Pablo Soroa Fernández – AIN.- La huella hídrica en Guantánamo se refleja de manera desigual en el norte y el sur del territorio, donde se localizan las zonas más lluviosas y secas del país, respectivamente, opinó hoy un renombrado experto.
El Máster en Ciencias Mario Montero, quien representó a Cuba en el Consejo Mundial de Lucha contra la Desertificación, disertó sobre ese tema, en vísperas del Día Mundial del Agua, que se celebra el 22 de marzo, y este año es dedicado a los vínculos de ese valioso recurso natural y la seguridad alimentaria.
Explicó que la efeméride coincide con el equinoccio de primavera, cuando el Sol se halla sobre el ecuador y los días son iguales a las noches en toda la tierra, y se instituyó mediante Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 22 de diciembre de 1993.
Sobre la huella hídrica, precisó Montero que es un término creado para obtener un indicador que relacione el agua con el consumo de un país, industria o persona, y es conocida internacionalmente entre los especialistas, como water footprint..
El también profesor de la Universidad Médica de Guantánamo explicó que el concepto se define también como el volumen de agua necesaria para el aporte de productos y servicios consumidos, y fue introducido en 2002 por el científico Arjen Hoekstra.
Durante la jornada por la fecha, que concluye este miércoles, la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción (UNAICC), rinde homenaje a José Lecticio Salcines (1889-1974), creador del afamado Proyecto de Uso Múltiple, Premiado en el I Congreso Panamericano de Ingeniería (Río de Janeiro, 1949).
La irrealizada iniciativa de ese arquitecto, ingeniero civil y eléctrico, garantizaría 200 millones de kilowatts-hora por año y el riego, por gravedad, de cinco mil caballerías del árido valle de Guantánamo, utilizando el desnivel de la cuenca del río de igual nombre, además del Jaibo, Yateras, Baconao e Indio.
En mayo de 1951, los cinco mil delegados al VII Congreso de la CTC solicitaron al gobierno de Carlos Prio la construcción inmediata de la obra por los grandes beneficios que esta reportaría al país y especialmente a la clase obrera.
Al perjudicar los intereses de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, el proyecto fue engavetado, hasta después del triunfo de la Revolución, la cual aprovechó muchos de sus planos y valiosa documentación para erigir las principales obras hidráulicas de Guantánamo, entre ellas las presas La Yaya y Jaibo.
