Concha González – laRepúblicaCultural.es / Cubainformacion.tv.- Quedamos con René de la Cruz, Renecito para los amigos, en un plató improvisado donde las cámaras de Cubainformación.tv están rodando unos “sketches” sobre el acoso mediático a Cuba. Participan varios actores españoles conocidos por su militancia y René se ha sumado gustoso a la tarea nada más llegar de Cuba. Se dispone a estrenar en la Sala Triángulo una obra de teatro dentro del festival La Alternativa. Estas son sus respuestas.

René: Hemos venido a Madrid a hacer una obra de Alfonso Pindado que se llama Sol@ el muro y que es una pieza teatral que me llamó la atención desde un principio. Primero porque habla de un muro… ¿qué muro? Puede ser un muro que simboliza muchas cosas. Si ves el affiche, el muro es el del malecón. Dos personajes, él y ella, de espaldas, con el Morro al fondo y ese mar maravilloso que hay en Cuba y es una obra que trata sobre dos conceptos de vida diferentes, dos miradas diferentes. Un actor un hombre de cincuenta y pico y… y una chica que se ha graduado de reportera. Este hombre le ha llenado su vida de sucesos históricos: la revolución de los claveles, el fin de la dictadura en España… La caída del muro de Berlín, suceso importantísimo en el mundo… Y este hombre se ha dedicado a transmitir a esta chica una forma de entender y de comportarse pero para cuando esta chica se ha decidido a hacerlo, este hombre empieza a sentir que está terminando su vida. Asume una actitud muy cómoda.

¿Cómo se puede ver esta obra en el contexto cubano?

Igual que en España. Un hombre que le pide a una joven que florezca, que viva, que rompa con lo establecido no en lo referente a una opción política concreta sino en relación con su propia vida, para mejorar su vida personal, incluso desde un punto de vista intelectual. La obra está escrita en el contexto español… pero un cubano también podría haber escrito este texto. Y lo importante de la puesta en escena es que define bien las situaciones emocionales de ambos personajes.

En Cuba también podríamos contemplar este muro, sería el muro de hombre-mujer joven, de hombre maduro con una ideología-muchacha que empieza a obtener una ideología. En una de las postales que la joven va remitiendo desde distintos puntos geográficos se perciben los distintos muros que hay, sociales, económicos, desde Cracovia hasta en África. Por eso ella le pide a él que venga detrás.

¿Cuál crees que será la acogida del público madrileño?

Yo conozco al público madrileño porque ya le he venido entregando algunas piezas… esta es un texto español y narra una historia universal y creo que el público español la va a asumir en el sentido de que es una historia común, muy hispana, muy humana. Incluso con la propuesta nuestra, que es algo diferente. Porque ya se había estrenado en Madrid… La versión de Alfonso. Nosotros hemos traído la nuestra: lo que haría un hombre entrado en años cubano y lo que haría una cubanita de veinte años. Y creo, defendiendo la puesta en escena, que pasa lo que sería normal que pasaría.

¿Y cómo te sientes cuando de repente cambias el escenario cubano por éste?

En expectativa. Me siento con la duda y con la certeza de que es entendible lo que hacemos. Tenemos una visión de las cuestiones de pareja. Creo que en Cuba la liberación de la mujer es real aunque a veces se dice que la mujer en Cuba no está liberada. Ya son ganas de fastidiar. La mujer en Cuba puede asumir cualquier papel directivo. Las mujeres cubanas tienen una firmeza increíble y cabe decir que pese al avance del feminismo y del creciente papel de las mujeres, se siguen planteando entre los hombres cubanos una serie de contradicciones. Y yo creo que para España, la situación es parecida.

Físicamente, en el escenario se ha planteado que la presencia de ella es más importante que la de él. Porque tiene veinte años y viene rompiendo. Él está más achantado… cosa muy común en nosotros, los hombres, y también, desgraciadamente, en los hombres de izquierda… echando la culpa a los demás de lo que no hemos sido capaces de alcanzar. Pero esta chica que ha roto con todo, y además guiada por él… o, al menos recogiendo lo que él le ha venido contando… En escena vas a ver que ella tiene más vitalidad que el tipo que la ha “educado”. Es un muro que puede estar en España como en Cuba entre una mujer y un hombre, entre ideologías, entre mentalidades, entre situaciones…

¿Y entre Pigmalión y su obra?

Exacto. Lo importante del texto, a veces duro, difícil por cómo expresa lo que dice, porque no es coloquial, es un texto que se lanza al discurso conceptual. Y nosotros hemos tratado hacerlo coloquial, digerible… hemos trabajado este texto partir de las emociones.

Cuando Alfonso nos pidió que hiciéramos la obra exigió dos cosas, la escenografía (el muro) y la utilización de la pianista. Que es la creadora de la música, por cierto, y en mi opinión, preciosa.

Y si la obra se titula El muro, hay que darle un valor al muro y el muro lo que hace es dividir escenas, espacios y ánimos. Ella tiene su luz propia y yo tengo la mía. Diferente, más ocre. Pero no solamente la luz sino la presencia física y la vitalidad. La joven es una lección viviente de coherencia.

¿Rompiendo muros?

Por eso cuando ella le habla del Muro de Berlín…Hay un momento muy bonito… ante su agotamiento vital ella le dice: “pero si tú me hablaste del 68, de la Revolución de los Claveles”… y él responde: “sí, pero quién se acuerda de ello”.

Y ella insiste: “pero cuando cayó el muro de Berlín, tú estabas allí”… y le añade: “rompe con tu muro, sal y libérate”. Cuando ella le dice “rompe con tu muro” salen imágenes de la Puerta del Sol mientras él le responde que no se acuerda siquiera de cómo se hace un café.

Yo vengo observando como cubano que nuestra crisis la afrontamos porque no es una crisis nuestra es una crisis impuesta por el de enfrente. La estamos afrontando. Este personaje se emborracha de ron y descubre que en la esquina se están manifestando sus amigos para conseguir un mundo mejor… por ahí, el público español que viene siguiendo la obra no se imagina que unos cubanos hayan guardado en su memoria las imágenes de lo que han sido capaz de hacer los españoles de hoy, manifestándose en la Puerta del Sol. Manifestándose por vivir mejor. Y por el Madrid del futuro.

Para mí, el pueblo cubano admira al pueblo español, y los españoles adoran Cuba. No hay más que ver que cuando se habla de los cubanos que están por aquí no se les asocia al concepto de inmigrantes sino al de gente de ida y vuelta.