"Memorias del subdesarrollo" es sólo un pretexto para recordar a uno de los íconos del cine en la isla caribeña, con una vasta obra a favor de un arte al cual se entregó en cuerpo y alma, hasta su fallecimiento en 1996.
La cámara azul, el evento para cinéfilos insertado en las Romerías de Mayo, está dedicado en esta ocasión al autor de Fresa y chocolate, una de las tantas obras que llevó el sello de "Titón".
Una exposición fotográfica, denominada "Titón en persona", es exhibida durante la cita cultural en la Casa de Iberoamérica, suerte de encuentro entre el espectador y el cineasta, de la mano de Mirta, una mujer cuya pasión por Tomás va más allá del cine.
Jorge Ribaíl, coordinador de La Cámara azul, declaró a la AIN que este homenaje a Gutiérrez Alea es una deuda saldada a quien tanto aportó a la cinematografía cubana, desde décadas pasadas hasta hoy.
El evento cuenta además con la exhibición de obras de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y de la muestra joven del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
El cine-teatro Ismaelillo, el cine Martí, el ateneo cinematográfico y las pantallas gigantes expuestas al público en los alrededores del céntrico parque Calixto García, son algunos de los espacios del encuentro.
Las Romerías de Mayo, fiesta de tradición y modernidad, transcurren en Holguín con la asistencia de unos 300 artistas de 25 países, quienes llegan con propuestas danzarias, literarias, música, artes escénicas, plásticas y cine.
El encuentro revive un rito nacido el tres de mayo de 1790 cuando el padre Antonio Alegría colocó una cruz de madera en lo alto del Cerro Bayado, hoy Loma de la Cruz, con el fin de celebrar una tradición religiosa hispana.
Es por ello que tras la inauguración en cada edición de las Romerías, un grupo de jóvenes suben a la cima de la elevación más alta que rodea la urbe, a 275 metros sobre el nivel del mar, con la réplica de un hacha taína símbolo de la ciudad holguinera.