor de gran dedicación y responsabilidad, pero se siente muy satisfecha con el cuidado de los tres niños que tiene a su cargo.
Consideró muy válida la regulación de que la cantidad de niños a atender sea de seis como máximo, y en caso de que sea dos asistentes hasta diez, siempre que la capacidad del local de trabajo lo permita, pues con ello se garantiza la máxima protección de los infantes, algo que, en su opinión, tiene que primar por encima de cualquier remuneración monetaria.
Ciertamente, para muchos, los asistentes infantiles para el cuidado de niños es uno de los trabajos por cuenta propia que mayor ternura, vocación y sensibilidad encierra.